[23 de Diciembre, Miércoles]
Las chicas no tenían ni la más remota idea de lo que le estaba ocurriendo a la familia Gallagher en esos momentos, hacía días que no sabían nada ni de William ni de Dean, siquiera por qué su padre tenía tan mala cara, todo parecía un misterio del que las tres curiosas investigadoras querían hallar respuesta.
- ¿Ahora os iréis? - Preguntó un cansado moreno volviendose a meter en la cama.
- No hasta saber qué ha ocurrido aquí - Dijo Evelyn con decisión, poniendo los brazos en jarra.
- Que todo es una mierda, ¿contenta? - Suspiró.
Por cómo iba el asunto ellas sabían que no obtendrían respuesta alguna de su boca, y sin respuesta, no podían ayudarle. Tenían que buscar a otra fuente de información que les sirviera de utilidad, y conocían a la persona perfecta.
Todas salieron de la habitación para ir a la que estaba al final del pasillo, tocaron a la puerta y entraron sin esperar respuesta, dos animados pequeñines jugaban con unos coches de madera sobre la alfombra, se veían muy tiernos.
- Primas - Exclamó Sophie corriendo a los brazos de las mayores.
- Pequeños, estamos en una misión secreta, ¿nos ayudais? - Los niños se miraron y asintieron emocionados.
- Necesitamos saber qué le ha pasado a William para que esté tan triste - Ambos bajaron la cabeza.
Eso no les dio buena espina, los dos dejaron de estar emocionados para poner una mueca de tristeza. Sus creativas mentes comenzaron a imaginar todos los escenarios posibles, desde una dolorosa ruptura a un repentino secuestro, habían leído demasiadas historias.
- ¿Ha pasado algo malo? - Preguntó Lilly, asustada, el pequeño asintió.
- Dean está malito, en el hospital - Ella mostraron una actitud de asombro, salieron de la habitación corriendo.
Ya sabían cuál era el problema, ahora lo que no sabían era la magnitud del problema, estar malito para un niño puede ser desde un resfriado hasta que esté luchando por sobrevivir, la preocupación era tal que Olivia casi se resvala corriendo de vuelta a la habitación del depresivo.
- ¿Qué le ha ocurrido a Dean? - Entraron gritando a la habitación con las respiraciones alteradas.
- ¿Qué le ha ocurrido? Que casi se muere, eso es lo que ha pasado - Respondió con tono impasible, sin emoción alguna.
- ¡Explícate! - Pidieron con ansia de mayor detalle.
- Tuvimos una pelea y él se bebió una botella entera de alcohol, supongo que le dio un coma etílico o algo así - Dijo con simpleza tapado de nuevo con sus mantas hasta la cabeza.
- ¿Y por qué no estás en el hospital con él? - Anonadadas, lo miraban como si fuera un completo extraño.
- Porque no quiero verlo - Las chicas se llevaron las manos a la cabeza.
Olivia se sentó a su lado en la cama, las otras se callaron. Sabían que ahora a su amiga le tocaba hacer de psicóloga y que no debían de intervenir, no era la primera vez que pasaba.
- William... - Comenzó a decir - te estás culpando por lo que ha pasado ¿verdad? - Usó como en otras ocasiones su tono maternal.
- ¿Y cómo no hacerlo? No debería haberlo tratado así por una tontería - Negó con la cabeza.
- Estás en tu derecho de enfadarte por la más mínima cosa, Dean hizo algo que no debía por decisión propia - Dijo con firmeza, el moreno se levantó con rudeza, enfrentándola cara a cara.
- ¡No, fue por mi culpa! - Le gritó con rabia contenida - Si...si solo lo hubieras visto todo lleno de cables Olivia, tan...quieto - Su labio comenzó a temblar, dificultando la salida de las palabras.
- Sshh, no fue tu culpa - Susurró en su oído abrazándolo mientras él comenzaba a sollozar, le daba suaves palmaditas en la espalda para calmarlo.
Las otras dos se unieron al abrazo para mostrar su apoyo, ellas mismas sabían que no se les daba bien consolar a la gente, pero aún así querían que William supiera que estaban ahí para todo lo que necesitara.
Esperaron a que se calmara para abandonar la habitación, no sin antes prometerle que volverían al día siguiente para comer todos juntos y, si todo salía bien, visitar a Dean para ver cómo estaba, al fin y al cabo el rubio era su amigo también.
Por mucho que llamara y llamara, no le cogía el teléfono. Era increíble como era capaz de dejar de lado a su familia en un momento tan duro por ponerse al día con su padre, tan egoista, podría haberlo invitado a cenar en vez de desaparecer de la faz de la tierra.
Damian estaba exhausto, los niños daban mucho trabajo, estaba muy preocupado por William, quien seguía sin salir de su cuarto y para colmo odiaba sentirse solo y estaba teniendo insomnio. La situación parecía hacerse más grande por momentos y sentía que podría colapsar en cualquier momento.
No sabía qué hacer, se quitaría de en medio para evitar el agobio pero esa no era la solución, en un momento desesperado marcó un número de teléfono y cuando terminó la llamada se sintió mínimamente un poco menos cargado.
Alrededor de unos treinta minutos después sonó el timbre y fue con paso lento hasta la puerta, sonrió con cansancio. Nada más verla le dio un fuerte abrazo, hacía tanto tiempo que no la veía que no pudo evitarlo.
- Que mala cara tienes, ¿no estás durmiendo bien? - Preguntó viendo sus notorias ojeras.
- Que va, dormir solo en una cama tan grande me es tan incómodo que he estado durmiendo en el sofá - Ella lo miró con tristeza.
- No entiendo cómo Jack se ha ido en este momento, menos mal que me tienes a mí - Sonrió acariciando su mejilla.
- Mamá, encárgate de los chicos mientras me echo una siesta por favor, si no siento que me desmayaré - Rió débilmente.
- No te preocupes, la abuelita Bárbara se encarga de todo pequeño - Besó su mejilla con cariño y lo apuró para que fuera a dormir.
"Después de tanto tiempo aún se siguen queriendo como el primer día, espero que no se estropee Jack" - Pensó Bárbara mirando un portaretrato con una foto familiar.
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Dean (+18 - Gay)
RomanceUna vez que descubres qué es estar acompañado por muy solo que hayas estado toda tu vida ya nada volverá a ser como antes. Lo necesitas a tu lado, te sientes lleno, así se sentía Dean cuando vio por primera vez al moreno. Segunda parte de "Te odio y...