El sol comenzaba a salir en el reino metropolitano, y cerca de la siempre ocupada ciudad de Nueva Donk, un relativamente nuevo residente se preparaba para otro día más en su rutina, la cual habia cambiado drásticamente. El sol comenzaba a colarse por la ventana de la habitación de Mario, pegando directamente sobre su cabeza. Él se tapó con las sábanas, en un desesperado intento por no despertar. Sin embargo, su alarma comenzó a sonar a los pocos segundos, indicandole que ya era hora de despertar.
Mario, aún con bastante sueño, comenzó a mover la mano sobre su mesa de noche, esperando poder apagar ese aparato infernal. Finalmente dio con el mismo, y sin remordimientos, lo lanzó al suelo. Este se desconecto en su trayecto al suelo, por lo que dejó de sonar. Feliz por su triunfo, Mario regresó a su actividad favorita: dormir. Pero su alegría no le duro mucho, pues su perro comenzó a ladrar desde fuera de su habitación. Este empujó la puerta de la misma y entró, dando vueltas alrededor de su cama mientras ladraba demandando alimento. Mario abrió un poco los ojos y estiró su mano hasta estar cerca del hocico del animal, el cual comenzó a lamerle la mano.
Mario (aún soñoliento) : Eres un desastre Sparks ... buen chico.
Mario comenzó a acariciar la cabeza de su perro, el cual comenzó a mover la cola alocadamente, sentandose en el piso. Mario se sentó en su cama y bostezó, estirando sus brazos todo lo que pudo. Su perro lo imitó, estirandose hacia adelante y bostezando, para después dar unas vueltas sobre su lugar y quedarse sentado de nuevo, viendolo fijamente.
Mario se levantó de su cama y chasqueo sus dedos frente al perro, silbando. Sparks entendio a la perfección y salió a toda prisa de su cuarto. Desde que Mario lo habia adoptado durante su travesía por el mundo, él se habia encargado de su cuidado, y ya le tenía cariño.
Mario se desvistio y se metio al baño tal y como lo hacia todas las mañanas. Se vistio con el uniforme de su trabajo: unos pantalones negros y una camisa blanca de botones. Bajó las gradas hasta la cocina, la cual tenia unos enormes ventanales con vista al patio. La casa de Mario se encontraba en las afueras de la ciudad, cerca del bosque, pues a él le gustaba estar cerca de la naturaleza. Esta era enorme, una mansión prácticamente, con tres habitaciones. Ya que él solo usaba una, las otras dos las tenia por si acaso algún día necesitaba más espacio para sus cosas.
Esta casa se la regaló Pauline como muestra de agradecimiento por haber salvado la ciudad hace dos años. Hasta Pauline, con quien se habia peleado hace años, le habia dado algo sustancial por sus servicios heroicos, no como otra personita que no va a mencionar. No es que él hiciera las cosas esperando recibir algo a cambio, pero sentirse apreciado nunca esta de más. Digo, esa otra persona es una princesa, al menos pagarle los servicios básicos como luz o internet. Luigi tenía que trabajar para poder pagar dichos servicios. Pero como sea, basta de malos recuerdos.
Mario vio a su calendario: lunes, probablemente el peor día de la semana. Mario se preparó su desayuno, junto con su ya acostumbrada taza de café en la mañana, en su taza personalizada con su logo en ella.
Mario (toma algo de café) : Ahhhh, nada como un buen cafecito en la mañana.
Mario se acercó a la alacena y tomó la caja con la comida de Sparks.
Mario (silbando) : Hey Sparks ... la comida esta lista ... ven aqui campeon.
Mario dejó la comida en su plato y él vino de inmediato, comenzando a comer del mismo. Mario se sentó a la mesa y desayuno, levantandose rápidamente para ir a lavarse los dientes. Ya preparado, se dirigió a su garage y se subió en su carro. Una vez encendido, comenzó a conducir hacia la ciudad de Nueva Donk, directo a su trabajo.
Una vez en la ciudad, el tráfico se hizo presente, pero debido a que aún era algo temprano este no era tan insoportable como en la tarde, donde las calles se llenaban de bocinazos e insultos entre conductores. Pauline habia intentado frenar el tráfico construyendo un tren subterraneo, pero por algun motivo la gente seguia prefiriendo comprar carros y usarlos, a pesar de conocer como era el tráfico. Una de esas maravillosas ironías de la vida.
Mario paró enfrente de un restaurante del centro de la ciudad, el más concurrido. Se parqueo en el espacio apartado para él y entró al restaurante, pasando por la puerta de empleados. En la cocina, todos lo saludaron, y finalmente llegó al cuarto de los meseros, donde tomo su delantal, se lo colocó y tomó una libreta y un lapicero.
Mario (suspira) : Otro día más.
Mario salió al área principal del restaurante y se acercó a una mesa en donde estaba sentada una familia.
Mario (sonriendo) : Buenos días y bienvenidos a 'La última parada' ¿que van a ordenar?
Mario les tomó la orden y comenzó otra jornada de trabajo, la cual iba desde las 8 de la mañana a las 4 de la tarde, teniendo entre 12 y 1 su hora de almuerzo. Mario no se quejaba de su empleo, el cual tenía desde hace 1 año, cuando se mudó al reino. De hecho, hacia tan bien su trabajo, que su jefe confiaba mucho en él y lo apreciaba bastante, tanto que no dudaba en ayudarlo cuando él lo necesitaba. Los únicos bajos eran cuando se encontraba con personas realmente desagradables, pero eso sucedía de vez en cuando, y no solo a él.
Cerca de su hora de almuerzo, Mario se encontraba limpiando una de las mesas cuando uno de sus compañeros fue a hablarle.
Mesero 1 : Oye Mario, hay una cliente en la mesa 6 que acaba de llegar.
Mario : Bien, ya voy.
Mario le dejó los utencilios de limpieza y se dirigió a la mesa. La mujer estaba de espaldas, por lo que solo podía distinguir un sombrero negro tipo boina y su pelo color rubio.
Mario (llegando) : Buenas tardes y bienvenida ¿puedo to .... Rosalina?
Rosalina (volteando) : ¿Mario? ¿Que haces aqui?
Mario : Trabajo aquí ¿que haces tu aquí?
Rosalina : Vine de compras.
Ella levantó unas bolsas que estaban debajo de su mesa. Mario se sorprendio de verla vestida tan casual, pues llevaba una falda negra que le llegaba a las rodillas, unos zapatos negros de tacón bajo y una camisa blanca de botones.
Rosalina : Así que aquí trabajas ¿eh? Luigi me dijo que te habias mudado al reino metropolitano y que trabajabas allí, pero no me dijo en donde.
Mario : Creo que olvidé decirle ... a él y a todos los demás. Nadie sabe de que trabajo realmente. ¿Cuando te lo dijo Luigi?
Rosalina : Me comunico frecuentemente con él. He tratado de hablar contigo, pero después de que nunca contestaras mis llamadas me di por vencida.
Mario (avergonzado) : Em ... suelo estar
... algo ocupado. Como sea, es raro verte tan casual ... el estilo te queda.Rosalina : Gracias, es más comodo para mí caminar en la ciudad así que con vestido. Además, el vestido llamaría la atención.
Mario : Me imagino ... bien, ¿que vas a comer?
Mario levantó su libreta y alistó su lapicero.
Rosalina : Bueno (levanta el menú) dame algo de tiempo en lo que leo esto ... de momento, una taza de café esta bien, gracias.
Mario : Por supuesto.
Rosalina : Y Mario...
Mario : ¿Sí?
Rosalina : Que no me cambien el mesero o me quejare a gerencia.
Mario (sonriendo) : Por supuesto señorita.
Mario se dirigió a la cocina a hacer el pedido.
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Encontrando el amor (Mario x Rosalina)
FanfictionMario y Rosalina tienen una muy bonita amistad, y ahora que Mario se ha retirado de salvar a Peach, ambos pueden pasar más tiempo juntos, y quien sabe ... tal vez hasta encuentren el amor, todo en una historia llena de nuevas aventuras y retos para...