Capítulo 32. Punto final

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Mike

"Ella te está engañando"

La pantalla de mi móvil se había iluminado y sin poder evitarlo lleve mis ojos a April, quien ahora esperaba por mí dentro mi auto. El mensaje me lo había enviado Ruth y por lo corto, preciso y directo del mismo algo había pasado, algo que la había puesto alerta, algo había descubierto, pero no estaba dispuesto a dar mi brazo a torcer con April, al final terminaría diciendo todo lo que necesitaba escuchar.

— ¡Oye, tengo mucho sueño! —vocifero April tocando el claxon del coche.

Camine con cuidado, borrando de paso el mensaje y guardando el teléfono en el bolsillo de mi chaqueta. Eran pasadas las 3 am y unos chicos algo pasados de alcohol, salían del bar gritando algunos improperios y caminaban de manera inestable. Nunca en mi vida había pasado por aquel momento, nunca en mi vida me había emborrachado, me mantuve sobrio y estable, aunque no podía decir lo mismo de mis relaciones.

—Hace tiempo que no me trasnochaba —dijo April, mientras se acomodaba mejor en el asiento del pasajero.

—Creo que estamos iguales —Me miro con una sonrisa que no llegó a sus ojos.

Me puse en camino hacia mi departamento, procesando la forma en que podría desenmascarar aquella mujer, me había enredado en su juego y casi caigo en su trampa, pero existen muchas cosas que April desconoce, como el hecho de que cada una de las conversaciones que hemos tenido han sido grabadas, no podía simplemente acercarme a ella sin guarda evidencia, hubiese sido estúpido de mi parte.

— ¿Entonces no has conocido a nadie? —Pregunté con cuidado, la mire de reojo y esta soltó un suspiro.

— ¿Por qué preguntas? —No esperaba que me respondiera con una pregunta.

—Eres hermosa April —dije sin más y una sonrisa iluminó su rostro —Dijimos que seriamos sinceros —Acaricie su cuello de manera repentina y esta cerro los ojos ante mi tacto.

—Te voy a contar algo —coloco su mano en mi muslo y comenzó acariciar mi entrepierna —Dices que esa tipa no te importa, lo que te cuente tampoco importará, él dijo que no confiara en ti, pero estas conmigo, no con ella —la mire expectante, al tiempo que detenía el coche en la entrada de mi edificio, pero sentía cierta tensión, sabía que me estaba probando.

Algo dentro de mí me decía que debía ser cuidadoso. Los arranques de April siempre eran de un momento a otro y no sabíamos cuando llegaría una crisis, así que decidí que lo mejor era entrar en calor, acercarme mucho más a ella, tanto como ella quería y luego simplemente le daría a tomar su medicamento.

Separo los labios pero no permití que hablara y estampe mi boca en la suya. Sentí un golpe seco en el estómago, porque mi mente solo proyectaba a Ruth, estaba rompiendo nuevamente mi promesa, pero ya me había decidido acelerar las cosas con April y mostrar mucho interés en lo que ella tiene que decirme la haría sospechar, quería distraerla, apartar de su cabeza las dudas y lograr que sus labios pronunciaran las palabras que tanto deseaba escuchar.

—No quieres escuchar lo que tengo que decir —volví a besarla con urgencia, mientras abría la puerta de mi departamento, pero lo que no me esperaba era que April me apartara de ella.

— ¿Qué pasa? —pregunté con algo de confusión.

Ella se apartó de mí y se sentó despacio en el sillón, coloco las manos sobre la cabeza y luego escuche sus sollozos, no podía creer que estaba teniendo otras de sus crisis, no en este preciso momento y trate de acercarme para calmarla, pero esta me lo impidió, levanto su palma para mantenerme alejado de ella y aquello me había confundido.

—Cuando me dijo lo que estabas haciendo, me dije que no, que aquello era imposible, que tu no lo amabas a ese extremo —Levantó la mirada y clavo sus ojos en mí, pero no vi rabia en ello, ni siquiera una pizca de resentimiento, solo vi arrepentimiento.

—No entiendo —dije, porque no comprendía sus palabras.

—Ya veo cuanto la amas, al fin lo veo —dijo mientras las lágrimas corrían por sus mejillas —Si has llegado hasta aquí es porque la amas demasiado —allí comprendí el mensaje de Ruth, lo que quería decir con que April me estaba engañando. Ella sabía lo que estaba haciendo —Te voy a decir todo Mike, pero ya para de engañarme por favor —Pude ver la súplica en su mirada y me sentí como el más desgraciado de todos, pero ya no existía el tiempo para arrepentimientos, ya no había marcha atrás.

—Te escucho —dije al fin, mientras me sentaba junto a ella y al fin poníamos punto final aquella locura.

Mi Segundo Primer Amor (Chicas Gordas #5) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora