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Capitulo 01

"¡Feliz cumpleaños, mini Ethan!"



Córdoba, Argentina

NARRA ETHAN


La oscuridad, la sólida oscuridad se hallaba en mi mente reflejando unos brazos que me sujetaban; mi padre. Abrí mis ojos con lentitud y la luz de la mañana me invadió por completo, los abrumadores recuerdos del padre que jamás conocí me atormentaban casi todas las noches.


—¡Ethan! —gritó mi madre desde la planta baja —¿Estás despierto?

—¡Sí! —le informo con un grito desde mi habitación, la cual estaba en el piso uno.


Me siento al extremo de mi cómoda cama y refriego mis ojos con la yema de mis dedos, mi mirada se enfocó en todos los papeles que estaban esparcidos sobre el suelo y entre la sábana crema que cubría el colchón acompañada de mi laptop. 

¡Esto es un verdadero desastre!

Estamos viviendo en estos campos con mi madre hace ya unos diecinueve años aproximadamente, después de la desaparición de mi padre. Ella se ha encargado de estudiar en la Universidad Nacional de Córdoba para obtener la licenciatura en Filosofía, y en esos momentos estaba al cuidado de mi padrino, Gabriel Miller, un vejete pervertido.

Él partió un día y hace cinco años que no lo he vuelto a ver, mamá nunca me dijo la razón por la que se fue pero asegura que no lo sabe, no sé sí está mintiendo. Camino hasta el baño para poder cepillarme los dientes y asearme. 

Al salir, puedo olfatear cómo un aroma delicioso inundaba mis fosas nasales, era dulce, caliente y agradable, cómo si se tratara de unas galletas horneadas con chips de chocolate o un budín también con chips de chocolate, o quizás ambas opciones. 


—¡Ethan! —volvió a insistir mi madre una vez más, podía escucharla porque la puerta estaba entremedio abierta.

—¡Enseguida voy!


Busqué algún pantalón de jogging desesperadamente para vestirme, ya que sólo traía mi ropa interior puesta. Me vestí de forma apresurada porque presentía que mi madre me estaba solicitando con urgencia y casi me tropiezo en el intento de bajar por las escaleras sin terminar de colocarme los pantalones primero. 

No sólo estaba acompañado ese dulce aroma, sino que, mi madre no estaba sola. 

Cada paso que daba bajando aquellos escalones de manera torpe, ese aroma tan peculiar inundaba mi ser haciéndome recordar pequeñas escenas de mi yo cuando era un niño pequeño. Cuando mi mamá estudiaba, jugaba mucho con mi padrino, Gabriel. Él se presentaba siempre para ayudar a mi mamá y ser mi padre sustituto, el cual ellos afirman que me amaba y, honestamente me ha hecho mucha falta.

Mi madre mantiene la esperanza de que sigue con vida. Yo igual, pero presiento que cada día que pasa, esa esperanza se va desvaneciendo.

Las paredes color caramelo encastraban a la perfección para este cálido ambiente. Y ni les cuento de los coloridos colores del campo visto desde afuera; el amarillo de los pastizales, los animales como las vacas y caballos siendo libres y esos árboles con sus verdes hojas encastraban a la perfección.

El Alpha de las tinieblas: El comienzo de un finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora