capítulo 4

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Estaba leyendo un poco en el patio, un diario que me había dejado mi mama, cuando me abandono, lo tengo desde siempre. Tenía fotos de cuando era más joven, anécdotas suyas y algunas cosas de la vida que le pasó y como lo solucionó. Pero nunca supe nada de porque me abandonó. Me pone mal, pero no me enoja, seguro tuvo sus razones.


-¡Ey!-le dice una chica de lo lejos a la otra.


Alzo la viste y logro llegar a ver quién estaba gritando, era una chica un poco más grande que yo pero no me hablaba con ella.
Se acerca a otra chica, se ve que se hablaban, o se conocían.


-¡¿Tu lo sabías?!-sigue diciendo.


-¿No es cierto?-le dice aún más fuerte con lágrimas en los ojos.


-¡¿Sabías que se iría y no hiciste nada?!


-¿Cómo se te ocurre dejar que se halla escapado?


En ese momento ella se le tira en cima a la otra y la agarra de los pelos, en ese instante se puede escuchar el grito de la chica caída. Se empieza a escuchar el bullicio de la gente que se va a acercando y ya no puedo ver mucho por la ronda que hay a su alrededor. Pensé en acercarme pero no quería problemas.
Luego de todo el lío, las monjas se meten dentro de la ronda tratando de separara a ambas. Salieron las dos con los pelos despeinados y exhaustas.
Por fin con el ambiente en paz llegó la hora del almuerzo.
Me voy a sentar a la misma mesa a la que fuimos para desayunar.

¿A qué se estaba refiriendo esas dos chicas? ¿Escapar?¿Irse? ¿Dejar?
¿Irse de aquí para qué? Me quedé pensando en eso, pero justo llegó Lucy sacándome de mis pensamientos.


En el momento en que me siento Lucy me empuja para hacerle espació.


-¡Auch!-me quejé-.No puedes ser tan bruta.


-Pues…si.


-¿Te enteraste de lo que pasó?


-¿La pelea?


-Si, a qué no sabes por qué fue.


-Nop y no me interesa saberlo.


-Anda, yo sé que si. Bueno, te lo cuento igual-me dice acomodándose-. ¡Resulta que la amiga de las dos que se peleaban se escapó de aquí! Y se ve que solamente una de sus amigas lo sabía y la otra no, entonces se indigno y ¡A la mierda la amistad!


-¡No! ¿Cómo lo hizo?


-ni idea. Nadie sabe.


En eso llega Susan.

-¡Hola chicas! A qué no saben lo que pasó.


-ya sabemos-dijimos ambas al unísono.


-Pero a qué no saben cómo lo hizo.

Ambas  cruzamos miradas.

-No-dijimos las dos.


-Bueno, resulta que la chica que se fue investigo muchas cosas sobre su pasado y se infiltró en alguna de las oficinas a buscar su archivo.


-¡No! Que arriesgado.


-Si, como quieran, pero.¿Tu cómo sabes eso Susan?-le pregunta lucy con cara observadora.


-Bueno…escuché…por ahí.


-Ajá, con que por ahí-le digo de forma sarcástica.


-Bueno, son rumores que escuché.

-Si. ¿Sos chusma entonces?

-No.


-Seee-dice Lu.

-Bueno, díganle como quieran, pero al fin y al cabo tengo información.


-Bueno…tiene un punto a favor está vez-le digo a Lu con una sonrisa.


Las tres empezamos a estallarnos de la risa. De tanto reír casi me ahogó con la comida y empecé a toser cómo una foca, hasta que me pude recuperar, a las chicas les causo más risa esto y nos seguíamos riendo hasta que decidimos calmarnos un poco.
Susan trato de tomar un poco de jugo, pero no pudo contener la incomodidad ni la risa y le salió jugo por las nariz. Todas nos reímos de nuevo. Hasta que llegó alguien que nos llamó la atención.


-Hola-dijo Jack.


Mi sonrisa se fue de inmediato.


-¿Qué quieres?


Susan me preguntó a Lucy:

-¿Quién es?

-después te cuento-dijo ella.


-Me quería disculpar por como estuve en el desayuno, no tuve un buen comienzo con nadie, estaba mal y fui grosero, lo siento-dice rascándose la nuca.


-Entendemos-dijo Lu.


-Si, te puedes sentar con nosotras.


-te haremos un espacio-dijo Susan.


-Bueno, ahora sí. ¿Quién eres?


-Soy jack-le estrecha la mano a su.


-Yo soy…


-Sara, lo sé.

-y yo soy Lucy.


-Un gusto conocerlas a todas.


-Bueno…cuéntanos un poco de ti.


-Em. Hace poco vine aquí, las conocí, es largo.


-Tenemos tiempo-dice Lu.


-Bueno, llegue aquí por qué la verdad tuve bastante problemas con mi papá. Mi mamá murió cuando yo era muy pequeño y desde entonces mi papá no lo llevo nada bien. Me escape de casa para llegar a algún lugar confiable, el era muy violento. Encontré  una plaza en frente de aquí, me instale unos días y las monjas me encontraron y me sugirieron de venir aquí.


-No es tan malo como pensé-dije.


-No, pero igual no te olvidas de tu pasado.


-Si, pero estás a salvó ahora y eso es lo que importa.


Los cuatro fuimos los últimos en irnos de la mesa, el comedor había quedado vacío. Nos quedamos hablando de viejas historias, para conocernos y anécdotas. Hasta que nos tuvieron que sacar por hacer mucho quilombo, pero de igual manera no fue mala idea agregar a alguien más al grupo.


𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 𝐄𝐌𝐏𝐄𝐙𝐎́ 𝐓𝐎𝐃𝐎...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora