La alarma sonó como todas las mañanas. Hoy era uno de esos días en los que nadie desearía despertar.
La mañana era un poco nublada, la noche anterior había estado lloviendo, así que era lógico que la mañana fuera fresca.
Me levanté y fui directo al baño a darme una ducha. No tarde mucho en salir de ahí con una toalla enrollada en el cuerpo y otra en el cabello. Me vestí lo más lento posible para ganar un poco de tiempo, después decidí bajar a desayunar en lo cual me tome todo el tiempo del mundo. Mi madre al ver que no me daba prisa me lanzo una mirada que hasta al más valiente le daría miedo. Eso no era nada nuevo, a mi madre le preocupaba que llegará tarde al colegio, pero había algo que de seguro no le interesaba en lo más mínimo,yo. A mi no me gusta ir al colegio, bueno, a quien sí? Sólo es un lugar de tortura para los niños y adolescentes, no lo digo sólo por las clases, maestros y tareas, si no también por los alumnos.Al llegar al colegio sólo baje del auto sin decirle nada a mi madre.
Entré al colegio y como de costumbre los pasillos estaban llenos de alumnos.
Estaba a punto de llegar a mi locker cuando de pronto siento un golpe en la parte trasera de la cabeza-buenos días, nefasta- esas eran las palabras que cada mañana escuchaba por parte de David.
No era más que sólo otro chico del equipo de fútbol molestándome.
Llegue a mi locker, saque mis libros y fui directo al aula. Mientras iba para allá se escucho el timbre, lo cual puso a todos a correr, excepto a mi. Cuando llegue al aula todos ya estaban en sus respectivos lugares, sólo faltaba yo. Toqué la puerta para lo cual todos voltearon a verme.-que horas son estás de llegar señorita Blake?- dijo la maestra de física, la señorita Rita
-Lo lamento señorita Rita- dije bajando la cabeza en modo de disculpa.
-Siéntese por favor- me ordeno la maestra.
Al pasar por los pupitres escuche unas risitas en tono de burla por lo sucedido hace un momento , lo cual me hizo ponerme roja de rabia, pero no dije nada y seguí caminando hasta llegar a mi pupitre. Al llegar ahí lo único que hice fue abrir mi cuaderno y empezar a dibujar garabatos para sacar toda esa rabia que me habían provocado los idiotas que tengo como compañeros en esta mañana. De pronto sentí que alguien me toco el brazo con unos golpecitos. Me gire a ver quien era y el resultado siempre era el mismo.
-Wow! Que cara te cargas hoy Emilie- dijo el único amigo que tenía, Jason.
-No deberías estar acostumbrado ya de verme así? - pregunte con cara de amargura
-bueno... Sí, pero hoy te ves peor que otros días , sabes?- dijo asombrado por mi respuesta.
-a sí?- dije y me di cuenta de lo que estaba haciendo. Me estaba desquitando con la única persona que sí me aprecia por los comentarios de esta mañana.
-perdón, no era mi intención contestar así- me disculpé agachando la cabeza y ruborizandome un poco.
- es que no he tenido una mañana muy agradable- conteste-está bien, no te preocupes.- se giró a ver el pizarrón un poco y después volvió hacia mi y hablo de nuevo.
-pero que pasa con esta gente?- dijo agitando la cabeza de un lado al otro.-A que te refieres?- pregunte confundida
- Me refiero a que ganan con molestar a los demás, por que lo hacen?... Bueno aparte por idiotas, pero que casó tiene?- dijo encogiendo los hombros con una mirada de preocupación.
Me reí ante su respuesta. El era el único que en verdad me entendía, me escuchaba y me apoyaba, por eso era que el era mi único amigo. El no me humillaba, no me hacia menos, no me ignoraba como los demás.
Esas y muchas más eran las razones por las cuales odiaba el colegio.