Esposo mío, perdí contra tí

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Fengxiao no dijo nada, ni siquiera movió algún músculo de su rostro, simplemente bajo la mirada, dio media vuelta y salió de la habitación. Zhiyin siguió su espalda hasta desaparecer detrás de las puertas que se cerraron y no pudo evitar que las lágrimas se derramaran otra vez por su rostro, silenciosamente ¿En qué momento su relación se había tornado así?

Las secó con el dorso de su túnica toscamente, no seguiría llorando, él era un hombre adulto, no debía hacer el ridículo de aquella forma y menos por un hombre al que no le interesaba, o eso creía él. Fengxiao ni siquiera se había disculpado, ni siquiera una sola palabra, pero no, se había ido así, dejándolo solo. Había notado su rostro pálido y ojeras marcadas además de que su lustroso cabello parecía estar descuidado, algo extraño en él, pero ya no le importaba.

Pasó su mano por encima de su panza con cuidado. También estaba igual de molesto que preocupado por su renacuajo. Que el bulto estuviera allí significaba que no lo había perdido y eso era un alivio, pero su bebé tampoco tenía consideración con él. Todavía recordaba las olas de dolor que lo habían recorrido quitándole el aliento. Había sido terrible.

Suspiró y se dejó caer completamente en la cama, estaba agotado de todo. Su vida siempre había sido así, con altas y bajas, prefería que fuera en línea recta. Odiaba sentirse tan dolido solo, desprotegido, indefenso. Otra vez las lágrimas cruzaron su rostro y se cubrió los ojos con el brazo. Por qué a pesar de todo el rostro de aquel hombre seguía siendo tan importante para él. Había sido muy idiota por caer en sus propias redes y haber sido conquistado de esa forma, por eso es que sus acciones lo habían afectado antes.

-Esposo mío, perdí contra tí- se lamentó.

Enamorarse, y reconocerlo era una total mierda.

Fengxiao esperó algunos minutos delante de la puerta de su habitación con la cabeza gacha, su cabello caía hacia adelante sin vida igual que como estaba él.

-Mi señor- Yanhuan se le acercó y le habló suave, ya no sabía por quién estar más preocupado, por su hermano de viaje, por Zhiyin en la cama o por su amigo que cada día parecía consumirse en la culpa.

-Todo está bien- el líder se incorporó en todos sus centímetros y puso sus manos detrás de la espalda aparentando estar en su mejor condición física y emocional, nada más lejos de la realidad.

-¿Él...?- el gemelo señaló a la puerta.

-No quiere verme- los bordes de la boca de Fengxiao se estiraron –tal vez es mejor así- su voz apenas eran un susurro cuando terminó.

-Por favor no diga eso- Yanhuan se le acercó y puso una mano sobre su hombro –Puede que algunas cosas no hayan salido como usted planeó, después de todo Zhiyin es muy impredecible pero estoy seguro que lo comprenderá si usted le explica-

Fengxiao lo miró y por un momento el gemelo pudo ver a través de su más cara inflexible notando la agravada aflicción en el mayor. Este tomó la mano y la apartó del hombro.

-Entre nosotros no hay ese tipo de conexión como ustedes piensan, aunque lo ame con todo mi ser nunca he sabido si el sentimiento es recíproco. Al principio me conformaba con que estuviera a mi lado, no importa si no me quisiera, pero ahora, cuando casi estuve a punto de perderlo- se llevó la mano al rostro cubriendo su rostro al recordar su cuerpo casi convulsionando envuelto en sangre y las lágrimas que comenzaban a brotar de sus ojos, nunca olvidaría esa escena –Yo...yo...-

Yanhuan apretó las manos, impotente ante la reacción de su señor. Él siempre había sido firme con todo, siempre se preocupaba por el bienestar de los demás sin importarle si eso lo lastimaba y allí estaba otra vez, sufriendo hasta que tanto su alma como su cuerpo se le destrozara. Su señor bajó la mano cerrando los ojos y recobrando la compostura.

Enamorado de un idiota (Novela original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora