—¿Te gusta Sydney? —preguntó Parker, apareciendo de la nada frente a mi.
Fruncí el ceño, extrañado. —¿Qué? ¡No! —comenté asqueado.
—Mentira, te gusta Sydney.
Puse los ojos en blanco. —Parker, ¿de qué estás hablando?
—Te gusta Sydney y por eso hicieron el ensayo sin matarse. Es la única razón que le veo para que pudieran haber estado en un lugar por más de una hora sin sentir las ganas de matar al otro.
—Parker, no me gusta Sydney.
—Por eso has actuado como un imbécil con ella; porque te gusta. ¡Yo lo sabía! Sabía que debía de haber una razón para tu comportamiento —continuó hablando. Claramente no me había escuchado.
Dejé que siguiera balbuceando sobre como supuestamente me gustaba Sydney.
Intenté concentrarme en ordenar los CD's, pero la voz de Parker me lo impedía.
No solamente me molestaba que estuviera diciendo cosas que no son ciertas, si no que también estaba hablando un poco fuerte. A veces, Parker no se da cuenta cuanto esta hablando excesivamente fuerte. Más de alguna vez he rezado para que algún genio aparezca en la televisión diciendo que ha creado un instrumento que suene como una alarma cuando las personas estén hablando fuertemente.
Quizás algún día aparezca, quizás no. Tendré que verlo en unos años más.
—Espera, ¿qué? —preguntó totalmente confundido. Tenía sus manos quietas en una posición y su ceño estaba fruncido mientras me observaba con sus ojos castaños.
Reí. —No me gusta Sydney —recogí la caja vacía y me dirigí hacia la parte trasera de la tienda, con Parker siguiendome por detrás, casi pisandome los talones.
—¿Entonces por qué eres como eres con ella? —volví a reír, pero esta vez fue de manera sarcástica.
—¿Es que no te das cuenta? —pregunté después de dejar la caja junto al montón de las cajas vacías. Giré sobre mis talones, enfrentandolo. —¿No te das cuenta de que es parecida a Becca?
Con tan sólo nombrarla su estado de ánimo cambió.
—No se parecen. En nada. Son personas totalmente distintas —dijo saliendo de la habitación.
Ahora era yo el que lo seguía por detrás, casi pisandole los talones.
—Parker, no lo puedes negar. Luce como Becca lo haría si aún estuviera viva.
—¡Pero no lo está! —exclamó, extendiendo sus brazos sobre la cabeza al mismo tiempo que se daba vuelta. —Becca ya no está viva y creo que es tiempo de que lo dejes ir.
Puse los ojos en blanco. —Sí claro, como si fuera algo super fácil. Una cosa que la puede hacer un niño de cuatro años.
—Dios Luke Becca murió hace cinco, seis años. Has tenido tiempo suficiente para superarlo. Si aún te sientes mal porque no pudimos hacer nada, no deberíamos. No podíamos hacer nada porque contra el cáncer no se puede bata... —no terminó la frase. Me quedó observando perplejo, con la boca abierta y los ojos abiertos y con su mano al aire.
Volví a poner los ojos en blanco. Lo empujé a propósito al pasar por su lado.
Cruzado de brazos, caminé hacia la caja registradora en donde estaba un cliente. Quizás cuanto tiempo habrá estado allí, esperando a que alguien saliera a atenderlo.
Si la jefa se enteraba, Parker y yo estabamos muertos. Eramos los únicos que estaban trabajando y aún faltaban un par de horas para que Will y una chica nueva llegaran.
Mientras escaneaba el código de barra, las palabras de Parker resonaban por mi cabeza.
No podíamos hacer nada porque contra el cáncer no se puede batallar.
Quizás tenía razón, quizás no. Hay muchos casos en que personas que han tenido cáncer se han podido salvar. ¿Por qué Becca no pudo haber sido una de ellas? ¿Por qué, exactamente a ella, le tuvo que dar cáncer? Era una niña de doce años que lo único que quería hacer era que los años pasaran para finalmente tener dieciséis años y hacer las cosas que las niñas de diéciseis años hacen.
—Gracias por venir —le sonreí forzadamente al cliente, entregandole el CD en una bolsa.
Podía sentir la prescencia de Parker detrás mío. Podía sentir sus ojos castaños observandome.
Sin darle importancia, comencé a buscar una canción en Spotify para darle ánimo a la tienda.
—Luke, lo...
Lo interrumpí. —No —lo enfrenté. —No digas que lo sientes o si no, no lo hubieras dicho. No todas las personas son como tu, Parker, y deberías de saberlo. Quizás para ti fue fácil olvidarte de ella pero para mi es difícil. Quizás tu podiste seguir con tu vida y hacerte amigo de una persona que se parece a ella pero yo no lo voy a hacer porque soy incapaz. Soy incapaz de poder hablar con ella y no pensar en Becca. Soy incapaz de no verla y pensar si Becca sería como ella, si se vestiría como ella o si escucharia la misma música.
Parker suspiró.
Volví a girar sobre mis talones y le di play a la primera canción que mis ojos captaron.
—Deberías de seguir con tu vida —murmuró.
Gruñí. Tragandome mis palabras, saqué mi celular del bolsillo y comencé a revisar las notificaciones que tenía.
Me senté en la silla cuando Parker desapareció.
Tenía tantas ganas de golpearle el rostro.
Parker no lo entendía y nunca lo va a hacer.
No entiendo cómo podemos ser amigos cuando somos totalmente distintos. Él piensa una cosa, yo otra. Puedo decir que la única cosa que nos une es la música, pero nada más.
Solíamos ser más unidos cuando Becca estaba viva. Pero cuando murió, todo cambió.
Esto no estaría pasando si estuviera viva.
O quizás sí.
Uno nunca sabe con el destino. Siempre tiene sorpresas, ya sean gratas o desagradables.
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feliz año nuevooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!1111!!!!!!1!!1111
no nos leíamos desde el año pasado jeje (oks que fome. next.)
espero que este año sea lo mejor para ustedes, espero que sus deseos, sus metas se cumplan y que sean más felices de lo que fueron el año pasado<333
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the fault in our stars
FanfictionHay algo en Sydney Humphrey que a Luke no le gusta. Hay algo en Luke Hemmings que a Sydney le intriga. Pero cuando dos polos completamente opuestos están en una misma habitación, no hay posibilidad de que algo salga bien. 2014/2015 [luke hemmings...