D U E L O

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─Estoy cansado Sam, paremos por favor.─ pidió mientras esquivaba un ataque por centímetros.

─Rubén, eres un defensor del pueblo, no se puede permitir que tu condición física sea tan lamentable.─ respondió Samuel mientras contratacaba el pobre espadazo que lanzó.

─¿Qué dices macho? Si te llevo aguantado la pelea más de 10 minutos.─ separó su espada que chocó con la de su compañero de entrenamiento.

Estaba molido, hace dos meses que Samuel le había pedido a Merlon, el encargado de que fueran dignos de pelear, que los emparejara para las horas obligatorias de combate.
Anteriormente su pareja era Raúl, un chaval nuevo en el pueblo que inmediatamente había presentado la solicitud para unirse al equipo, mostró aptitudes excelentes y fue integrado a los entrenamientos al paso de los días, ahora su amigo estaba con Luzu, el pasado compañero de Sam, por lo que había escuchado ambos tenían una maestría increíble con el arco.

─Detesto pelear.─ remilgo con amargura, haciendo que Samuel detuviera su ataque.

─¿Ah, sí? Si tanto lo detestas, vete... no eres esencial, nadie lo es.─ las crudas pero reales palabras del pelinegro calaron en su interior.

Siempre había tenido una debilidad por el musculoso chico, por eso, intento a toda costa no quedar atrapado a su lado por 4 horas de intenso combate cada día, al final le fue inevitable ante la insistencia de Samuel hacía Merlon.

─¿Por qué haces esto?.─ pregunto directamente, sin una pizca de duda.─ me pides para compañero y luego me estás dando a tomar por saco cada día, me insultas, me retas de más, me provocas...¿qué cojones quieres de mi?.

El chico de mirada amatista soltó con brusquedad la espada al suelo, alejándose de él.

─Si no puedes soportar un mínimo trato correspondiente, entonces lo digo enserio, lárgate Rubén.─ los ojos se le humedecieron.

Sam nunca había sido borde con él, no antes de que tuvieran la edad suficiente para ser reclutados, antes solía ser amable y suave, cariñoso y atento, ahora tenía demasiada suerte si el contrario le daba los buenos días, detestaba la posición que estaba tomando, detestaba que alguien a quien siempre considero cercano lo tratara como la mierda y sobre todo odiaba con su vida que le afectara de verdad.

─Voy a pedirle un cambio a Merlon o presento mi dimisión.─ su voz temblorosa se escuchaba mucho más pequeña de lo esperado.─ se acabó Samuel.

─Eres un cobarde.─ Sam lo confrontó rápidamente.─ no eres lo suficientemente bueno para admitirlo, dilo y ya está, detestas pelear y estas en un maldito equipo que se dedica a esto, soy así porque detesto tu indecisión y detesto que...─ se había alejado de él rápidamente, demasiado cerca.

─Vamos señor perfecto, restriegame todos mis defectos en la cara, eso es lo único que me faltaba.─ no podía estar enojado realmente, el sentimiento de dolor era tan grande que la molestia desaparecía.─ sólo faltabas tú... de todas las personas.

─¿Qué quieres decir con eso?.─ el tono de voz burlón disminuyó considerablemente.

─Que te importa a ti lo que significa, después de todo no valgo la pena para tu tiempo ¿no?.─ apartó la mirada cuando notó que su voz sonaba más a reclamo que a una queja, sin notar una mueca de molestia.

─De verdad chaval, si me paso casi cinco horas diarias a tu lado ¿qué más quieres?.─ replicó el pelinegro.

─¡Pues que no me trates como la mierda! No eras así, no pensé que me podrías llegar a detestar tanto para ser tan molesto conmigo.─ se dio la vuelta, intentando dar por acabada la discusión.

─Si no fueras tan tontito yo─ interrumpió al pretencioso chico.

─¡Basta! Detesto esta faceta tuya, no me gusta, no eres el Samuel que conocí.─ volvió su cuerpo una vez más, sin poder evitarlo.

─Las personas cambian al igual que los tiempos, no estamos en el jardín de niños Doblas.─ la voz de su compañero comenzaba a sonar molesta, de verdad, no pudo importarle menos.

─¿Sabes cuál es mi problema? El mío es que no cambiaste con todos, así es, eres un capullo conmigo y con cualquier otra persona, hasta con tu peor enemigo, con él serias más amable que conmigo.─ lágrimas comenzaron a recorrer su rostro sin poder retenerlas más tiempo.─Así que déjame, le pediré el cambio a Merlon y acabado.

Una mano lo tomó por el borde de su vestimenta superior, deteniendolo.

─No te puedes cambiar, todos están conformes con sus parejas.─ apresuró a mencionarle su próximo ex compañero.

─Le pediré a Raúl ó a Miguel que me hagan el favor, no necesito más de esta mierda.─ jalo su manga y no pudo dar más de dos pasos cuando la misma mano lo tomó del hombro.

─Es que hay que decírtelo todo, Luzu y Raúl están saliendo y tienen el entrenamiento especial de arco, no van a darte el sí.─ apartó la mirada, sabía que ellos eran una pareja y sabía lo del arco pero no quería ceder ahora que podía tener una escapatoria del entrenamiento, de verdad lo detestaba y no sólo en sí el combate, si no la actitud con la que era tratado.─ Y pues Miguel está saliendo también con su compañero.

─Vaya tela, al parecer ninguno dejan lo de pareja sólo en el campo.─ la respuesta salió sola, sin notar la tensión reflejada en el cuerpo ajeno.

─Así que te callas y sigues entrenando, no pierdas más el tiempo o pasamos una hora más con esto.─ Samuel tomó con rapidez la espada en el piso, le lanzó con la otra mano la restante, la dejó caer a sus pies.

─No pienso continuar con esto si no cambias tu actitud.─ replicó con molestia.─ siempre soy yo el que inicia las conversaciones, te busco cuando no llegas, procuro no lastimarte de verdad, te escucho cuando opinas, no pienso que merezca menos que eso, te portas como si me odiaras y no sólo es en el campo, eres igual si te encuentro en la calle.

─¿Y qué si lo hiciera? No debería importante lo que siento si no tu entrenamiento, deja de llorar y toma la espada.─ la actitud de Samuel sobrepasaba todo lo que anteriormente había visto en él, estaba enfermo de esto.

─Vale... Samuel De Luque, presentó oficialmente mi renuncia a ser tu compañero de entrenamiento... procedere a informar mi dimisión ante el encargado Merlon.─ la mirada de su ex pareja de combate cambió, no dijo ni una sola palabra.─ Tampoco quiero tenerte más en mi vida, tus actitudes dejaron de ser las de un amigo hace mucho y no necesito eso, se acabó.

Con pasos apresurados abandonó el centro de entrenamiento, lágrimas caían sin parar por sus mejillas, detestaba querer tanto a Samuel.

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Se viene Au Rubegetta, otro de mis fav:)
Vaya primer capítulo...

Mil gracias por leer, tengo pensada hacer la historia sólo por quince días seleccionados, aviso.

Os quiero.♡

GRAY LOVE                               ↫↿Rubegetta↾↬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora