All I want

Parte Única

Steve siempre ha sido un ser inocente, siempre se ha esmerado en su trabajo haciendolo con amor, dando siempre todo de si.

Pero que sea inocente no quiere decir débil, como todos, en algún momento necesitaba algo de que sostenerse, pero no de esa forma, no con mentiras. El valía mucho.

El no necesitaba lástima, no era la pobre princesa que necesitaba ser rescatada, porque él podía.

Stark siempre le decía que era una estrella, su estrella y el rubio estaba perdidamente enamorado de él. Si tan solo supiera que era una en todo un cielo.

Steve nunca creería nada malo de Tony, Tony era su todo.

Él había estado ahí en los peores momentos de Steve, en aquellos en los más lo necesitaba. Y así es como estaban juntos Steven y Anthony.

Tony Stark, vaya, su nombre sonaba hermoso como para repetirlo infinitamente.

– Tony Stark – precisamente eso hacía el rubio, con la sonrisa más grande en su cara y pequeños suspiros.

– Steve Stark, vaya, suena lindo –

Porque así era, a pesar de que no tenían mucho tiempo de novios estaban pensando en pronto unir sus vidas, al final tres meses son suficientes, ¿no?

– Steve, amor, sé que llevamos poco tiempo de estar juntos pero te amo–.

– Yo también te amo Tony –.

– Así que, Steve, ¿te casarías conmigo?–.

– Oh, pero por supuesto que sí – el rubio dió la respuesta con sus lindos ojos acuosos.

Tony le había propuesto matrimonio a la luz de la luna en un lugar despejado, porque aunque tenía los recursos necesarios para algo que gritara "Stark" sabía que el rubio era  sencillo y sería mucho más feliz con algo intimo que con algo demasiado estrafalario.

Aun así, con todo el amor que  decía tenerle al rubio, Stark  tenía fama de playboy. Pero el había cambiado, era otro Tony por Steve. Tony era perfecto, demasiado perfecto, no solo físicamente, él tenía un gran corazón y así con esa sonrisa encantadora, esos bellos ojos cafés y su actitud aduladora había conquistado el noble corazón del rubio de ojos azules brillantes.

– Oh cariño, tú eres el único para mi – decía con dulzura el castaño mientras Steve lo miraba con adoración.

– Nunca me dejes Tony–.

Pero las personas no siempre cambian, no todas lo hacen, no todas son sinceras. Y Anthony no era la excepción. Las cosas ocultas en algún momento salen a la luz y pueden destruir cualquier caso, y en este fue la felicidad de Steve.

Por más que trataba de convencerse de que todo estaba bien y seguiría bien ya no podía, Steve era iluso e inocente pero no tonto, no necesitaba las sobras y a pesar de todo el amor que le tenía a Tony, eso no podía ser.

Y aquí es donde Steve falla una vez más, porque el amor no era tan fácil aunque debería serlo no era así. O al menos no para él.

Encontré un chico, me dijo que era una estrella.