Esa misma tarde, después de comer, Anne se dio una ducha rápida y se cambió de ropa, cogió la cartera, una lista bastante larga de cosas para comprar y se dirigió al supermercado que había un par de calles más abajo de la suya.
- No tienes por qué acompañarme siempre, Ace... – murmuró bajito, para que no pensaran que hablaba sola.
- Llevo haciéndolo un buen tiempo, ya lo sabes. Además, no es como si tuviera nada mejor que hacer... No has querido ponerme otro vídeo de esos – dijo colocando los brazos detrás de su cabeza y sonriendo con picardía.
- Voy a matar a María por nombrar el porno delante de ti y luego te mataré a ti por haber insistido tanto.
- Lo que está muerto no puede morir – dijo divertido.
- Recuérdame que no vuelva a ver Juego de Tronos contigo... – gruñó rodando los ojos – Bien, cuando estemos en el supermercado, intenta comportarte, por favor. Sabes que solo puedo verte yo, no puedo hablar contigo como si nada, la gente creería...
- Creerían que estás loca, lo sé – terminó por ella la frase, con un mohín – Pero entonces no puedo hacerte preguntas y hay muchas cosas que no entiendo.
- ¿Qué narices tiene de interesante un supermercado?
- ¡¡Todo es interesante, Anne!! Venden cosas que no he visto en mi vida. Algunas tienen una pinta deliciosa, pero otras... Ni siquiera sé para qué son. Como esas cajas rosas que compras, esas con unos dibujitos de flores...
- Tampones, Ace.
- ¿Para los oídos? – preguntó con inocencia.
- No exactamente – respondió tratando de aguantar la risa – Y, créeme que me sorprendería mucho que supieras para qué sirve un tampón.
- ¿Para tapar algo?
- Tampones, no tapones.
- Ah – dijo como si entendiera – Entonces... ¿son para tampar?
Anne no pudo aguantar más la risa y tuvo que llevarse la mano a la boca para disimular. Ace la miraba con gesto serio, ofendido.
- No es de buena educación reírte de alguien solo porque no entiende algo, ¿lo sabías? Prometiste enseñarme cosas, no reírte de mí por no saberlas...
- No es eso, Ace – dijo ya un poco más tranquila. Ya podía ver la puerta del supermercado desde allí – Es solo que me hace gracia lo inocente que puedes parecer a veces. Escucha, es muy sencillo, los tampones son para cuando estoy con la regla. Por eso el rosa y las florecitas. Los estúpidos publicistas creen que a las mujeres nos encantan esas cosas o yo qué sé qué. Si te sorprenden las cajas, tendrías que ver los anuncios. Como si estar con la regla no fuera ya suficiente incordio.
- ¿La... regla? – el pecoso la miraba como si le hubiera hablado en chino.
- Cuando me baja el período.
- ...
- Cuando estoy con la menstruación.
- ...
- Cuando me paso cuatro días sangrando y deseando la aniquilación de la humanidad.
- ¡¡Dios santo!! ¿¡Es grave!? ¿¿Te ha visto un médico??
- Eh... bueno, mi ginecóloga, obviamente, pero tranquilo, no me estoy muriendo, Ace.
- ¿¡Cómo que no!? ¡¡Eso no es normal!!
- Para mí, sí.
- ¿Cómo que para ti sí? ¿Qué clase de ser fantástico puede ser lo suficientemente fuerte como para estar sangrando cuatro días y no morirse? – Anne se giró con una sonrisa de oreja a oreja justo antes de entrar al lugar.
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Ever Dream
Romansa-¿Cuánto más puedes seguir negando lo evidente? Tú ya no tienes una vida normal, no desde que ese hombre apareció - dijo su amiga dando un último trago a su cerveza. -Siento que no ha sido más normal en mi vida. Siento que es justo ahora cuando esto...