Carlos
Estaba realmente agotado cuando cazé la toalla al vuelo, me encontraba bañado en sudor así que me lo sequé como pude y fui a las máquinas expendedoras con Sebastián pisándome los talones. Saqué una botella grande de agua y me senté en la pequeña zona de descanso.
-Valla cara de palo que llevas... - se sentó frente a mi con un cacaolat en la mano iba pulcro (como siempre) con su chándal de niño pijo pero desaliñado. Supuestamente llevaba más de una hora rondando por aquí, en busca de su siguiente presa. Es el típico tío que va al gimnasio para pasar el tiempo, hijo de un empresario de Italia y "responsable" de la sede en las islas, por suerte para él se lo hacían casi todo sus subordinados, " Para algo sirve estar arriba ¿no?" me decía cuando le recordaba que no movía el culo. Si.. ese era mi mejor amigo...
- Te molo?- me dijo el susodicho parpadeando exageradamente, le miré con la cara echa un esquema.
-Tu eres idiota.- mi intención no fue esa, pero mi voz sonó carente de humor.
- Y a ti te pasa algo gordo, no te veía así desde... desde lo de Marga..- Dudó en decir su nombre. ¿Tan mal se me veía? Marga era mi abuela, estuve "traumatizado" durante más de un mes. Era lo mas normal, viviendo con ella... ¿quien se la hiba a encontrar sino? En pocas palabras tenia cara haber visto un muerto...
- No es nada, solo que esta noche me han dejado un mensaje...- lo dije en el tono de siempre, aparentando desdén.
- Y que tiene eso de extraño? te los dejan durante todo el fin de semana...- me miraba con el ceño fruncido.
- Un mensaje de Alma...- le aclaré mientras miraba la botella de agua medio vacía.
- Esto se pone interesante...- dijo mientras se echaba hacia delante en su asiento.
Ya no tenía escapatoria.
***
Alma. Aquella misma mañana.
"Uff! que mierda hice anoche!! Como se me ocurre beber de esa manera... Que dolor de cabeza... Si no recuerdo mal me pareció ver a Carlos... Pero no era él... Ya en casa lo llamé... Oh oh... le deje un mensaje... si es que estoy loca... y si alguien tiene ese numero?... que pensara de mi dejando un mensaje a las 4 de la madrugada...que dije? Uff, vaya manera de terminar un viernes..."
Abrí los ojos lentamente, agradecida de que las persianas estuvieran bajadas. Como si me costara la vida me levanté de la cama, sentía una estampida de búfalos dentro de mi cabeza. Me sentía asquerosa, por lo pegajoso de mi piel parecía que había estado sudando mientras dormía, me cepille los dientes para intentar hacer desaparecer la sensación pastosa de la boca, y después de una ducha relajante me sentí mucho mejor. Hoy me estaba más animada quizás se debiera a que anoche abandoné mi clausura. O simplemente era porque había tocado fondo y no tenía más remedio que empezar a ascender. Fuera lo que fuese me sentía mejor(psicológicamente por lo menos) y eso, pensaba aprovecharlo.
Por las escaleras ya subía el olor a café recién echo, Irene como siempre había sido la primera en levantarse después de una noche de fiesta, a Laura seguramente no la veríamos hasta el mediodía y todavía eran las diez y media de la mañana.
-Buenos días.- me dijo Irene cuando me vio llegar al pie de la escalera.
-No muy buenos...Necesito café... sin azúcar, prefiero echarle aspirinas... me siento horrible.- Irene continuaba de espadas mi y se movía por la cocina preparando el desayuno.- Que envidia me das... ¿A ti nunca te ataca la resaca?- le dije viéndola tan fresca, parecía que no hubiera salido.
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Ésta vez vamos en serio
RomanceEstaba tan cansada de sentirme vacía, cada día se repetía la misma rutina. Buscar trabajo, dormir y comer, en ese mismo orden de prioridad, el apetito había desaparecido de mi vida y era algo que debía agradecer al cabrón de mi ex. Por no mencionar...