Lo Ideal .- Jeon Jungkook, Park Jimin -.

17

Jimin y yo quedamos de ir al parque de diversiones algún otro día, pues se enteró que hoy haré el trabajo con Jungkook. Estoy muy nerviosa por eso.

¡LO LLAMÓ UNA CITA!

Aunque solo lo haya llamado así una sola vez. Cuando volvimos a hablar de ello, no volvió a mencionar esa palabra, me sentía extraña por eso.

De regreso a casa no había ocurrido ningún incidente o anormalidad, solo Jungkook queriendo "acompañarme" pero siendo interrumpido por la hermosa, despampanante y... ¿Cómo decirlo? Expresiva de Madison, por no decir ofrecida, lame botas.

El tiempo paso de prisa y sin pensarlo, ya se habían vuelto las tres. Tome mi bolso escolar, arregle mi falda y salí de casa hacia la de enfrente.

Al tocar la puerta, me abrió la señora Jeon con una hermosa sonrisa, esas sonrisas me llenan de alegría sin motivo aparente. Tras ella, un Jungkook, observándome como si estuviera pasmado. ¿Siempre me va a recibir así?

La comida transcurrió con normalidad, Jungkook comiendo en silencio y yo hablando a más no poder con la señora Jeon.

- Jungkook me contó que hoy harán un trabajo aquí...- comento la señora Jeon pasando su vista por mí y por su hijo.

- si... Espero no le moleste.

- claro que no querida, está es como tu casa. Puedes estar aquí el tiempo que quieras - después de decir eso tomo mi mano y continúo. - sé que tu mami no se encuentra en casa la mayoría del tiempo, por eso si te sientes sola, aquí estamos, Jungkook y yo ¿cierto, hijo? - Jungkook solo asintió con la cabeza gacha. Parecía algo apenado, se veía lindo.

Después de comer y recoger la mesa, Jungkook me guío hasta su recamara. Abrió la puerta y yo pasé primero. Su cuarto es muy ordenado para ser la habitación de un chico. Bueno con las únicas habitaciones con las que lo puedo comparar, son las de mis primos y esos chicos son un desastre. Siempre podías encontrar algo muerto con movimiento en esas habitaciones.

Su habitación es parecida a la mía solo que con colores más oscuros, grises y azulados. Es una linda habitación, muy acogedora a mi parecer.

- ¿te quedarás ahí parada? - pregunto sentado en la orilla de su cama.

- tú habitación es linda...- dije aún de pie con la puerta del cuarto cerrada a mis espaldas y el bolso entre mis manos.

- lo sé, yo la decore - se recargo en sus antebrazos que lo sostenían, evitando que tocara la cama con su espalda, echando su cabeza hacia atrás.

Así va a ser siempre?
Así de creído. Será algo difícil soportarlo.

Rodé los ojos y lo vi incrédula mientras tomaba asiento junto a él. Seguía apreciando todo el lugar. Jamás había estado sola en un cuarto con un chico, pero no me sentía extraña. Talvez es porque no me he puesto a analizar todo detalladamente.

Estoy... A solas... Con un chico... ¡¡¡En su recamara!!!

No, aún nada. Creo que no funciona con Jungkook siendo el chico...

- ¿qué haces? - pregunte al voltear y encontrar a Jungkook observándome. Eso es raro.

- yo... so-solo... ¿Podemos empezar? - se levantó rápidamente y empezó a buscar sus libros y cuadernos.

¿Estaba tartamudeando?
Es raro, jamás lo había visto así, me hizo sonreír. Talvez no sea tan malo como aparenta, si se pone nervioso de la nada, dudo que lo sea.

También comencé a sacar mis cosas y colocarlas a un lado de mí, sobre la cama. Jungkook se sentó en el centro de esta, con las piernas cruzadas y volteando a mi dirección. Yo seguía en la esquina, tenía ganas de sentarme como el, pero... No es una muy buena idea teniendo falda.

- Jungkook - lo llame y el despegó la vista de sus útiles. - ¿porque...- pensé mejor mis palabras y después de un suspiro continúe. - ¿por qué me escogiste a mi como tú compañera de trabajo?

Me miró un poco confundido sin saber que contestar. Después de un tiempo solo dijo.

- después lo sabrás - esbozo una diminuta pero tierna sonrisa.

¿Después lo sabré?
¿A qué se refiere?
Los chicos de esta familia quieren volverme loca...

Sin darle más vueltas al asunto, comenzamos con el trabajo, decidimos que haría cada uno así que lo hacíamos en silencio. Aun así, no puedo evitar sentir las repentinas miradas de Jungkook hacia mí, quizá solo sea mi imaginación. Cada que volteo el vuelve su vista al trabajo. Talvez solo se queda pensando y eso me hace creer que me observa. Pero...
¿Por qué tan siquiera me importa?
Concéntrate Cassandra...

Llevábamos ya media hora trabajando sin decir nada. Ya me dolían los ojos y las manos, de tanto leer y escribir, necesito un descanso. Al parecer Jungkook pensó lo mismo porque lanzó lo que sostenía y se quejó en voz alta.

- ¿estás bien? - trataba de contener mi risa porque es un exagerado.

- ¿si tomamos un descanso? - se tumbó hacia atrás, pegando su espalda en el respaldo de la cama.

- no Jungkook, hay que terminar con el trabajo. - dije para molestarlo.

- ¿para que quieres terminar rápido? ¿Para ir a tu casa y pasártelo sola como siempre? - soltó de forma fría.

Eso realmente me dolió, solo estaba jugando. Lo que él dijo fue con toda la intención de lastimarme. Sentía mis ojos arder. ¿Por qué siempre logra hacerme llorar?
Antes no lo hacía, no había derramado una sola lágrima, por nada ni por nadie. Pero Jungkook, este chico me hace llorar como una Magdalena con tan solo una palabra.
¿Por qué me pasa esto?
¿Por qué con él?

Escuché como la perilla de la puerta giraba y rápidamente limpié mis ojos de cualquier indicio de lágrimas. Era la señora Jeon que entraba a la habitación. Me levanté de la cama y la observé con la mejor sonrisa que pude proyectar en ese momento.

- lamento que los interrumpa chicos, pero solo quería avisarles que ya me voy a trabajar.

- ¿trabajar? - estaba confundida. ¿La señora Jeon trabaja?

- sí, pero estás en tu casa y en todo tu derecho para golpear a Jungkook si se porta mal contigo.

Me dio un abrazo, después un beso a su hijo y sin más salió de la habitación dejándonos completamente solos.

- no sabía que tú mamá trabaja - comenté a Jungkook que se paró de su cama y comenzó a mover le cosas a su televisión.

- pues ahora lo sabes.

Lo único que podía ver era su espalda y como controlaba el televisor, conectándole cables, enchufando y desenchufando cosas. Me acerque un poco más para saber que planeaba.

- ¿qué haces? - pregunte al llegar a su altura.

- ¿sabes jugar?