Cumpliendo la promesa

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El tiempo seguía transcurriendo sin ninguna novedad. Thor y Sif estaban de pie mirando el cuerpo inerte de la chica, esperando alguna reacción; Tivan y Carina habían regresado pero, al ver la situación de sus visitantes, el Coleccionista les permitió quedarse un poco más y se retiró junto con su asistente; Loki seguía al lado de la midgardiana, acariciándole la mejilla o el cabello, y mirándola, esperando algún milagro para que despertara.

-Por favor, despierta -le rogaba a la joven media hora después; para el príncipe del engaño, desde el momento en que supo que la vida de Rosy peligraba, un minuto se le hacía como cien años. Estaba perdiendo toda esperanza-. Desde el primer momento en que nos vimos tú mostraste algo, algo que nadie más me había demostrado: calidez. Nadie había creído en mí, incluso mi propio hermano, que me conocía más que nadie, me dio la espalda. En cambio tú, que sabías más que yo mismo de las atrocidades que soy capaz de hacer, decidiste darme una oportunidad, tratar de cambiarme y demostrar que hasta yo, el más vil de las criaturas, podía ser bueno.

»¿Y cuál fue tu recompensa? Estar a punto de morir en más de una ocasión, además de mi desprecio y malos tratos. Tú no mereces esto. Yo...

Se detuvo. Nunca se había sentido tan inútil como en esos momentos, daría cualquier cosa porque ella estuviera bien, cualquier cosa.

-¿Sabes? -continuó el dios-. Haría lo que fuera para que te recuperaras. Incluso -hizo una pequeña pausa y cerró los ojos-, te juro que si vives, haré lo que dijo mi madre: regresaré a Asgard y cumpliré la voluntad de Odín. Sin trampas y sin oponerme.

Abrió los ojos y la miró. No sabía la razón por la cual creía que ella reaccionaría ante su promesa, pero seguía igual que cuando él había cerrado los ojos. Sentía un conjunto muy dañino de sentimientos en su interior, sentía rabia, culpa, tristeza y desesperación, no obstante, no tuvo más tiempo de lamentarse porque Sif anunciaba que tenían que irse. Habían pasado demasiado tiempo ahí y ella sabía que el Coleccionista en cualquier momento les pediría desalojar el lugar.

-Muchas gracias por su ayuda -decía Thor.

-Ha sido un honor -respondió Tivan-. Es una lástima que la terrana siga inconsciente.

El dios del trueno asintió con una sonrisa de lado mientras Loki tomaba a Rosy en sus brazos.

-Quizá nuestras sanadoras de Asgard puedan hacer algo ahora que ya no tiene el aether -sugirió el pelinegro a sus compañeros.

Los asgardianos caminaron hasta la salida, una vez fuera, llamaron a Heimdall y este los transportó hasta Asgard. No perdieron tiempo y se dirigieron lo más rápido posible hasta el cuarto de sanadoras, Thor y Sif habían estado de acuerdo con la suposición del dios del engaño. Una vez ahí les pidieron nuevamente que la curaran. Las sanadoras hacían todo lo que podían mientras los tres asgardianos esperaban nuevamente.

-¿Qué ocurrió? -Frigga había irrumpido en la habitación, acompañada de Jane Foster-. ¿Taneleer Tivan pudo hacer algo?

-Lo siento mi reina -anunciaba Sif mirando de reojo a Jane-, Tivan hizo su trabajo, sin embargo... ella no ha despertado.

La reina no contestó. Las palabras de Sif fueron las últimas que se escucharon, nadie se preocupaba por hablar, todos observaban a Rosy y a las sanadoras con el semblante preocupado. No transcurrieron ni 2 minutos cuando Odín y un grupo de soldados atravesaron la puerta a paso firme, decididos a aprehender a Loki. Todos desviaron su mirada de la muchacha hasta los recién llegados, excepto Loki. Cuando se percató de la presencia de estos ya era demasiado tarde. Lo habían atrapado y ahora no tenía escapatoria.

-¡SUÉLTENME! -ordenó a los guardias.

-Tú prometiste aceptar la sentencia que fuera -le recordaba con rudeza, el padre de todo-. Ahora cumple tu palabra.

-¡No puedes hacer esto! -gritó-. Ella sigue sin despertar y tú por lo único que te preocupas es en encerrarme en el calabozo más oscuro y frío de todo el reino. ¡Miren cómo el gran padre de todo salva a una de sus más amadas criaturas (los midgardianos) -manifestaba con ira-, la ignora dejándola a su suerte para que muera lentamente!

-¡No permitiré que difames...!

-¡Y yo no permitiré que me separes de ella! -soltó sin importarle lo que pensaran los presentes.

Todos se quedaron congelados. Las palabras del dios habían tomado de sorpresa a todos. ¿Loki, el dios del engaño, luchando por mantenerse al lado de una mortal? Debía ser una broma. Pero broma o no, nunca creyeron que se atreviera a decir semejante cosa.

El silencio sepulcral reinaba en la habitación hasta que un ruido lo rompió. Todos quedaron estupefactos. La midgardiana parecía estar despertando.

-Funcionó -anunció una de las sanadoras-. Está curada.

A los presentes se les dibujó una gran sonrisa en la cara. La reina se llevó las manos al pecho, aliviada; Thor abrazó a Sif con gran entusiasmo mientras que Jane los miraba mal; Odín, sin una sonrisa ni nada parecido, miró a Loki, quien tenía la cara levantada con los ojos cerrados y una sonrisa.

-Ahora sí aceptaré tu condena, Odín -anunció el príncipe del engaño-. Ella está viva y yo cumpliré con mi palabra.

Los soldados comenzaron a caminar hacia la salida y su prisionero no se resistía, caminaba a su paso echando una mirada a Rosy. Sin embargo, antes de llegar a la puerta, se detuvieron al escuchar unas palabras incomprensibles que pronunciaba la midgardiana.

-¿Loki? -preguntaba cada vez más fuerte-. ¿Dónde está Loki? ¿Qué sucede?

-Tranquila -decía el dios dando unos pasos hacia ella-, aquí estoy. Todo está bien.

La chica se sentó de golpe girando su cabeza en dirección del dios, quien se encontraba a dos metros. Los ojos se le pusieron llorosos y trató de levantarse para correr hacia él, pero las sanadoras se lo impidieron.

-Déjenme. Loki ¿qué sucede? -quería saber-. No te pueden llevar, ¡salvaste los nueve mundos!

-Debes descansar. Y sí, sí pueden, he hecho una promesa y ahora debo cumplirla.

-¡Pero también prometiste enseñarme magia! -chilló con lágrimas cayendo por sus mejillas-. ¿Acaso vas a romper esa promesa?

-Así es -contestó fríamente después de meditar unos segundos-. Una promesa con una simple mortal como tú no significa nada. ¿En verdad fuiste tan tonta para creer que desperdiciaría mi tiempo contigo? Típico de los humanos, creer que a un dios le podrían importar las vidas de seres tan insignificantes como tú.

-¡Basta! -interrumpió Rosy, entre sollozos. Todos los presentes estaban conmocionados ante la escena-. ¿Por qué mientes? Tú nunca dirías eso.

-La promesa fue un engaño, después de todo soy el príncipe de las mentiras -le recordó con sarcasmo-. ¿Y cómo podrías saber tú, que me conociste apenas unas horas, lo que diría o no? Vámonos -exigió a los soldados.

-¡El dios del engaño no se dejaría atrapar tan facilmente! -gritó la joven, llorando, cuando el dios salió de su vista

Conozco tu futuro (Loki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora