Son casi las seis de la tarde.
JiMin tiene que llegar a las seis más quince, pero el tráfico vaticina que llegará más tarde. Y él no puede permitirse eso. No porque tenga algo importante que hacer o porque es estrictamente necesario, si no porque le gusta simplemente llegar puntual. Y a JungKook le gusta también que lo haga.
Así ellos compartirán más tiempo juntos.
Por eso está preocupado. ¿Cómo fue posible que se demorara con aquel último paciente? Hubiese querido no hacerlo, pero necesitaba explicarle bien a aquel señor de mediana edad que su cáncer no era maligno. De todas formas, el paciente se fue asustado de su consultorio, por lo que JiMin siente que su tiempo no se invirtió bien. Ahora llegará tarde.
Y él odia eso.
Y JungKook también. Lo peor de todo es que justo hoy, JungKook no lo recogería y eso lo pondría en una situación complicada. Normalmente, el pelinegro lo recoge dejando un día y sinceramente, eso le agrada demasiado. Aquellos días, JungKook suele estar más cariñoso y menos preocupado. A JiMin no le gusta que su novio se preocupe.
JungKook preocupado le causa escalofríos.
El dolor de cabeza advierte con llegar y eso lo pone aún más nervioso. El semáforo está en rojo y el taxi que ha tomado, no se mueve más. Al otro lado de la ventanilla del auto las aceras están llenas de personas embriagadas por los primeros brotes invernales. La sombría tarde y el aire frío y húmedo no parecen afectar los animados pasos de la gente, ni mucho menos a sus exaltados espíritus.
Hay parejas abrazándose con tal de sentir calor entre ellos.
Una sonrisa tímida aparece en su rostro imaginándose así con JungKook. Pero solo es su imaginación porque sabe que eso no pasará. A JungKook no le gusta salir mucho, dice que es arriesgado, que le pueden hacer daño. JiMin sigue viendo a la gente, los hombres con los abrigos largos y las mujeres con demasiada ropa encima. Desde luego, el sentimiento es diferente.
La ciudad parece agitada.
Y el auto no se mueve. Entonces recuerda que hoy es un día festivo y entiende todo. Debe apurarse. Saca el móvil para llamar a JungKook y contarle su infortunio, pero al verlo, su corazón se detiene. Está apagado. Por eso se le hacía raro que su novio no lo estuviese llamando. Esto va a acabar mal, lo sabe. Ya siente la preocupación de JungKook llegar a él en forma de gritos.
Su miedo se agranda.
Revisa el otro móvil que JungKook le ha dado en caso se acabe la batería del primero y se da cuenta que también está apagado. Hoy se dormirá llorando. Los nervios erizan su piel y el llanto aparece mientras su voz se quiebra. Tiene que llegar lo más rápido posible.
—Puede ir m-más rápido p-por favor —pide casi sin voz, pero el conductor lo mira por el espejo retrovisor sin respuesta.
Al fin avanza.
JiMin empieza a temblar y sus manos sudan. Odia el sentimiento y sus recuerdos llegan a su mente con lágrimas. Recuerda la época en que conoció a JungKook. Han pasado seis años desde entonces. La forma en como se hicieron novios y la bonita manera en la que se enamoraron. JungKook era tan dulce. Y lo sigue siendo, solo que ahora es más maduro y protector con él.
Y no lo culpa.
La calle está lleno de personas que le pueden causar daño. Por eso JungKook lo protege mucho y odia que él salga solo. Y JiMin lo acepta porque es normal que entre ellos se cuiden. Recuerda también aquel tiempo en el que JungKook se ponía rojo para invitarlo a salir. Hace tanto que no salían. Recuerda la bonita amistad que tenía junto a TaeHyung, NamJoon y Yoongi. Ahora a penas los ve. Pero es que JungKook no tiene mucho tiempo y solo no puede ir.
No debe ir.
Siempre tiene que estar JungKook para cuidarlo. Además, desde la ultima vez que NamJoon y él pelearon, JungKook le prohibió verlos sin él presente. Y está bien. Su novio solo lo está cuidando. El taxi vuelve a pararse, pero se siente mas aliviado pues está a solo cinco minutos de llegar.
Las siete más tres.
Lamentablemente con el móvil apagado, JungKook no puede saber su ubicación. Sí. JungKook y él comparten una aplicación donde el pelinegro puede ver la ubicación de JiMin y tiene también sus contraseñas de todo. Es solo una medida de protección. Si algún día le pasara algo, seguramente JungKook lo encontraría. Y estaba bien, ellos solo se cuidaban.
Ha llegado.
Paga el taxi rápidamente y baja para cruzar la acera. Entonces lo ve. Está parado en la puerta y su rostro no refleja ninguna emoción. JiMin camina lentamente hacia él mientras tiembla un poco. ¿Por qué está temblando? Debe ser el frío seguramente.
Se detiene.
JungKook esta enfadado, ya puede reconocerlo. Y él quiere explicarle rápidamente que su paciente no entendía y tuvo que quedarse por mas tiempo y que el tráfico era espantoso y es porque es un día festivo y aparte el taxi era muy lento a pesar de que le dijo que por favor fuera más rápido. Pero las palabras nunca salen de su boca. JungKook ha hablado primero y su voz lo estremece hasta casi llorar
—¿Dónde mierda estabas?
No hay duda. Esa noche definitivamente, se dormirá llorando...
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ᴡʜᴏ? ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]
FanfictionDonde JungKook sufre el síndrome de Otelo y JiMin no quiere aceptarlo. "El Síndrome de Otelo, delirio celotípico o calopatía, es un transtorno delirante caracterizado por la preocupacion excesiva, obsesión e irracionalidad, sobre la infidelidad de...