Serás mío pelirrojo Slam Dunk.

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El gimnasio de la preparatoria Shohoku, estaba reluciente gracias al trabajo de los conflictivos Rukawa y Hanamichi, era su tercer año y esta tarde para conmemorarlo habían venido sus Senpai para tener una tarde de entrenamiento.

se habían reunido a pesar de ya estar en la Universidad, habían venido a entrenar por última vez antes de que ellos abandonaran para siempre la Preparatoria Shohoku, y como siempre esos dos terminaron hasta los golpes, consecuencia, debían dejar el gimnasio limpio antes de irse por órdenes del Gorila.

—No les da vergüenza, son Alphas de los mejores jugadores de Kanagawa y siguen portándose como niños, dejen limpio el gimnasio antes de irse.

Les ordeno mientras Mitsui, Riota y Kogure reían sin parar. — Imbéciles, no cambian, vale ahí se quedan nos vemos luego y salieron.

En profundo silencio ambos trabajaron, para pulir el piso de madera, tantos recuerdos vinieron a ellos, cada uno en su mundo recordaba los momentos en esa cancha.

— Oye tonto,

— Maldito Rukawa que demonios quieres!!

— Es verdad que tú y la hermana del capitán Akagui.... —Guardo silencio, le costaba hacer esa pregunta.

— Jajajaja, claro que sí, El grandioso Hanamichi Sakuragui, por fin....

Justo antes de terminar su frase, fue tomado de los costados por Rukawa, sorprendiendo a Sakuragui y sin más el pelinegro le planto un beso agresivo en los labios, era un beso demandante, la lengua de Rukawa se metió hasta el fondo de la cavidad del sorprendido Sakuragui, sin embargo, inexplicablemente no le molestaba en absoluto, abrió la boca para facilitar la intrusión de la boca ajena para que su cálida lengua siguiera recorriéndolo.

Las manos de Rukawa se colocaron en el cuello de sakuragui y se aferraron a él, mientras el otro seguía dejándose llevar por los sentimientos encontrados que estaba experimentando, se sentía como si esa boca, esas manos las conociera de toda la vida, era una sensación sumamente placentera, así continuaron hasta que el aire se les acabo, la cintura de Rukawa se frotaba con la hombría de Hanamichi, la sensación era demasiado erótica, el maldito Rukawa era jodidamente erótico, de pronto pudo sentir el aroma a canela tenue, delicado y sin embargo embriagador, eran las feromonas de Rukawa que marcaban el lugar para que nadie se aproximará a los casilleros.

Rukawa se apartó del rostro del pelirrojo y se colocó justo frente al miembro de Hanamichi y lo libero, dejándolo expuesto, estaba semi erecto cosa que sorprendió a ambos y lo sumergió en su boca cálida y comenzó a chuparlo el aroma a vainilla de Hanamichi comenzó a brotar tan pronto como comenzó a chuparlo más fuerte hasta que la semilla de Hanamichi inundo la boca del moreno, Cayó al piso junto al pelinegro ,que se volvía a apoderar de los labios del pelirrojo, pudo probar un poco de su propia semilla, pero no importaba Sakuragui se sentía caliente, demasiado caliente, su Rut había llegado.

Rukawa se sentó sobre el pelirrojo una vez que se deshizo de su ropa interior y comenzó a prepararse al tiempo que continuaba besando a su compañero, una vez que sintió que se había aflojado lo suficiente se acomodó sobre la hombría palpitante del hombre que yacía jadeante bajo suyo.

— Por favor no me rechaces Hanamichi! decía con lágrimas saliendo de sus ojos azabache, mientras se abría para dejar entrar el miembro de ese Alpha pelirrojo, qué atónito veía esas lágrimas y su enorme y firme miembro que se hundían en las entrañas de ese Alpha orgulloso.

Caliente, era su interior y le apretaba de sobremanera sabía que lo estaba lastimando, él se lastimaba al querer recibirlo de golpe, aún no salía del shock, ¿las lágrimas eran por el o por el dolor que sentía al recibirlo?, su piel nívea del cuello se saltan sus venas azulinas, se notaba el esfuerzo realizado, intento incorporarse, pero el pelinegro se lo impidió.

— Por favor... solo un poco más... y de un sentón desapareció el miembro del Alpha pelirrojo, Rukawa soltó un gemido de dolor, pero su rostro tenía dibujada una sonrisa de satisfacción incomprensible para Hanamichi, que solo podía sentir todo de manera irreal, eso lo calentaba a mil, verlo sumiso ante él, pero el dolor en su rostro era evidente ni siquiera se había preparado y había escuchado que hacerlo inclusive con un omega masculino debía existir preparación, y Hanamichi era muy consciente de su tamaño, y, entonces este imbécil viene y se lo mete de una.

— Que haces, estúpido, te estas lastimando... y a pesar de sus palabras no pudo evitar gemir de placer al sentir el cálido interior del Alpha que lo recibía en esos momentos.

— No hagas... nada. — Dijo Rukawa con su rostro lloroso y sonrojado. — Deja que me acostumbre... ah!!.

Esa posición, su rostro, las lágrimas le excitaron más de lo que le gustaría aceptar, se incorporó al tiempo que abrazaba al pelinegro y comenzó a susurrarle al oído quedito.

—Respira..., lento.... lo estás haciendo bien... —Le decía con voz suave.

Rukawa abrió los ojos como platos, no podía creerlo, dolía, dolía mucho, pero al mismo tiempo al saberse lleno de la carne de aquel que siempre estuvo a su lado, como su único rival, luego de superar a Sendo, el maldito de Hanamichi quien le robaba el sueño, la concentración, todo hasta que cayó en cuenta que todo eso era porque lo quería más allá de una simple rivalidad.

Y ahora, lejos de mandarlo a la mierda, le estaba reconfortando...

—Lo estás haciendo bien, le decía el pelirrojo, mientras este se contenía con todas sus fuerzas para no moverse y que él se adaptará a su tamaño, cuando su respiración se normalizo, comenzó a subir y bajar lentamente, Hanamichi, tomo la cadera del pelinegro y lo guio para sentir juntos placer, entonces Rukawa comenzó a gemir, no de dolor sino de placer puro, sus mejillas se colorearon de un hermoso carmesí. Abrió su boca dejando salir sus gemidos, para Hanamichi esa fue la señal de tomar el mando, y comenzó a mover la cadera para hacer más profundas las embestidas, Rukawa se abrazó fuerte mente del pelirrojo mientras repetía su nombre bajito, casi imperceptiblemente.

En un movimiento rápido Hanamichi lo tumbo bajo el, y continuó empalándolo, más fuerte, más rápido, lo quería todo, los gemidos del moreno lo llenaban de estasis, ¿Era así de placentero estar con un Alpha?, ¿Era su Rut?, o, ¿Era porque era solo él?, el maldito Rukawa su rival en el amor y en el basquetbol, quería ir más profundo y sin más lo mordió sin darse cuenta de lo embriagado que estaba de él.

Rukawa se aferraba fuertemente, sintió como la sangre cálida corría por su cuello cuando lo mordió en ese momento odio tanto su género, lo desprecio tanto y sin embargo en estos momentos nada importaba.

—Ahhh, ahhh Rukawa maldito se siente genial dentro de ti...uhmmm, ahh.

Rukawa gemía sin parar cerca de su oído, escucharlo mientras lo llamaba lleno de placer, le hacía querer más y más el placer que ambos sentían era inexplicable, sin más tomo los labios carnosos de Hanamichi, los sorbió y mordió, sus lenguas se entrelazaron una y otra vez, provocando que su semilla saliera, un enorme gemido de ambos al explotar se vinieron al mismo tiempo, fundidos en un beso suave y profundo, el semen abundante de Rukawa mojo sus vientres mientras el goteaba de su entrada, y así continuaron toda la tarde y parte de la noche.

Los Alpha tienen una resistencia enorme pero después de poseerlo tantas veces esa noche el cansancio se apodero de ambos, era razonable en una situación normal habrían continuado al día siguiente toda la tarde y noche, pero el entrenamiento fue severo y hacerlo con su Rut era aún más demandante y violento, era esa urgencia de poseer la que a los Alpha los hace parecer animales.

Rukawa lo miro cerrar los ojos con un rostro tranquilo, era hermoso, si solo no hubiera sido un cobarde, hacía ya un año que era totalmente consiente de que deseaba a este hombre, no, más bien lo amaba profundamente, y su orgullo lo jodió todo.

Hanamichi Sakuragui, no le pertenecía, nunca le iba a pertenecer, Y como un ladrón aprovecho que su Rut estaba cerca y lo ataco porque sabía de sobra que jamás traicionaría a su omega, esa maldita chiquilla que juraba que estaba enamorada de él y entonces la muy estúpida se enlazo con él una tarde que su celo llegó, pero nadie se enojó todos sabían que él la amaba desde su primer año en la preparatoria. Así que, si un día ese hombre iba ser suyo, ese día era hoy todo se prestaba los Akagui saldrían de viaje luego del entrenamiento y conociéndolo no tomaría precauciones con su Rut, llevaba mucho observándolo, era todo perfecto, él se llevaría todo de él esta noche, sus gestos, su sabor, sus gemidos, su carne y esencia, total esa marca desaparecería de su piel, pero de su corazón nunca lo haría.

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