Capitulo 4

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Siento que están tocando la puerta, pero me meto debajo de las cobijas, hasta que comienzan a tocar más duro y la alarma suena.

– Laraaa, ya son las 6:30, recuerda que salimos a las 8:30.- me grita Ana desde el otro lado de la puerta.

Cuando suena la alarma de nuevo y por fin abro los ojos, de verdad que son las 6:30, he dormido toda la tarde, no puedo creerlo.

Salgo disparada de la cama, a entrar en mi baño y echarme una ducha para despertarme. Me pongo una pijama grueso y salgo a ver qué hace Ana.

Cuando salgo veo que tiene el super peinado montado y se está maquillando cuando voltea y me ve, con una mirada sorprendida me dice.

– En serio no te has vestido? o acaso piensas irte así?.- dice Ana mirándome de abajo hacia arriba.

– Ana, sabes que yo no me maquillo, ni me peino, solo me visto y ya. - digo distraída con un vestido de lentejuelas que tiene Ana colgado en su armario. Se nota que ese es el que se pondrá.

– Esta bien Lara, pero por lo menos has el esfuerzo de arréglate el cabello que todavía lo tienes húmedo del baño.

– Bah, si Ana. - digo, cuando me volteo y vuelvo a mi cuarto.

Abro mi armario y veo lo que tengo, toda mi ropa es igual, pantalones anchos cómodos y grandes camisas, jerseys, chaquetas de cuero que me encantan, de diferentes colores, pero el que más sobresale es el negro.

Veo en el otro lado de mi armario, donde esta algunas de las prendas que utilizaba antes, todas muy lujosas, sobresale mucho el blanco, grandes trajes y vestidos. Como me solía vestir en Londres, como toda una mujer.

Ropa la cual no usare más, definitivamente, cierro ese lado del armario y opto por vestirme con unos pantalones altos y una camisa blanca un poco delicada, pero sin quitarle lo ancho, claro que no puede faltar mi chaqueta de cuero.

Al vestirme, decido ponerme unos zapatos deportivos como siempre, obviamente Ana sabe que no me pondría unos tacones.

Estoy poniéndome el gorro cuando Ana entra al cuarto y me mira aún peor que la primera vez.

– Espérate señorita, no pienses que te pondrás ese gorro horrible, esta noche no. -

– Ana, por dios. De paso tú no te has vestido, ve a vestirte que se hará tarde. - le digo para distraerla.

– No pienses que me distraerás con eso Lara, sabes que soy rápida vistiéndome y ya estoy completamente arreglada, ven vamos a mi cuarto a peinarte.

– Está bien. - digo pensativa, llevándome el gorro en la mano para ver si la convenzo de ponérmelo.

Cuando Ana termina de secarme el cabello y hacerme unas ondas en él, es una batalla perdida tratar de convencerla de llevar mi cabello con mi gorro, así que decido que por esta noche lo hare.

Ana no se conforma con nada más mi cabello decide también maquillarme, termino con mi cabello suelto y maquillada.

Cuando termina decido verme en el espejo mientras Ana se viste, me quedo sorprendida, con mi cabello castaño suelto y ondulado, mis grandes ojos miel con delineado, sombra y rímel. Quedo un poco sorprendida con mi aspecto.

Cuando Ana aparece detrás de mi diciendo,

– Ves que todavía sigues siendo aquella Lara de Londres, aquella mujer bella, a pesar de todo. - me dice sonriendo.

Cuando volteo y la veo con su vestido de lentejuelas azul que le queda increíble, le hacer ver un cuerpazo y resalta sus ojos azules, le hace juego con unos tacones plateados, una cartera plateada. Ana está decidiendo que zarcillos ponerse cuando de repente busca en su armario y me lanza unos converse negros escarchados.

Aléjate o déjate llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora