Tengo la esperanza de que ella nunca se entere.
A Ustedes, se los puedo decir.
Se los cuento bajito.
Mi mamá está como una alarma en el celular cada quince días.
Eso sucede los días martes, para llamarla para cenar los días miércoles.
Antes era un programa por demás aburrido, ahora ante mi soledad producto de que a las mujeres solo les importa el sexo, me entusiasma un poco más.
Mi mamá fue una buena madre. Y mi padre hasta que fue mi padre, un buen padre.
Yo iba a un colegio ingles, muy bueno por cierto, del que recibí la mejor educación académica y la peor educación de vida. De mi propio colegio, de mis propios formadores, de mis propios educadores, recibí el peor golpe.
Mi profesora de geografia era exigente y poco ética a la vez.
Su exigencia era tal que había que tomar clases particulares de manera regular para poder cumplir con las tareas que daba y aprobar los exámenes que preparaba. Y, ella recomendaba a la mejor , a ella misma.
Así, entre montañas y ríos que rodeaba mi casa, Carla comenzó a ser habitué en mi casa.
Siempre vestida como embajadora de Inglaterra, con sus piernas eternas, su pelo oscuro impecable y esas blusas de las cuales, al descuido, dejaba abiertos más botones de los convenientes. O los botones que ella consideraba muy convenientes.
Era todo un tedio. No solo era geografía, era época de exámenes en todas las materias. Los exámenes de mitad de año. Que fastidio. Durante varios meses miden el conocimiento de los contenidos y luego a mitad de año, nuevamente a rendir todo de nuevo. Pues yo me olvidaba todo, como recordar lo que había estudiado cuatro meses antes.
El colegio, como saben, me gustaba, las chicas eran hermosas, y si bien me cansaba, tenia facilidad para el aprendizaje.
Mi padre, aunque muchas veces parecía ausente, notó mi esfuerzo. Atrás habían quedado, muy atrás, los castigos de aquel tropiezo en mi vida escolar.
Y me premió. Eso dijo merecía un premio.
Tan contento estaba Tiago cuando mi papá nos regalo dos boletos para ir a Europa con mi mamá por 20 días, que se lo conté a todos mis amigos.
Faltaría unos días al colegio, descansaría de geografía, la materia de mis pesadillas, y según mi madre, conocería el mundo.
Un plan perfecto y una experiencia imperdible.
Como la que vivi cuando regresamos.
Mi papá no estaba esperándonos en el aeropuerto.
Y pude ver en la cara de mi madre el presagio de lo peor.
Papá no estaba.
Donde estaba mi papá?
Acaso estaba enfermo y nadie me lo había dicho.
Mi madre sabia de una grave dolencia y ambos diseñaron un plan y me engañaron con un viaje atractivo.?
Quería preguntar pero su rostro ponía freno a mis palabras. Jamás había visto ese semblante en mi madre.
Con voz serena y apagada solicitó un remis y partimos a casa en silencio. Cuando llegamos corrí como todo chico con la bolsa de los regalos en la mano, que YO le había comprado a mi papá. Papá llegamos. Corrí y nadie lo pudo evitar, abrí la puerta de la habitación y algo no estaba igual.
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Yo, Tiago
Aktuelle LiteraturTiago tiene 37 años, es alto, musculoso, culto, exitoso. Su vida es perfecta. Fue muy bien educado Si no tiene pareja es por culpa de las mujeres. O no? La duda surgirá de manera paulatina de la mano de un psicoanalista perspicaz al que llegó sin...