Cuando la brisa pasa por su rostro cada hebra de su cabello se dispersa a placer del aire. Uriel camina firme hacia a delante, como si supiera en realidad donde iba; pero la verdad era otra.
No sabía a donde se dirigía ni cuál era su destino, apenas tenía una noción de quien era. Y esa noción se les había ocurrido a sus padres, no a él. El solo era un chico que se mantenía con vida por que sí.Y dolía, todos parecían saber quiénes eran.
Sus pasos continuaron hasta que la noche llego y como arrastradas por la brisa las estrellas se acomodaron en su lugar. Ventoso, pero no frio, se sentía fresco. Solo se tomó un momento para admirarlas, solo un poco, después continuo su camino.
Llego a su casa, no hogar, solo la casa en la que vivía. Siguió su rutina, comida, ducha, pijama y a la cama.
Toc...Toc...Toc
Quien sea que este tocando la puerta espero que muera, lenta y dolorosamente.
La desquiciada persona no se detenía, era hora de salir de su cama, se arrastró a la entrada, con pasos pesados y refunfuñando. Al parecer alguien quiere morir temprano hoy.
Abrió la puerta con: "¿Quién demonios es?"
Y después se llevó una magnifica sorpresa, Dios...
Cabello blanco (¿Se lo decoloro?), piel perfecta, cejas tupidas, con unos bellos ojos negros, y la sombra de una barba.
—Mis disculpas, solo pasaba a conocer a mis nuevos vecinos. Lamento las molestias de verdad, por cierto, soy Lauren.—
Vio su sonrisa y quería morir. Los chicos guapos eran un pecado con el que siempre soñó irse al infierno, luego pensó en el pijama de ositos teddy que está usando.
Así que, ya había seis cosas confirmadas sobre Uriel, era un chico triste, perdido, calado por los rostros guapos, gruñón, malhablado y amante de los ositos teddy.
Uriel no era la persona más sociable del mundo, se habían atrofiado con lentitud esas habilidades debido a las incesantes reglas que mantenían como cadenas sus padres. La poca alegría de su niñez era a espaldas de sus padres; una época que aún no había sido plagada de miedo.
El valor fue apagado casi por completo sino fuera porque su solicitud de admisión a la universidad fue aprobada. Con cada kilómetro fuera de casa, la incredulidad y el miedo se aglomeraba como ningún otro sentimiento; el valor que tanto sus padres se habían dedicado a sofocar estaba llameando débilmente por más oportunidades.
Siempre se había sentido incómodo con la dualidad existente entre lo que mostraba a la personas, y la persona que mantenía dentro. Pero nadie se sentiría cómodo siendo otra persona por miedo.
Sin embargo, ahora tenía los grilletes tan flojos que solo pesaban las sombras que habían sido talladas a través de esos años. Casi libre.
Pero el problema actual no era eso, sino los lindos ojos negros que se cernían sobre el de una manera tan sincera que parecía rosarle el alma.
—Uriel. Con que tu eres el nuevo, diría que también es un gusto sino fueran la siete de la mañana.— ¿Le gustaban los rostros bonitos? Sí. ¿Superaría este gusto por sus horas dormir? Debatible
Tenía su manos sobre la puerta y se recargaba en ella, evaluando al hombre que se había atrevido a interrumpir su sueño, aún tenía su cuerpo agarrotado de cansancio pero su vecino; Lauren, parecía estancado frente a su puerta teniendo fijos sus ojos en los de Uriel. Comenzó a molestarse, al mismo tiempo vio como la mirada de Lauren bajaba, siguió la misma dirección:
Su pijama de ositos teddy.
!Maldita sea!
Lauren venía con la intención de tratar de crear buenas relaciones con sus vecinos, tal vez hacer amigos. Al sonreír sus ojos se arugaron, era lo más tierno que había visto. Era mucho más alto que Uriel, y tenia una vista completa al sonrojo de vergüenza, quería decir algo que pudiera hacerlo sentir mejor.
No hay nada de que avergonzarse, era lo más divertido y tierno que había visto.
Le encantaría que fueran amigos.
Que jamás había visto unos ojos tan lindos.
Quería decirle que no sabía nada de la amistad, pero que quería descubrirlo.
Una lástima... porque lo único que recibió fue un portazo.
Ouch.
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Las Desventuras De Uriel Y Su Vecino
RandomLa vida de Uriel es; deprimirse, comer, dormir, amar a sus osos, mascotas y sobre todo los rostros MUY guapos. Por ejemplo, su vecino Lauren. Pdt. Esto fue hecho a base de efectos de la cuarentena.