| Único

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Cuando le preguntabas a Hwang Hyunjin si alguna vez había sentido las famosas mariposas y su corazón retumbar por una simple mirada correspondida él seguramente te respondería con un "Sí" y te diría que dejaras de preguntar estupideces.

Para alguien que rechazaba a cada persona que osara en declararle su amor, decir que alguna vez se sintió cómo un adolescente enamorado era algo que no podía permitirse. Mucho menos si se trataba de alguien que casi nadie conocía excepto para cuando le encargabas un trabajo de redacción.

Han Jisung, el cerebro detrás de todas las buenas calificaciones del equipo de fútbol y basquetbol. A diferencia de los clichés en donde al chico inteligente lo obligaban a realizar sus trabajos a cambio de fuertes golpizas, en ese instituto regía la silenciosa regla de "No golpear al único que logra que tengamos buenas calificaciones, y recuerda pagar a tiempo"

El buen negocio de Han Jisung empezó a dar frutos luego de conseguir que uno de los antiguos deportistas del instituto recibiera finalmente una beca que batalló durante todo el año por, obviamente, el fútbol, siendo él solamente de primer año. Fue así cómo el silencioso y discreto trabajo del castaño se hizo famoso y exigido por los estudiantes mejor acomodados. Entre ellos Hwang Hyunjin, un increíble matemático que tristemente era pésimo en literatura y filosofía.

Hyunjin era probablemente la persona que nadie espera, alguien inteligente con el que puedes tener toda clase de conversaciones cómodas, buen deportista aunque no desee dedicarse a ello y una linda cara que lograba recibir al menos un regalo en su casillero al día. Todo en él representaba perfección hasta que deseas hablar de amor con él.

Entonces ahí pasaba de ser alguien simpático a un frío e incomprensible chico.

Nadie comprendía por qué la actitud del pelinegro, mucho menos al ser esa la edad en donde las hormonas te hacen caer por cualquier persona que se acerque a tres metros de ti y te mire unos cuantos segundos a los ojos. Algunos pensaban que tal vez había tenido alguna mala experiencia, mientras otros lo llamaban "el grinch del amor", nada más alejado de la realidad.

Todos se pasaban pendientes de sus acciones al ser alguien popular entre los estudiantes con los que compartía clases y los cursos menores, sin embargo nadie notaba las discretas miradas que lanzaba hacia el castaño que recibía cantidades de dinero exorbitantes por hacer simples informes. Las pocas personas que lograban ver cómo el pelinegro miraba al chico se convencían de que era sólo porque la debilidad de Hyunjin era literatura y que tal vez necesitaba una tarea.

Todo empezó un día que, irritado, llegó Hyunjin al instituto luego de una leve discusión en el auto con su padre, donde lo regañaba por sus decepcionantes calificaciones en aquellas dos materias que parecían atormentarle por donde vayan. Cuando habló con uno de sus amigos del tema éste le recomendó ir con el reconocido salvador de los deportistas.

Al principio se negó sin embargo recordar los debates con su padre y saber que por más que lo intentara no lograría mejorar sus notas del día a la mañana sin algo de ayuda, hicieron que el chico se dirigiese a la especie de oficina en donde podías contratar los servicios de Han Jisung, la biblioteca a las once de la mañana durante el segundo receso, mesa dos.

Todos llegan ahí, entregan un pequeño papel con su número telefónico, su nombre, el trabajo que tienen que realizar y la fecha fe entrega para luego retirarse con rapidez y discreción. Quien no siga las reglas era reprendido por el equipo de basquetbol. Todos protegían a la persona que salvaba sus traseros de las clases de verano.

Pero por alguna razón a Hwang no le parecía bien la idea de contratar un servicio tan injusto y estúpido a su parecer, porque lo primero que le dijo a Han Jisung cuando llegó a la mesa dos fue;

grinch • hyunsung osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora