Al nacer la hija de Afrodita, Hemna, ésta le da un don. El don de la belleza y el encanto, pero, ¿Qué pasa cuando los tres grandes, Zeus, Poseidón y Hades, caen rendidos por su belleza?
Tras una relación amorosa con los tres grandes, Hemna concede...
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•En el Olimpo•
Hera esperaba a su esposo con impaciencia imaginando el peor evento de infidelidad posible. Zeus apareció y ella caminó apresurada hasta el.
—¿Dónde estabas?— le preguntó fingiendo desinterés.
—Visitaba algunas aldeas y templos— mintió como cada vez que salía a serle infiel a su esposa. Hera lo miro achicando sus ojos con desconfianza pero asintiendo.
Se acercó más a él para acariciar su rostro e inhalar su aroma pero al hacerlo no recibió lo que esperaba. Lo aportó con violencia.
—Ese olor lo conozco, Zeus, pueden pasar los años y aún reconoceré el olor de esa ramera—lo miro irradiando ira— ¿Estuviste con Hemna? No, definitivamente estuviste con ella, ¿Como pudiste hacerme esto?— le preguntaba llorando de rabia.
—No es lo que crees— intento calmarla pero sabía que no lo lograría, también sabía que ella dirigiría toda su furia hacía Hemna y posiblemente sus hijas, lo que podía exponerle la existencia que Hera desconocía de Zell— No te sería infiel nunca más con ella, está en el pasado ahora solo somos tu y yo— volvía a mentirle a la cara creyendo que su esposa aceptaría sus mentiras.
Hera salió prometiendo que ambos se arrepentirían de tal traición. Zeus apresurado bajó del Olimpo buscando a sus hijos—Necesito que protejan a Hemna, a mi hija y sus hermanas. No permitan que nada les pase, saben cual es su misión aquí así que tienen que cumplirla al pie de la letra. No olviden ser discretos— al decirles eso tan rápido como llegó volvió a irse.
Pov Haris:
Había amanecido y nos encontrábamos alistándonos para ir a casa de Ateia, estoy muy emocionada por ir pero a la vez aterrada de que nos vuelvan un saco de popo en el entrenamiento.
Íbamos de camino y todo se encontraba perfectamente normal, Kozman iba conduciendo mirando a todos lados al igual que mamá, Xena y Ateia, estaban alarmadas por algo que me parecía un tanto estupido ya que dudaba que algo nos fuera a pasar.
—Aquí entrenaremos— afirmó Ateia con una sonrisa de satisfacción en su rostro cuando llegamos—Aquí he entrenado a muchos otros semi-dioses— sonrió mirando a Kozman y Xena que asentían.
—Ella es como una madre para nosotros, nos enseñó cómo luchar y dominar nuestro poder— mi hermano añadió, ahora tenía duda sobre cuál poder posee ella.
—Comencemos que esto no será fácil— dijo ella y tenía la total razón.
