Estaba en camino al parque para recoger hojas de diversos árboles para mi diario, ya que, estos días han sido lo suficientemente otoñales para recoger hojas amarronadas que caen por todo el suelo.
El otoño me hace tan feliz -Pensé en voz alta-
Casi no había gente por las calles porque el frío era muy notorio últimamente.
Un suave viento hizo que algunas hojas de un árbol se cayeran y fui directo a el, caminé despacio y luego me dispuse a recoger las hojas que estaban en mejor estado y las guarde en una cartera que llevaba para la ocasión.
Al levantarme tropecé con alguien intenté disculparme pero vi sus ojos y mi corazón enloqueció.
Quiero ver su sonrisa, quiero ver como sus labios se contraen para dejarme conocer esa sonrisa de la cual tal vez me enamoré o de la cual solo quiera observar, quiero tomar tu mano y juntos ir a ver flores, ir a museo o solo a un café, ir a un café con un extraño - recordé mis palabras al ver esa mirada que se me hacía tan familiar.
Vi en sus ojos mucha tristeza pero también tranquilidad, vi paz, también, vi descontrol, observe su cara y cada detalle se me hacía familiar, una persona que ya había visto pero tal vez no en esta vida, tal vez en un sueño o en otra realidad.
El se disculpó y siguió, yo solo hice una reverencia y seguí mi camino sin saber que en ese momento dejaba de ser solo mío.
Empezaba a hacer frío y el viento se hacía más fuerte, ya estaba atardeciendo, rumbo a casa me tope con una cafetería, parecía nueva, tenía varios cuadros en sus paredes que se veían desde afuera, el lugar se veía muy tranquilo. Decidí entrar y el calor de lugar me hizo sentirme segura, al instante sentí un aroma que me recordó a mi juventud, cuando vivía en cafeterías para estudiar, hice mi pedido busque una mesa y me dispuse a tomar mi café mientras observaba el lugar, las maravillosas obras de arte que adornan este. No había mucha gente y eso hacía al espacio todavía más acogedor.
Dando los primeros sorbos de mi café vuelvo a sentir ese aroma tan suave de hace unos minutos, intento ver de donde viene y lo veo, veo al mismo chico que hace unos instantes se había disculpado conmigo.
Aquellos ojos que me dijeron tantas cosas en solo segundos, aquellos labios que alguna vez bese y esa sonrisa que moría por volver a ver pero que quizás solo existía en mi imaginación.
El estaba con su café mientras observaba el lugar como yo hacía hace tan solo segundos, voltea a verme y nuestras miradas se juntan, era la segunda vez en nuestras vidas que nos veíamos pero yo sentía que la había visto miles, millones de veces.
¡Esta nevando! -oigo decir a un hombre a mis espaldas y
volteo a ver el ventanal de la cafetería y veo caer la nieve-
Termino mi café, pago en el mostrador y luego salgo de la cafetería sin antes mirar por ultima vez al chico que llevaba un Café Latte en una de sus manos.
Camino tranquilamente sin apuro mirado la nieve caer y sintiendo el frío del otoño cuando escucho a mis espaldas alguien que me detiene.
Disculpe, creo que esto es de usted - Su voz, tan tranquila como el canto de los pájaros y tan dulce como la miel -
Lautaro -gritó mi corazón-
El llevaba mi abrigo entre sus manos y lo extendía hacía mi lentamente con nuestras mirabas entrelazadas, Por un instante sentí que el frío desaparecía y mis heridas ya no me lastimaban, sentí felicidad y mucha comodidad.
Lo había encontrado, después de tantos años, lo encontró, encontró a su amor, su primer amor, con ese perfume tan suave que nunca olvidó, sus ojos que decían mil cosas que solo ella podía leer, sus labios que fueron los únicos que ella beso en su vida, su cara, su hermosa cara, sus manos, cálidas que abrazan sus mejillas cuando ella le sonreía
¿Daniela? -dijo para luego sonreír-
Lautaro - Daniela sonrió en un suspiro -
FIN
Gracias especiales a Zevían por ser tan simpático, por darme la inspiración para hacer esta historia que realmente me gusto mucho.
Espero que a ti también te haya gustado y espero que encuentre paz y salud para toda tu vida.
recuerden siempre expresar sus sentimientos porque están para darles vida.
Con mucho amor Samntiago .
