"PESADILLA"

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Los suspiro entrecortados y con lamento salieron sin permiso de mis labios, mis piernas ardían y temblaban, me sentía cruelmente vacío.

Caminaba con temblores apoyándome de la pared, mi corazón quemaba demasiado, dolía mucho, y me sentía muy mal, como me había dolido dejar a mis amigos atrás.

- Bebé, traje dos helados, como hace tiempo que no comes, creí que te gustaría... ¿Qué te paso bebé? - Kai me puso una mano en el hombro y se agachó hasta quedar mi cara con la suya.

Y ahí, al ver sus ojos llenos de preocupación fue que me derrumbe completamente roto, estaba completamente perdido, me dolía el pecho y había empezado a llorar con fuerza, me aferre a él con todas mis fuerza, tratando de encontrar el calor que perdí con la huida de mí compañero de cuerpo.

- K~ai, ya no puedo, me duele aquí - Puse una mano sobre mi pecho y agarre fuertemente la tela del suéter.

- Oh, nene, ven aquí - Kai me levanto en brazos y me dejo llorar en su hombro, me dejo desahogar todo el dolor, miedo y preocupación sobre su calidez.

Me volvió a llevar al parque y me sentó sobre su regazo una vez él se sentó al borde de la fuente que había en este lugar, dando leves masajes a mi espalda y dejando que liberará todo.

Una vez mi llanto disminuyó me enderece sin bajar de sus piernas mirándolo a los ojos.

- ¿Quieres tú helado? - Asentí y él me acaricio la mejilla borrando las marcas de lágrimas y luego repitió un beso sobre las mismas, me hacia sentir seguro, y querido, cuando más pequeño, nuca tuve este amor.

Kai destapó el cono y me lo entrego, empecé a comer mientras seguía con las caricia.

- Volvamos - Le dije cuando terminamos de comer.

Me cargo sobre su espalda todo el camino al laboratorio mientras cantaba a mi oído, aferraba una de mis manos en su hombro y con la otra sostenía la suya entrelazando los dedos.

Deje que las primeras melodías me tranquilizaran escuchando su suave murmurar que me relajo.

Suspire más tranquilo, me permití escucharlo con tranquilidad, hasta llegar al laboratorio donde me llevo a mi recámara, me recostó sobre el sillón, para eso yo ya estaba mas inconsciente.

Me arropó con delicadeza y beso mi sien antes de salir del pequeño complejo que hacía llamar mi casa.

Cuando desperté mi juicio estaba completamente nublado pero aún así estaba perfectamente bien, observé ambos lados sintiéndome perdido, no encontré nada, absolutamente nada, simplemente vacío que se acumulaba al rededor haciéndome sentir completamente perdido incluso en mis propios pensamientos.

- ¿Kyouya estás ahí?, si me escuchas te extraño, vuelve, te necesito hazlo por favor, no quiero estar más solo, no quiero que me dejes solo tú también, vuelve por favor, vuelve conmigo, con quién más te quiere - Me aferre a mi mismo, tratando de sentir alivio, pero no resulto, lance un sollozo ocultando mi rostro sobre mis rodillas.

De repente la ventana se abrió con fuerza por el aire, mi mirada fue a dar a ese lugar, al parecer cayó un tormenta repentina, limpié las lágrimas que se colaron por mis mejillas y sorbí mi nariz.

Cuando hice a un lado las cobijas mi piel se erizo por el frío, mis pies descalzos tocaron la madera que crujió, camine abrazándome a mi mismo hasta la ventana.

Creer los ojos con gusto sentido el fuerte viento moviendo mis cabellos y enfriando mi nariz y mejillas, las gotas de agua me humedecieron el rostro, suspiré encantado dando por fin un respiro de alivio, pero no podía quedarme así, cerré la ventana poniendo el seguro, quedando en la penumbra del la noche.

TOW SOULSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora