Mi Pequeño Gran Valiente

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Aquella habitación que durante años había sido testigo de innumerables muestras de amor y alegría, que solía ser el lugar más agradable de su hogar, ahora era el lugar más deprimente y lúgubre. La inmensa cama donde había disfrutado de grandes placeres y recuerdos, ahora contenía el cuerpo enfermo y moribundo de la que durante años había sido su único amor.

Draco se mantuvo durante varios minutos en el umbral de la puerta, observando a aquella mujer que lo había cuidado y perdonado a pesar de todo lo que había pasado entre ellos, aquella mujer que había prometido estar con él en las buenas y en las malas. La habitación se había mantenido en una completa oscuridad a petición de ella misma, a pesar de que en los últimos meses la enorme ventana que daba al hermoso paisaje de los jardines de Malfoy Manor había sido la única fuente de luz que ella podía tolerar.

- ¿Ya puedo ver a mami? – Una dulce e inocente voz se hizo presente en aquella silenciosa habitación. Draco bajo la mirada hacia su pequeño hijo Scorpius de tan solo 6 años de edad. Su hijo era la viva imagen de él cuando tenía su misma edad, era impresionante como los genes Malfoy podían hacer que una mini copia suya volviera a nacer. Al ver su rostro angelical, un dolor comenzó a crecer en su pecho, Scorpius ya había sufrido la pérdida de una madre, la única diferencia con aquella ocasión, había sido que él no había tenido conciencia de ello al ser solo un recién nacido cuando Astoria murió... Pero ahora, su hijo era más consiente y le dolía en el alma saber que sufriría una segunda perdida, con la diferencia de que en esta ocasión él si sufriría con su partida.

- Si, tu mami quiere verte, vamos.- Con una leve sonrisa, Draco tomo su pequeña mano y comenzó a adentrarse en la habitación hasta llegar a la cama, en donde su esposa se encontraba descansando. En cuanto estuvieron frente a la cama, Scorpius soltó la mano de su padre y comenzó a trepar en ella hasta poder estar cerca de su mamá. Una vez hecho eso, acerco su rostro al de ella y deposito un pequeño beso en su frente, un gesto que Scorpius siempre hacia para poder despertarlos. Draco al ver aquello, no pudo evitar sentir otra punzada de dolor, ese truco muy pronto ya no funcionaría con ella.

-Oh, mi bello príncipe vino a mi rescate.- Una leve y débil voz se hizo escuchar en aquella habitación. Draco pudo ver como su esposa poco a poco comenzó a abrir los ojos, y como estos se posaban en su pequeño hijo. Gris contra castaño, salud contra enfermedad. Pasaron varios minutos en los que ella permaneció así, únicamente contemplando el rostro del hijo que ambos habían criado. Los ojos de su esposa poco a poco comenzaron a llenarse de lágrimas, lagrimas que nunca dejo caer, al menos no frente a Scorpius, ella siempre había intentado dar la mejor imagen de su enfermedad. Si había algo que Hermione Malfoy odiara más que perder, era que la vieran vulnerable. Ella siempre había mostrado su lado más fuerte y cariñoso con Scorpius, no quería que el pequeño la viese triste, decaída, derrotada, por aquella maldita enfermedad, que poco a poco iba acabando con su vida. Sin embargo, ella estaba en su límite, no soportaría durante más tiempo todo ese dolor y sufrimiento sin derrumbarse ante su hijo.

Draco al ver que ella rompería en llanto en cualquier momento decidió intervenir, aclaro su garganta un poco llamando su atención. Al hacerlo, ella dirigió su mirada hacia él, y su dolor se incrementó. Cuando Draco y ella se habían casado solo 4 años atrás, él había pensado que al fin podría tener la familia que siempre había deseado tener, una familia unida, feliz, amorosa. Sin embargo el destino era traicionero y cuando pensó que la felicidad al fin había llegado a él, la desgracia toco a su puerta.

Cuando Astoria murió él se había devasto, había querido mucho a Astoria y su muerte lo había dejado triste, sin embargo no podía derrumbarse porque ahora un pequeño ser dependía enteramente de él, por el bienestar de su hijo y por el recuerdo de Astoria, Draco logro salir adelante. Tomo tiempo superar su perdida, pero teniendo a Scorpius en su vida su dolor fue menor y logro sobrellevar su duelo.

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