Sabor a ti

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En el barrio de Tepito había un alfa que era temido por todos ya que no tenía consideración con los demás y era sanguinario, un asesino a sueldo, un alfa que siempre conseguía lo que quería, una horrenda persona. Su nombre era Abbacchio Leone, vino de Italia simplemente para expandir su terror en ese humilde lugar.

Tenía como compañeros del crimen a dos alfas más con él, pero de clase más baja los cuales seguían sus reglas y a veces terminaban el trabajo sucio por él. Eran sus perros fieles Mista y Fugo. Eran lo peor que la había pasado a Tepito con su corrupción y faltas a la moral, de hecho, la mayoría de carteles estaban trabajando para El León italiano, así lo nombraban.

En una pequeña vecindad de techos de lámina y de habitaciones no más de 4 metros cuadrados vivían una linda familia que estaba conformada por cuatro personas. Eran felices a su modo y aunque habían cosas de las que carecían eran unidos. Se conformaba por chicos que fueron sacados de las calles o de las drogas por que fueron abandonados por las personas a las que llamaban familia.
Bruno, un lindo pelinegro, se encargó de darles amor y cuidados a pesar de sus precarias condiciones. El trabajaba en un pequeño local de comida y siempre se hizo pasar por beta aunque originalmente él era omega y nunca dejo que nadie lo supiera. Su hijo mayor era Narancia o ‘”El Naranja” como le decían en el barrio. Lo había encontrado muy mal herido en una de las calles más oscuras de Tepito, golpeado y ensangrentado, lo llevo a casa y ayudo, poco tiempo después el y Bruno comenzaron a trabajar en el pequeño local de comida juntos. De esa forma comenzaron a unirse más como familia.
Poco tiempo después llego Giorno a sus vidas. El fue abandonado después de que descubrieron que era omega en el prostíbulo donde lo explotaban pensando que era Alfa. Los omegas les daban asco, sin duda la vida más horrible de todas. Lo habían dejado mal herido y moribundo, parecía que moriría, pero Bruno llego justo a tiempo, salvando su vida y haciendo que ese niño confiara en el para siempre. 
Y por ultimo la niña Trish, conocida como “La Trisha”. Ella fue abandonada por una de sus vecinas a su suerte, debido a que había encontrado una pareja alfa que le prometía estabilidad económica. Sin embargo, poco después de un tiempo encontraron su cadáver en una fosa mal hecha cerca del estado de México. Trish había quedado huérfana y Bruno juro ayudarla, así que desde ese día se habían vuelto una familia.

En uno de sus recorridos el León Italiano paseaba por las calles y por primera vez en su vida decidido ir a uno de los barrios más jodidos de Tepito. Se dispuso a caminar con sus compañeros alfas hasta que en una de las callejuelas vio el local de comida típica a Bruno, mientras este preparaba unas quesadillas y las entregaba a la gente. Eso llamo su atención, porque no todos pagaban por la comida con dinero, algunos simplemente le agradecían por poder llevarse un bocado a la boca, y en su afán de acercarse al lugar soltó sus hormonas dando miedo a más de la mitad de las personas que estaban ahí abriéndose un hueco entre la muchedumbre.
Bruno estaba asustado por el aroma, mas no reacciono gracias a su supresor. El pelinegro miro al alfa que estaba parado frente a él y le dedico una sonrisa.

- ¿En qué le puedo ayudar, marchante?... Tengo quesadillas, tlacoyos, comida corrida y Coca-Cola bien fría... Pásele, pásele. Hay una mesa libre en el fondo.

El León Italiano se inmuto un poco. ¿Qué acaso no le tenía miedo a pesar de su apariencia?, ¿O qué estaba pasando en ese momento?, ¿Era por qué no lo conocía, o qué demonios estaba pasando?. Abbacchio sonrió de lado y miro al chico de pelo negro y ojos azueles frente a él.

Y a pesar de todo soltó un leve suspiro, así que le dio la orden con la mirada a sus dos perros para que entraran al local donde tomarían asiento en una simple mesa de plástico blanco de cuatro patas y sillas del mismo color del mismo precario plástico que el de la mesa, todas con un anuncio publicitario de “Carta Blanca” pintado en estos, incluida la mesa.

Antojitos Don BrunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora