Esa noche ERA la noche, todo tendría que ir a la perfeción, y así sería.
Esa noche me había puesto un vestido largo rojo, que seguro que destacaría, lo cual haría llamar la atención entre la multitud, además me había puesto un collar largo acabado con un buho plateado, también llevaba un bolso de mano pequeño plateado, el cual solo me dejaria meter lo esencial, monedero y móvil. Me paré un instante a mirarme en el espejo, me veía rara, tal vez sería por los tacones negros que llevaba esa noche, y a lo mejor por los rizos que me había hecho en mi pelo moreno y largo, porque de normal lo llevaba o recogido, o alisado.
Antes de salir de casa me aseguré de que no llegaba tarde a la fiesta. 11:00. Vale, todavía tenía media hora para llegar, y seguramente llegaría temprano, como siempre...y aún así nos darí tiempo a bailar, beber, tomar las uvas y seguir bailando y bebiendo, y quién sabe, a lo mejor ligar...vale, no.
Estaba esperando a que Miguel me recogiese, ya que se ofreció en el úlimo instante, y ahí estaba esperando, en mi portal, a que Miguel me viniese a recoger, me estaba congelando, así que ya podía venir rápido si no quería que empezasen a rodar cabezas, vale, a lo mejor exageraba un poco, pero es que ibamos a llegar tarde, a mí no me gusta llegar tarde. Ví como un coche giraba la esquina en el cual se encontraba Miguel, paró delante mía, se bajo, y de decir que iba reluciente, con un traje negro, camisa blanca, con cuello oscuro, y unos zapatos oscuros a juego con el traje, se había afeitado, cosa rara en él...y tambíen se había cortado el pelo dejando así los lados más cortos que la parte superior de su pelo, estaba...guapo...
-Hola.- Dijo extendiendome los brazos sorprendido- Pedazo vestido que llevas, estas guapísima Clara.
-Le ofrecí una risa- Gracias Miguel, tú tampoco estas mal- le dije pasandole la mano por su pelo despeinandolo.
-Quita, que me despeinas- gruño, mientras volvía a intentar colocar su pelo tal cual estaba antes. Cosa que no logró, a todo esto estaba yo sonriendo, disfrutando de la escenita que había hecho Miguel por su pelo, cosa que nunca le da interes.
-Da igual, vas a estar igual de guapo Miguel, y si es por ligar no te preocupes, vas a ligar igual tengas el pelo mal o bien.
-Buneo eso no se sabe, pero por si acaso me peino. Bueno, ¿Qué? ¿Subes? ¿O piensas quedarte ahí por toda la noche?.
-Si, mejor me quedo aquí que se esta mejor, obviamente.- Después de decir eso, me dirigí al coche, pero Miguel se me adelantó abriendome la puerta.- Vaya, parece que hasta tus modales han mejorado Miguel, gracias.- Me dirigió una mirada fulminante. Me encanta piquarle, es como un niño pequeño. Le cedí una sonrisa picarona, el me la devolvió girnado la cabeza a un lado y entre cerrando los ojos.
-Muy graciosa Clara.
-Lo sé, lo intento.- dijé con tono juguetón.
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Una vez ya en la casa de Leo, primero tuvimos que buscar sitio para aparcar, lo cual tardamos como unos 10 minutos, para cuando terminamos de aparcar ya eran las 11:26, lo cual siginificaba que llegabamos algo justos de tiempo, aunque a Miguel no le importase, porque él siempre llegaba justo o tarde, pero a mí si me importaba. Empecé a andar a paso rápido, pero tampoco podía ir mucho más deprisa ya que los malditos tacones no me lo permitian. A esto Miguel se percató de que mi paso empezaba a acelerarse, y preguntó:
- ¿A qué viene tanta prisa?- preguntó intentando ponerse a mi nivel.
- No me gusta llegar ni justo, ni tarde a los lugares, y lo sabes.- dijé tajante.
- No es culpa mía si había tráfico.
-Migueeel, venga, deja de poner excusas, y acelera el paso, que llegamos tarde.
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Mini relatos.
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