De un viernes para un Lunes

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Viernes por la mañana, parada de autobús hacia el colegio. Uniforme, abrigo y mochila. Todo listo para empezar el primer día del fin de semana. Una mañana fría y solitaria, hasta que un chico sale por la puerta principal de la casa del frente, mismo uniforme, misma edad, mismo año. Ambos en el último, a unos meses de graduarse.

- ¿Por qué siempre te duermes a las doce? Haces que la conversación se vuelva interesante, y luego me dejas.

-Me gusta dormir. (ríe la chica)

Llega el autobús y ambos estudiantes suben en busca de sus asientos. Las clases comienzan igual que todos los días, la mañana transcurre rápido y los jóvenes solo cruzan unas cuantas palabras, demostrando que solo son cercanos cuando están en línea.

-Ayer estaba hablando con Artour de eso. La verdad es que es descabellado que él quiera seguir en el colegio, cuando estamos los que queremos ir a la universidad y ser adultos lo más pronto posible.
-Todos pensamos diferente Gretel, además de que no es tan simple como parece.

Clase tras clase, y la alegría de los estudiantes se va notando en sus rostros cuando la hora de regresar a casa se acerca y el fin de semana abre sus puertas.

- ¡Adiós! ¡Nos vemos el lunes!

-No grites así.

-Lo siento solo me estoy despidiendo de mis amigos. No es mi culpa que tu no puedas hacerlo.

-Si lo puedo hacer, solo que lo hago antes de salir de la última clase.

-Como sea. Te acompañare a casa.

-Vivo tres casas abajo. Podrías morir caminando esa distancia tan larga. (dramática)

-No quiero entrar a mi casa aún. Iré contigo para perder el tiempo. No te creas importante.

-Aún no termino de sorprenderme con tus ganas de perder el tiempo siempre.

El chico en cuestión de segundos se acerca a la mejilla de la chica y la besa. Ella solo abre sus ojos lo más que puede y pega un brinco del susto.

- ¿Qué fue eso?

-Una despedida, todos los hombres amigos de las chicas se despiden así. Ahí está tu casa, casi muero en este trayecto tan largo.

- ¿Qué somos amigos, dijiste?

-Sí, hablamos siempre.

-Por mensajes sí, pero no somos cercanos en persona.

-No importa, es lo mismo.

La chica entra a su casa y despide con la mano al chico. Rápido empieza a oscurecer. Empieza la hora de dormir.

-Es todo, ya tengo mucho sueño. Me voy a dormir.

-Mañana es sábado, puedes quedarte hasta más tarde.

-No creo, mejor iré a dormir.

- ¡Ah! lo mismo de todas las noches.

Una de la mañana, Gretel se levanta por el sonido de su celular.

-Sal un momento.

- ¡Estás loco! ¿por qué me llamas? Me acabo de dormir.

- ¡Sal!

En plena madrugada y ambos en la calle en pijama y con frío.

-Cuanto te odio, debería estar durmiendo. (indignada)

-Me gustas.

- ¿Y para eso me levantaste?

- "¡Oye! Tú también me gustas, pero soy muy tímida para confesarte lo que siento". Eso esperaba que respondieras.

-Definitivamente me voy a dormir.

- ¡Te iba a besar en la boca esta tarde! (alterado)

-Feliz sábado.

Sábado, siete treinta. La chica despierta nuevamente, pero esta vez por la voz de su madre. Desayuna, cepilla su cabello, toma un baño y revisa el celular constantemente. Once medio día, almuerza, revisa su celular se aburre y decide ir a buscarlo. Al llegar a la puerta, la madre del chico la invita a pasar. Cuando él sale la lleva a fuera a dar un paseo.

- ¿Dormiste bien?

-No dormí.

- ¿Ya comiste?

-No, no tenía hambre.

-Pareces deprimido.

-Lo estoy.

- ¡Ah! ¡Ya vuelve a ser el mismo!

-No puedo.

- ¿En serio te gusto?

-Sí, ya te lo dije.

-No, eso no es posible.

- ¿Por qué?

-Porque no.

-Solo tienes que decir "no, es que tu no me gustas".

-Ya deja ese tema.

-Está bien, no hablare más. ¿Qué harás mañana?

-Nada, es un domingo sin tareas.

Sábado por la tarde, regresan a sus casas y no hablan más en lo que resta de ese día.

Domingo largo, clima cálido, extremadamente cálido. Lo que apetece comer helado todo el día, ir al mar o en permanecer en suelo frío. Unos cuantos mensajes por la mañana, una invitación para la tarde.

-Ya estoy aquí.

-Hola Gretel. Pongamos música. Mis padres salieron, y no me gusta salir con ellos.

-Te entiendo. Pero no debería quedarme mucho rato si estas solo.

-No seas desconfiada, solo pon la música que quieras.

-Lo que tú digas.

Domingo por la tarde.

-Aún piensas como un adolescente, ese es el problema. Es difícil que una chica de tu edad, que busca crecer rápido te vea como un buen partido.

- ¿Y qué importa? En toda relación debe haber un equilibrio.

-No se puede simplemente salir con un chico así. Mejor me voy a casa.

"¿Qué haces? ¿Por qué le rechazas?" pensamiento constante en la cabeza de Gretel.

Lunes. La rutina: autobús, clases, más clases. Lo mismo de todos los días hasta que...

- ¡También me gustas Artour!

Palabras que se escucharon en todo el pasillo, desde el extremo donde estaba Gretel al otro extremo donde estaba Artour.

"Todo bien para un fin de semana"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora