Capítulo 7. Planos

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Durante esa primera semana con los niños todo salió bien, de a poco se iban acostumbrando todos, Victoria y Altagracia ya habían escogido la escuela en la que Matías iría, Sofí aún era muy chica por lo que se quedaría en casa.

Hoy empezaban, Sofí se despidió de sus hermanos dándoles besos y abrazos, después de Luís ya que hoy había una Junta, uno debía quedarse en casa, luego de hablarlo decidieron que el iría a la próxima le tocaba a ella.

Antes de ir a casa, pues dejaron a los chicos en el colegio pasaron a un super, durante el desayuno hicieron una lista de lo que a ellos les gustaba o necesitaban, justamente les quedaba de paso así que harían eso ahora.




- Tú sabes cómo se ve ese cereal que quiere tu hermano? – la sienta en el carrito

- Sipi – sonríe abrazando a albóndiga

- Bueno entonces vas ayudarme – van a los cereales – Busca el de tu hermano mientras yo busco el que Victoria pidió

- Está bien – empieza a ver entre ellos – Ese!! El azul con el perrote marrón

- Gracias nena – ríe – De verdad no lo iba a encontrar – coloca ambos en el carrito – Por suerte a ti te gusta el mismo que a Luís

- El del tucan! – cubre su boca riendo

- Ese mismo – lo pone también – Ahora hay que ir por galletas, leche y todo lo que no deberíamos de comer – empuja el carrito

- Podemos comprar papitas? – la ve

- Obviamente, eso no puede faltar en nuestra casa, además de comida para Charlie – sonríe – Sino se pone de mal humor

- Albóndiga quiere gomitas – le enseña su muñeca

- Bueno se las vamos a comprar – ríe




Cómo ya suponía, salieron del super con un montón de cosas, al llegar a casa los guardias tuvieron que ayudar a Matamoros para bajar las bolsas, Sofí entró a la casa comiendo de sus gomitas junto a Altagracia.

Ambas dan de cara con Lucía que no tenía una buena cara, Magda aparece diciéndole a los guardias donde dejar las bolsas, cuando ellos se van le pide a Sofí que le ayude así dejándolas solas.




- Antes de que digas alguna cosa mamá, vamos al estudio, no quiero que escuchen – se adelanta – Pasa – le abre la puerta

- Dijiste que vendrías a casa para hablar pero como no fuiste aquí me tienes – deja su bolso en el escritorio

- Ya puedes empezar a decir todo lo que tienes atorado mamá – suspira

- Hija, por qué no vas con ese doctor que te dije? – la ve – Revisate, yo sé que puedes tener hijos propios

- Mamá entiendelo de una vez – dice cansada – No puedo! – la encara – Lamento mucho no poder complacerte pero la única oportunidad que tengo para ser mamá, son esos niños maravillosos que voy adoptar

- Altagracia ellos no se van a quedar contigo – niega – Cuando la madre aparezca te aseguro que ellos irán corriendo a sus brazos y tú vas a quedar como estúpida! – advierte

Por Casualidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora