Poco a poco un tenue rosado empezó a teñir el cielo, los suaves tonos pasteles inundaron el paisaje, una cálida brisa corría ágilmente entre los árboles, los últimos rayos de sol se colaban entre las hojas mientras todo esto se reflejaba en un pequeño lago.
Sentado bajo un fuerte roble se distinguían los delicados mechones rubios de Renjun, estos se movían de manera casi imperceptible al son del viento. Uno que otro caía hasta su blanca frente, mientras otros osaban cruzarse frente a sus ojos.
Sus delgadas manos se deslizaban en una de las tantas hojas que conformaban el libro permitiéndole leer, sus oscuros orbes giraban desde un extremo a otro mientras humedecía sus labios por octava vez en el día.
Una quieta hoja adornaba su coronilla, a la par que su sudadera albergaba delicadas flores y sus suaves pétalos, que se movían inquietamente a través de los profundos pliegues que la prenda poseía. Sin embargo, nada distraía al chico de su lectura.
Al rato, una tardía hoja cayó sobre las artificiales que él admiraba, como si quisiera avisarle de la despedida del sol. Renjun, algo anonado, dirigió su vista al frente, anhelante a la caída de la estrella roja. Una vez sucedió esto, se levantó; con una mano se sujetaba del antiguo árbol, y con la otra sostenía el libro.
A paso lento se dirigió a lo que probablemente fuera su hogar; tranquilo, relajado, confiado en lo que él conocía como camino.
A pocos pasos de la entrada a su casa se detuvo, giró su cabeza a ambos lados, cauteloso, a la espera de alguien.
Ese alguien no se tardó en aparecer.
Otro chico, mucho más alto, cuyos cabellos se movían hasta llegar al puente de su nariz. La oscuridad del cielo disimulaba el azulado de sus cabellos, simulando un suave lila, que contrastaba con la negrura de sus prendas. Una polera y un pantalón negro era todo lo que vestía, obviamente acompañado de unas zapatillas bastante gastadas.
Apenas lo vio el otro chico cubrió su rostro con ambas manos, intentando ocultar sus ojos llorosos.
—Jaemin —lo llamó —¿Qué se supone que haces acá?
—Nada —. En realidad llevaba esperándolo a las afuera de su hogar durante todo el día. —Simplemente quise salir a caminar.
—Entonces puedes irte yendo —dijo cortante el más bajo. Ambos llevaban peleados alrededor de una semana. Todo empezó cuando Jaemin lo plantó para tener una salida con Lami, no es que él quisiera haberlo hecho, pero era el cumpleaños de la chica y como se le olvidó no podía hacer más que invitarla a comer; pero ese no era el problema, el problema era que se le olvidó decirle a Renjun de su cambio de planes, por lo cual el mayor estuvo hasta las diez y tantas de la noche esperándolo a las afueras de su cafetería favorita, con todo el viento que un Seúl en pleno invierno puede poseer. —Sabes que no quiero hablar contigo.
—Renjun, por favor, déjame explicarte —rogó el menor mientras sujetaba de los brazos al más bajo.
—¿Qué cosa? ¿Qué mientras yo me moría de frío tu estabas pasándola bien con no-sé-quién? Un estúpido mensaje de texto, Jaemin, solo eso te costaba —escupió con furia las palabras. —Ahora, con permiso, voy a entrar a mi casa —intentó soltarse.
—Renjun, por favor te lo ruego —empezó a llorar el peli azul —discúlpame, no sabes como lo siento, tu no te comparas en nada a ella, solo lo hice por compromiso —hablaba rápidamente mientras sorbía por su nariz —sabes que te amo como a nadie, no soporto estar peleado contigo, por favor, si es necesario ganaré tu confianza de nuevo. Por favor no me dejes, tú no, por favor.
El rostro del rubio mostraba sorpresa, no se esperaba tanto, solo estaba enojado por lo olvidadizo que era el menor, sabía que era orgulloso y que estaba con la cabeza caliente simplemente, en unos días volvería a como era siempre, por lo que no esperaba que su discusión afectara tanto a Jaemin.
—Cálmate —acarició el rostro del más alto con su diestra —, no te voy a dejar, relájate, solo estaba con la cabeza caliente, necesitaba despejarme.
Jaemin fue abandonado por sus padres apenas tenía siete años, lo dejaron junto a su abuela, la cual lamentablemente había fallecido hace poco debido a una tuberculosis mal tratada.
—Nunca te dejaría, confía en mi —acarició su rostro con ambas manos para luego bajar la cabeza del contrario.
—Te amo
Así permanecieron por un buen rato más, abrazados bajo la luz de la luna que parecía irrealmente más brillante de lo usual, recordándose cuanto se querían.
ESTÁS LEYENDO
𝐦𝐨𝐨𝐧 ʳᵉⁿᵐⁱⁿ/ʲᵃᵉʲᵘⁿ
FanfictionEl cielo lucía particularmente bien hoy, no como la relación de Renjun y Jaemin según el último.