Aún recuerdo esa pequeña niña, jamás pensé que sería tan importante en mi vida. Con seis años de vida ya había conocido al amor de mi vida. Yo jugando con plastilina en la iglesia moldeando lo que para mi eran obras de arte que vendería por mucho dinero. La pequeña niña se acercaba a mi cada vez más le atraía mi material de arte.
Desde que la vi sonreír me cayó súper bien, le compartí un poco de plastilina y empezamos a competir sobre hacer una y otra figura, unos lindos perritos de plastilina que ahora adornan el buró de mi cuarto y al verlos recuerdo las mágicas aventuras que vivimos juntos. Éramos solo ella y yo los mejores amigos. El tiempo pasaba y me di cuenta que no solo era la mejor amiga que tenía, si no que me gustaba mucho así que me arme de valor y le pedí que fuera mi novia. Claro que lo hice en una carta ya que mi timidez me traicionaría.
Envíe la carta y ella me la devolvió con si, quiero.
Me sentí tanto emocionado como aliviado de recibir una respuesta positiva, pues me estaba jugando nuestra amistad.
Al parecer éramos muy jóvenes para una relación tuvimos problemas y decidimos que lo mejor sería dejarlo, pero seguimos siendo los mejores amigos.Pero ahora no. Soporto escuchar que solo soy su amigo, por que me incomoda tanto si antes de ser algo más no me afectaba.
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Ni si quiera la distancia♾
Short StoryEl amor puede con distancias problemas y hasta un monstruo de 100 cabezas.