Capítulo 9

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Durante los días que siguieron, en el colegio no se habló de otra cosa que de Sirius Black. Las especulaciones acerca de cómo había logrado penetrar en el castillo fueron cada vez más fantásticas; pero Athena se ganaba las miradas de todo el alumnado. Sabía lo que estaban pensando, creían que ella lo había ayudado.

Lo que menos preocupaba a Athena, eran los murmullos que se hacían cuando entraba en el Gran Comedor o en su sala común. Estaba retrasada para su clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Llegó a la puerta y abrió, entró como si nada.

−Lamento llegar tarde, profesor Lupin...

Pero no era el profesor Lupin quien la miraba desde la mesa del profesor. Era Snape.

−La clase ha comenzado hace cinco minutos, Black. Así que creo que descontaremos a Ravenclaw diez puntos. Siéntate.

Athena buscó su lugar.

− ¿Dónde está el profesor Lupin? –preguntó Athena. En ese momento, llegó Harry. Snape ignoró a Athena, pero Harry le hizo la misma pregunta, sin moverse del pasillo.

−No se encuentra bien para dar clase hoy –dijo Snape con una sonrisa contrahecha−. Siéntate, Potter.

Harry permaneció donde estaba. Athena le miró y jaló su túnica para que tomara asiento, pero no se movió.

− ¿Qué le ocurre?

Athena abrió un poco los ojos, la poción... ¿y si no le había salido bien?

A Snape le brillaron los ojos negros. Athena miro expectante al profesor Snape, esperando a que dijera que no se había muerto envenenado.

−Nada que ponga en peligro su vida –dijo como si deseara lo contrario−. Cinco puntos menos para Gryffindor y si no te sientas, serán cincuenta.

Harry se sentó a lado de Athena. Snape miró a la clase.

−Como decía antes de que nos interrumpieran Black y Potter, el profesor Lupin no ha dejado ninguna información acerca de los temas que han estudiado hasta ahora...

−Hemos estudiado los boggarts, como usted sabrá –dijo Athena, haciendo una corta pausa, recalcando el incidente con el boggart de Neville−. Los gorros rojos, los kappas y los grindylows –informó Athena−, y estábamos a punto de comenzar...

−No te he preguntado Black. Solo comentaba la falta de organización del profesor Lupin –dijo Snape con frialdad.

Athena lo miró con aspereza. Se estaba conteniendo para contestarle.

−Es el mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido –dijo Dean Thomas con atrevimiento, y la clase expresó su conformidad con murmullos. Snape puso el gesto más amenazador que habían visto.

−Son fáciles de complacer. Lupin apenas les exige esfuerzo... Yo daría por hecho que los de primer curso son ya capaces de manejarse con los gorros rojos y los grindylows. Hoy veremos...

Athena observó cómo hojeó el libro de texto hasta llegar al último capítulo, que sabía que no habían visto.

−...los hombres lobo –concluyó Snape.

−Pero profesor –dijo Athena, que estaba conteniendo su molestia, sabía perfectamente porque lo hacía−, todavía no podemos llegar a los hombre lobo. Teníamos que comenzar con los hinkypunks...

−Señorita Black –dijo Snape con voz calmada −, creí que era yo y no usted quien daba la clase. Ahora, abran todos el libro por la página 394.−Miró a la clase−: Todos. Ya.

A Black's Desire Donde viven las historias. Descúbrelo ahora