Troye.
La fiesta de despedida de soltero daba inicio a las 22 de la noche, llegue a las 23, y terminé borracho a las doce, viendo borroso y de malhumor con cualquier "amigo" que se me acercaba interesadamente a felicitarme por la boda que sería dentro de diecinueve horas. El en lugar todos gritaban mí nombre, mi padre estaba entre ellos, la imagen de ser un hombre serio y un perro de pocas pulgas se rompió de inmediato cuando supo que la gran alianza entre las familias de Sarah y yo, por fin iban a llevarse a cabo. Claro, más dinero para la empresa y su bolsillo.
Empecé a sentirme caluroso, y sediento, solo necesitaba tomar más, solo un poco más y ya olvidaba su característico olor que la diferenciaba de cualquier otra mujer.
Entre la multitud la buscaba, en las calles al caminar, en cada letra de sopa que tomaba, como dijo Luca.
—¿Quieres bailar un rato, guapo?— me pregunta muy coqueta una morena de cabello castaño y ojos mieles. Su sonrisa flaquea un poco cuando me quedo viendo sus ojos, como si buscara algo, como si buscara la esencia de Rachel.
Eres tan ruin, Rachel. ¿No tomaste ya todo de mí?
Tomo todo lo que está en el vaso de un trago, a pesar de ya estar borracho, y el alcohol ya haya pegado en mí sistema, mí garganta quemó de nuevo, y todo en mí vista se vió borroso.
Fue ahí cuando vi a Rachel, con su encantadora sonrisa, y su melena lacio castaño desparramado por su rostro, tan delicado y hermoso. Ella reía y me invitaba a bailar coqueta, pero solo como ella puede hacerlo y convencerme.
Y cuando menos lo esperaba, me encontraba bailando y abrazando a esa mujer.
Y solo súper que sentí el vacío y el frío en mí cuerpo, alma y corazón.
(...)
Me encontraba caminando hacia un lugar indefinido, no sabía bien lo que tenía que caminar, cuántos pasos eran.
Pero con cada metro que caminaba, solo recordaba más a Rachel. Llegué a la discoteca con la intención de sacarla de mí mente, razón injusta porque no pude hacerlo en toda la semana, pero solo me emborraché como un maldito miserable.
Y salí perdiendo, porque solo ésto me dio el valor de llevarme a estar frente a su puerta, tocando el timbre como un loco, sintiendo estar cerca de ella, verla, tocarla y besarla.
Un loco borracho, enamorado y con el corazón roto. Buscando a la mujer que exactamente fue causante de todo mí terremoto ésta semana.
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Un desastre con un bebé adentro.
ChickLitLa vida de una mujer embarazada no es nada fácil, ya que están los cambios de humor y del cuerpo, lo que incluye las alteraciones en las hormonas, apetitos raros y necesitados con urgencia, exagerados tipos de dolores que ni siquiera sabía que exist...