Capítulo Uno ... El Dorado

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Este Fic lo tenía en el refrigerador (Ustedes no saben cuantas historias tengo congeladas como unas 30 y solo de Naruto, qué les digo de Slam Dunk y Yugi Oh Seto siempre será el mejor seme toxico del mundo ajja) Ejem volviendo al tema.

 Hace años de los años de los años, como 2007.-En ese entonces escribía en un tarro Olidata para que se hagan una idea, y quiero retomarlo, porque lo amaba. Hace años lo subí en Amor-Yaoi y quizás quizás en ff.net (pero no me acuerdo) Con otra cuenta pero dejé abandona la historia por varias razones.

 Hasta hoy que vuelve en gloria y majestad.

¡¡¡¡¡WARNING!!!!!

Vocabulario explicito - habrá mucha sangre y escenas gráficas, si eres sensible no te lo recomiendo porque es de alto calibre.

Si usted es como yo que se come un sándwich de jamón,  mientras en CSI muestran cosas asquerosas, autopsias, y disfruta del gore y la mardad (sé que es l es una broma) este es su fic.

Nos leemos en un próximo capitulo (esté fic está listo hasta el cap 15 así que no os preocupéis por las actualizaciones)

Gracias como siempre os digo por el apoyo y sus comentarios, los amo a todos.

Ya sin más los dejo Espero que ¡¡¡Lo Disfruten!!!

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Naruto Namikaze llegó a su casa como todos los días después del trabajo de medio tiempo, a cual acudía una vez terminada su jornada en la universidad.

Sus días eran extenuantes y esforzados, mas al joven le gustaba lo que hacía, porque aquello le permitía vivir una vida independiente, sin tener que sustentarse de sus padres, deseaba que éstos estuviesen orgullosos de su hijo, y hasta el momento era así.

Lo primero que hizo al entrar, fue dejar las llaves sobre la mesita arrimada color caoba, en el recibidor dejando también las compras del supermercado, posteriormente se quitó su abrigo gris de tela gruesa, para dejarlo prolijamente colgada en el armario.

Antes de abandonar el recibidor para ir a la cocina, con las bolsas de las compras en mano, se saludo así mismo en el bellísimo espejo de marco de la era vitoriana, de madera pintada a mano de dorado.

La brillante sonrisa era lo primero con lo que Naruto se encontraba a sí mismo, sus ojos azules grandes con aires infantiles, la brillante y rebelde cabellera rubia, hacían del chico un ejemplar hermoso, su cuerpo era fino pero fibroso, de contextura media, al igual que su altura, ésta no sobrepasaba el metro setenta, vestía casual, unos pantalones marrones claros como la arena, una camisa naranja, encima de ella una suéter de casimir gris con rombos blancos, naranjos, negros y café arena.

Namikaze Naruto, dejó de contemplar su reflejo y guío sus pasos a la cocina, un bello cuarto de estilo retro, tanto la nevera, como la estufa, lava vajilla y el horno microonda, era de un vivo color rojo, con la forma de los artículos de aquella era donde Rock & Roll eran los reyes. El lugar parecía una antigua cafetería de los años sesentas, todos artículos también tenían ese sello de la antigua década, estaba muy bien decorada, el piso estaba cubierto por azulejos en blanco y negros, como una gran tabla de ajedrez.

Abrió el frigorífico, de él sacó un cartón de leche, bebió directamente del envase, se dejo llevar por el sabor a vainilla de la bebida láctea, el frío líquido recorría desde su cavidad bucal, hasta su garganta dejando un refrescante frío en su camino. Naruto cerró los ojos para poder captar mejor la sensación de frescura. Era sabido por él que al dejar uno o dos sentidos de lado, hacían lo que otros se ampliaran y lo que el joven de veinte y pocos años quería era que el sentido del gusto dominara en ese momento.

Kurai YumeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora