Dos personas.
Dos mundos opuestos.
Una relación falsa.
Una noche de fiesta ha bastado para dar un giro impredecible en la vida de Nicole Carson y Maximiliano Dimitriou, una estudiante universitaria y un magnate hotelero.
Uno nunca se ha enamorado y...
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Narrando Maximiliano Dimitriou.
Ver a Nicole llorar me ha dejado con el corazón hecho trizas.
Yo tengo trabajo acumulado de semanas y ella tiene que marcharse a Nueva York, ¿cómo carajos le hacemos para estar juntos si las responsabilidades de cada uno nos llaman?
Nunca pensé encontrarme entre la espada y la pared por una relación a larga distancia y ¡vean en que posición me encuentro! Con ganas de mandar todo a la mierda y no salir nunca de esta recámara.
Es verdadero que "relación a larga distancia" era lo que manteníamos Nicole y yo cuando éramos novios falsos y, en cierto punto, nos extrañábamos, pero no éramos lo suficientemente valientes para admitirlo. Aunque ahora, joder, somos una pareja real y arde imaginar que estaremos separados.
Para cuando despierto unas horas más tarde, Nicole se encuentra sentada esperando a por mí con una camisa mía puesta y un regalo descansando entre sus piernas cremosas.
Sus ojos siguen hinchados de llorar, cosa que me desespera al no saber de qué otra manera cambiar el futuro que nos espera.
—Feliz día de San Valentín —dice, con una débil sonrisa en sus labios.
Con el cuerpo cansado, me siento en la cama, dejando que la sabana caiga en mis piernas y descubra mi torso desnudo.
Nicole lo detalla, sus mejillas encendiéndose al instante.
Me desestabiliza como me recorre con la mirada. Es algo a lo que nunca me voy a poder acostumbrar.
—Feliz día, ómorfi mou —acepto el regalo que me extiende—. ¿Un regalo, eh?
—Espero te guste.
—Lo que sea que me des, me va a gustar.
Rompo el papel con corazones y destapo la caja. Adentro contiene confeti blanco, rojo y rosa, unos cuantos chocolates Kisses y un brazalete café con un corazón plateado en el medio.
Lo saco para detallarlo mejor.
—El corazón se abre —explica, acortando la distancia para mostrarme como hacerlo—. Ahí, empújalo y ve lo que contiene adentro.
¿Hay algo adentro de ese pequeño corazón?
Jalo la figura del corazón, abriendo dos puertitas a los costados para descubrir una foto pequeña descansar en el centro. Trago saliva, admirando la foto en la que nos encontramos visitando The National Gallery. Recuerdo cómo es que Nicole la pasaba tomando fotos mientras la llevaba a pasear por Londres, inclusive en la galería le pidió a William sacarnos unas fotos.
En esta particular foto, Nicole se encuentra enfrente de mí, viéndose pequeña como es de costumbre ante mi imponente altura. Mis manos se ubican en sus clavículas, asimismo, ella tiene sus manos arriba de las mías. Los dos sonreímos, la única diferencia es que ella me sonríe a mí y yo a ella, mirándonos con un cariño fácil de distinguir.
