21 noches
¿Si caemos quien nos levantara?
Estaba lloviendo, tome mi abrigo y salí esa noche, era tan oscuro que perderse en la oscuridad era pan comido… Ocultándose en una esquina tomo una galleta y se la comió…. Miro la luna, sabía que podía olerla pero no sabía a qué exactamente, camino por otro callejón y miro al hombre que se encontraba ahí, miro sus ojos y sintió un sabor en la boca como si el ver el color café le supiera a infinitos sabores. Retorcido es este masoquista drogadicto. Saco un destornillador y se lo clavo en la garganta ahogando su único y último grito, con su mano derecha arranco su ojo izquierdo y se lo llevo a la boca.
-Umm ¡está delicioso!
Arrancó el otro ojo. Cuando estaba tragando, el hombre con su última fuerza ahorcó al maniático pero perder sus ojos no le dejo ver el cuello de su asesino, el hombre callo en el callejón sin defensa alguna.
-¡Damas y caballeros, bienvenidos sean entren al circo irlandés, tenemos fenómenos, acróbatas, payasos y más!
Me eh dirigido a ese circo, el recepcionista me mira cuando estaba a punto de pedir el boleto de entrada, le sonreí, sorprendido el recepcionista no se interpuso en su camino y lo dejo pasar, la sangre que corría entre los dientes del maniaco le dio inmunidad ante el débil hombre que atemorizado vomito en sus pies.
Inmundos olores inundan este lugar lleno de mujeres, hombres y niños ansiosos que miran al maniaco como un marginado, este los mira con hambre pero con su cena a tenido suficiente.
Unas bocinas me despiertan, cojeando un poco puedo ver lo que es el mar.
-¿Cómo eh llegado aquí? Digo, mirando al mar.
Un poco de viento llega a su nariz, naciendo en el las ganas de vomitar y sin dar anuncio alguno el maniaco vomita pero lo que vomita lo deja sorprendido, en el suelo se puede ver unos labios femeninos casi perfectamente cortados y una masa roja que excreta un olor pestilente.