Capítulo 9:

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CAPÍTULO 9:

Habían pasado varios días desde el incidente en la casa Uchiha y Deidara había dejado de asistir a los encuentros en favor de tener los entrenamientos personalizados con Ryuichi, quien dada su vasta experiencia en combate era un gran maestro. Con él su arte se volvía más y más fuerte, pero también más hermoso. Golems, mariposas, arañas, aves y ciempiés, no había límites para lo que podía hacer y aun así...

– así nunca sobrevivirás en el campo de batalla, una vez más – dijo Ryuichi, quien estaba de pie en medio del campo de batalla, rodeado de cráteres de distintos tamaños, todos provocados por las explosiones de Deidara, pero él no tenía siquiera un rasguño y su ropa estaba libre de cualquier rastro de hollín.

Entre jadeos Deidara metió ambas manos en sus bolsos, tomando dos esferas de arcilla que rápidamente las moldeó formando dos aves que volaron hacia Ryuichi girando sobre un eje invisible, más y más rápido al cortar el aire, pero antes de poder impactar contra el pelirrojo, este usó las cadenas en su espalda para enviar las dos aves al aire antes de que Deidara pudiera decir la palabra de detonación.

El muchacho cayó arrodillado con las manos temblando a causa del esfuerzo y gruñó frustrado al no poder siquiera acertar un impacto.

– Lo mejor será tomarnos un descanso por hoy.

– ¡aun puedo continuar! – gritó Deidara. El mayor le sonrió, viendo como la determinación ardía en los ojos del rubio, pero solo con verlo era obvio su agotamiento.

– haz avanzado mucho en estos pocos días, antes no podías hacer más que solo una figura a la vez. Pero no debes olvidar que eres humano, tienes que descansar y dejar que tu cuerpo se recupere.

– tsk... está bien... – suspiró mientras se dejaba caer de espaldas en el césped mientras su mirada se perdía en el infinito azul del cielo. Miró sus manos temblorosas y blanquecidas por los químicos de su arcilla, si observaba bien, podía distinguir dos cicatrices que atravesaban sus manos en una perfecta línea recta.

Con las yemas de los dedos acarició una de las finas líneas que lo habían acompañado desde que tenía memoria. A veces se preguntaba cómo se las había hecho, pero siempre que intentaba preguntárselo a sus padres algo sucedía y acababa olvidando su pregunta. Dejó caer sus brazos una vez más, dejando que su piel fuera acariciada por el césped fresco mientras el aroma a humedad relajaba sus sentidos. Todo estaba tan tranquilo, una siesta no sería mala idea. Con la calidez del sol golpeando su rostro pensó en descansar, cuando furtivamente fue cubierto por una sombra a la par que un olor dulce entraba por su nariz.

– oh...eres tú...

– Hola...Deidara – hasta ahí había llegado su tranquilidad.

. . .

Con la mirada fija en ese cielo azul, escuchó pasos perdidos acercándose uno tras otro sobre la vieja madera formaba el único desembarcadero en esa parte del rio. Los pasos eran lentos y parecían ser cuidadosos, él solo suspiró y con tranquilidad dijo:

– Hola Izumi – la chica al verse descubierta se sonrojó mientras apartaba las manos, escondiéndolas detrás de su espalda.

– Moo, no es justo, nunca he podido asustarte – se quejó mientras se sentaba junto al muchacho dejando una pequeña pero ya conocida cajita sobre su falda – ya verás, algún día te tomare por sorpresa.

Izumi ladeó la cabeza cuando su amigo no contestó, viendo lo hacer esa expresión tan seria mientras observaba el cielo, sus labios estaban apretados y curvados levemente hacia abajo, entonces supo al instante que algo lo estaba molestando.

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⏰ Última actualización: May 06, 2020 ⏰

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