"Cambiar" resonaba en la trama de la existencia, un término que lleva consigo el peso de las metamorfosis, tanto internas como externas. ¿Vale la pena esa transformación? La respuesta, en su complejidad, yace en la naturaleza de lo que se pretende modificar.
Kamado Tanjirō no fue el arquitecto de su cambio, sino el molde de circunstancias que tejieron su destino. En la nebulosa de su memoria, un instinto asesino germinó, transformándolo en un reflejo de lo que alguna vez fue. Aunque anhelara retornar a su esencia original, el sendero estaba enredado en la incertidumbre.
...
La nieve caía lentamente cubriendo aquel inmenso bosque de la montaña del blanco más puro creado por los dioses.
Un joven talaba un inmenso pino, probablemente para extraer madera para el fuego. En el lugar se escuchaba el choque del metal filoso con la corteza de aquel árbol, golpe tras golpe hasta que se escuchó un crujido pues el árbol finales había cedido y por fin cayó.
- Excelente, esto será suficiente. - Mencionó el joven mientras que con una toalla verde de cuadros negros se secaba el sudor de su frente y rostro. - Tengo que volver, mamá se preocupará.
Y de esa forma el joven volvió a cortar aquel árbol está vez en trozos más delgados, de esa forma los montó en carrito de madera y emprendió camino de vuelta a su hogar.
Paso un pequeño lapso de tiempo caminando hasta que logro visualizar a lo largo humo saliendo de una pequeña chimenea, ya estaba cerca y algo captó su atención.
Era un aparente anciano que se encontraba sentado a las orillas de un río cercano, el viejo veía el horizonte, observaba la puesta del sol para dar inicio a la noche.
- Es algo tarde para que un joven vague por el bosque. - la voz de aquel viejo le dió mala espina. - ¿Qué haces por aquí niño? - el viejo lo volteo a ver y por primera vez el joven sintió miedo, sus ojos rojos como ciruelas de pupilas rasgadas le decía que huyera de ahí cuanto antes.
Pero no lo hizo.
- Vine por madera. - Respondió. - Nos vemos.
- Espera. - El viejo lo llamó. - ¿Cuál es tu nombre?
No respondas, no lo hagas.
- Kamado Tanjirō.
- Bien, quizás tú me puedas ayudar. - El viejo se levantó y camino lentamente donde el joven. - Se ve que eres un joven prometedor, espero que tú logres cumplir con mi ambición.
- ¿De qué habla? - sudaba, sabía que algo malo sucedería y aun así no tenía la fuerza para salir corriendo. - Disculpe señor, pero ya debo de ir a casa.
- Tranquilo, irás.
El joven solo sintió la uña del dedo índice del viejo introducirse en su frente, y de pronto un ardor indescriptibles surgió, sentía su frente arder al paso que una extraña marca en forma de flama se formaba dónde antes era una cicatriz de quemadura.
Y de pronto todo se puso oscuro.
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Cambios
ФанфикEn la ciudad capital de Japón, Tokio, se vive la buena vida de cualquier persona común, una ciudad como todas las demás, en la que ciertos asesinatos han sido cometidos.