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era una de esas noches,
en donde ambos olvidábamos nuestros problemas,
y dejábamos que los secretos salieran a la luz.
cuando lo único que mi cerebro registraba eran nuestras risas y desentonadas voces cantando en unísono alguna canción que pasaban en la radio.
él estaba conmigo y eso hacía que cada segundo fuera diferente.
me sentía eufórico, invencible.
nunca nos quedábamos mucho tiempo en un mismo lugar,
a lo largo de la madrugada íbamos haciendo breves visitas a diferentes bares, fiestas y clubs.
niall tenía una increíble capacidad de recargar su energía de un segundo a otro
y a veces me daba la sensación de no poder seguirle el paso, pero bastaba con decir su nombre y que se girara hacia mí, con una sonrisa tentadora y una mirada burlona, para hacerme sentir más vivo que nunca.
aquella era una de esas cosas que me atraían de niall, la luz que desprendía de forma natural,
niall podía iluminar una habitación con solo poner un pie dentro.
era eso lo que me atraía hacia él como un imán atrae un metal. me volvía loco.
su optimismo y energía lograban que me sintiera tranquilo y alejado de todo el ambiente incómodo y estresante de la fama.
otra cosa que me gustaba de niall era que, a pesar de ser reconocido por todo el mundo y pertenecer a una de las bandas más legendarias de la historia, el seguía actuando como un ser humano normal que sólo se dedicaba a hacer lo que le gustaba y recibía dinero por eso.
al igual que yo, no tenía interés por el dinero, ni la atención excesiva ni las muchas mujeres que se paseaban con ropa ajustada tratando de conseguir algo de nuestro mundo. odiaba verlas denigrándose por obtener algo a cambio. niall pensaba igual que yo.
eso era parte de las muchas cosas que teníamos en común y que nos unían.
siempre buscábamos escapar.
por esa misma razón existían las noches como ésta,
donde nos deshacíamos de las apariencias y salíamos a explorar,
hacíamos a un lado los prejuicios y los límites.
éramos jóvenes y queríamos disfrutar de nuestra libertad.
aunque fuera por una noche.
y era una de esas noches
cuando niall y yo estábamos en su apartamento
sentados en el sofá sin saber qué hacer
sólo nosotros dos, en silencio, mirando sin razón alguna hacia el televisor encendido pero sin volumen.
-¿shawn?
esperé un par de segundos para desviar la mirada en su dirección, encontrándome con que él ya me estaba viendo a mí.
-dime.
niall jugó con sus dedos y murmuró un par de palabras sin sentido, luego suspiró.
-¿qué somos?
la pregunta me tomó por sorpresa y terminé por girarme por completo en su dirección. él hizo lo mismo.
nuestras miradas se encontraron antes de que yo pudiera decir algo. sus ojos azules parecían guardar dentro de ellos las olas del mar que íban y venían con fuerza.
tenían ese brillo de energía que aparecía la mayoría del tiempo,
sobre todo cuando estaba emocionado o planeaba hacer algo.
-no lo sé.
fue más una confesión que una respuesta. de verdad no sabía qué ocurría entre él y yo.
sí. pasábamos demasiado tiempo juntos como para considerarnos sólo conocidos que se agradan, pero también había algo que nos impedía etiquetar nuestra relación como una amistad.
no podía descifrar qué era, pero sabía que estaba ahí.
una sensación calurosa y eléctrica que se presentaba siempre que estábamos juntos.
era algo. pero no sabía explicarlo.
-somos un dilema.
niall llevó su atención de nuevo al televisor y susurró la misma palabra varias veces, como si probara el sonido que causaba.
