Aquel día prometía ser uno agradable pues después de varios días donde el calor había sido insoportable por fin el clima estaba templado, ni calor ni frío. Era perfecto.
—¿Ya viste que se esta mudando una familia?—Wonwoo escuchó la voz de su mamá.— ¿deberíamos ir a saludar?
—No.
—Iremos.— Wonwoo puso una expresión de disgusto.— cambia esa cara, eres muy guapo para hacer esas caras.
—Yo no quiero ir a saludar a nadie.—él sigo leyendo su libro.— igual nunca más les voy a volver hablar.
—¿Sabes que es lo bueno de que vivas conmigo?—el hijo no entendía.— que te puedo obligar a ir conmigo.
—No será tan sencillo.
—Te irás en autobús a la escuela.— Wonwoo sabía que ya había perdido, no había algo que odiara más que ir a la escuela en el mismo autobús que los demás alumnos.— ¡vamos!
Al final Wonwoo había sido arrastrado hasta la casa de enfrente. Habían cajas en el patio y se escuchaban algunas risas provenientes de dentro la casa.
—¡Hola!— Wonwoo quería salir corriendo de ahí cuando escuchó a su madre saludar a los nuevos vecinos extraños.
—Oh hola.—ambos vieron a una señora de cabello corto y oscuro salir de la casa.
—Nosotros somos sus vecinos de enfrente y queríamos darle la bienvenida.—dijo la mamá de Wonwoo con una sonrisa.
—Que amables, en definitiva es un lugar muy agradable.— contestó la otra señora.
—¿No vas a presentarte?—Wonwoo sintió un golpe leve en el brazo por parte de su mamá.
—Soy Jeon Wonwoo, bienvenida.—él fingió una sonrisa.
—Que lindo niño.—la señora miró al interior de la casa.— yo también tengo un hijo y creo que son de la misma edad, debe andar en su habitación.— la mamá de Wonwoo sonreía.— pero donde dejé mis modales, pasen.— Wonwoo quería decirle que no, que tenía un libro por terminar que ir a leer, pero su mamá ya estaba dentro.
Al final Wonwoo pudo ver como ya tenían la sala casi lista aunque aún se miraban algunas cajas, la cocina era aún un desastre, escuchaban voces en algunas de las habitaciones de la casa. Si de algo estaba seguro Wonwoo era de que la casa sería un lugar muy acogedor.
—¡Soonie!— Wonwoo seguía mirando algunas decoraciones de la casa.— ven un momento, por favor.
Se escuchaban pasos por el pasillo que daba a las habitaciones.
—Mira Soonie, son los vecinos de enfrente. Saluda.
—Mucho gusto.
—Pero que joven tan más lindo.— la mamá de Wonwoo quería tocar su mejillas.— hijo saluda.
Todos vieron a Wonwoo quien observaba algunos libros que estaban en uno de los sillones de la sala, así que realmente no había puesto atención a lo que había pasado.
—Hijo.— su mamá le tocó el hombro asustándolo un poco.— saluda.
Wonwoo se sintió un poco apenado por estar viendo cosas que no eran de él.
—Lo siento.— él se quedó sin palabras cuando miró al otro chico. Estaba ahí parado a lado de la señora tierna, su cabello estaba teñido obviamente pues las raíces de su cabello oscuro se estaban haciendo presentes, llevaba ropa cómoda, claramente debido a la mudanza, no era tan alto pero tampoco muy bajo de estatura.— Wonwoo.
—Soonyoung.—contestó con una sonrisa.
—¿Por qué no se conocen?— sugirió la mamá de Wonwoo.
—Si, Soonie no te haría mal hacer un amigo antes de que vayas a la escuela nueva.— Soonyoung seguía sonriendo.
Ellos se quedaron en la sala mientras ambas señoras iban a la cocina, era un momento incómodo pues no sabían como empezar una conversación o cómo conocerse más.
—Y ¿te gusto tu nueva casa?— pregunto Wonwoo intentando romper un poco el momento incómodo.
—Sí, bastante.
De nuevo estaban en silencio. ¿De que más podían hablar?
—¿Te gusta leer?— era el último intento que haría Wonwoo de hablar con aquel chico.
—No mucho, me da sueño.— aquello le decía a Wonwoo que no serían amigos, pues su actividad favorita era leer.— soy más que bailar.
—¿Bailar?—Soonyoung asintió.
—No hay ningún otro momento en que me sienta más libre que cuando bailo.— una sonrisa había apareció en el rostro del rubio.
Algo le decía a Wonwoo que aunque sus madres quisieran que fueran amigos no podrían serlo, eran diferentes.
Veamos como sale esto >.<
