Capítulo 3

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Harry estaba riendo. Severus se preguntó qué estaba pasando, camino hasta la sala. Se estaba riendo tanto que tenía lágrimas en su rostro. "¿De qué te ríes tanto?" Su esposo estaba sentado en el sofá, su camisa desabotonada dejaba ver la parte superior de su pecho, sus pantalones negros de cuero abrazaban sus partes favoritas del cuerpo de Severus. Severus había olvidado llamar a un elfo para que haga la lavandería, así que Harry usaba un par de calcetines de Severus y unas pantuflas.

Harry le tendió la carta que estaba leyendo. Había llegado a casa cuando Severus todavía estaba en su laboratorio, había encontrado el correo en el mismo sitio sobre su escritorio. Puso los recibos en la pila acumulada y tomo las cartas para poder leerlas en el sofá. Severus había puesto las cartas en el escritorio de Harry y se olvidó de ellas, suponía que era la última de las largas listas de quejas de Granger para Harry. En esta, se quejaba de todo lo que según ella estaba mal en el mundo y en la vida de Harry, además, como siempre preveía tres páginas de las cosas que Harry tenía que hacer para resolver la situación y finalizaba como era usual con -era lo que Dumbledore hubiera querido- y el como -era lo correcto-. Severus se preparó para el desprecio habitual sobre el cómo Harry y él estaban viviendo sus vidas. Empezó a leer la carta hasta llegar a la parte que probablemente habría causado que Harry empezara a reír como loco. Había una foto junto a la carta.

"¿Cuántas le diste?" Harry había añadido una de las nuevas pociones de embarazo a la comida de Granger durante el décimo aniversario por la caída de Voldemort.

"¿Cuántas le diste tú?" le respondió Severus.

"Una." Harry sonrió. "Después de todo esta casada con un Weasley. ¿Y tú?"

Severus no respondió de inmediato. Se mordió el labio antes de pasar su lengua sobre estos, no estaba preocupado porque Harry se molestase con él. "Dos." Sacudió sus cejas. "¿Quieres ir a celebrar el que ahora estarán ocupados por al menos el próximo par de años?

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Harry tenía su mano sobre la pierna de Severus, intentaba evitar que maldijera a Ginny y Molly Weasley. El par se apareció y se sentó -sin haber sido invitadas- en su mesa, mientras ellos almorzaban en el Caldero Chorreante. Molly ya había sacado las últimas fotos de todos sus nietos mientras Ginny seguía diciendo lo lindos que eran los bebes. Luego de todas las fotos, Molly empezó a preguntar cuándo tendría Harry sus propios hijos, mandando indirectas sobre tener un verdadero matrimonio junto a Ginny y no un simple arreglo como el que tenían Harry y Severus.

Severus gruñía por lo bajo cada vez que Molly mencionaba hijos. Él no tenía ningún problema con tener hijos, lo que no soportaba era la idea de que Molly y el insoportable trío de amigos de Harry siguieran creyendo que Harry debía, y se iba a casar con Ginny una vez que terminara esa obsesión que tenía con Severus. Harry apretó su pierna cuando Molly mencionó cuan lindos serían los hijos de Harry y Ginny. "Molly, debo volver a Hogwarts." Severus no le dio tiempo a responder y se levantó.

Harry vio a su esposo irse, mirando su trasero todo el tiempo. Finalmente encaró a las dos mujeres. "Estoy casado con Severus. Esto no es una fase, no es un experimento, no me voy a divorciar de él." Harry se levantó, puso algo de dinero sobre la mesa. "Soy gay, no estoy interesado en ti Ginny. Nunca seré su yerno señora Molly." Harry caminó fuera y encontró a Severus parado al lado derecho esperándolo. "¿Qué fue lo que hiciste?"

"¿Yo?" le dijo Severus con una inocente mirada. "Debería preguntar qué hiciste tú."

"¿Yo?" Harry se alejó. Severus lo siguió, ninguno hablo hasta que estuvieron en los terrenos del colegio. "Ginny ya no será un problema."

Severus miró a su esposo. "¿Qué hiciste?"

Harry tomó la mano de Severus. "Simplemente use en ella un rápido hechizo en parsel para encontrar a su verdadero amor y tener un montón de bebes si así lo quiere."

"Bien, seguimos teniendo la noche libre. ¿Qué tal si vamos a esa tienda gótica, la que tiene esos candelabros de hierro forjado?"

Harry dejó que Severus los llevara al punto de aparición. Severus había hablado con Sharyn varias veces y ella le había indicado distintas tiendas que vendían las cosas que Severus amaba. Incluso le había entregado el número de su casa e iba de compras con Severus cuando Harry estaba trabajando. Sus habitaciones no lucían para nada a como lo hacían cuando Severus era soltero. Era acogedora, con sus muebles de cuero negro, y el amor de Severus por el hierro forjado. Había reemplazado todos los elementos de la chimenea con pantallas y accesorios de hierro forjado. Los candelabros eran lo que Severus había estado buscando, eran para usarlos en la mesa del comedor de su casa principal. "Si, deberíamos conseguir algunos conjuntos conforme nuestra mesa crezca."

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