28

299 15 4
                                    

"Si lees esto es por que has tenido un día duro. Nada se hace más cuesta arriba que no verte. Eres valiente e inspiración, eres fuerte y toda una guerrera. Días malas habrán siempre, pero puedes transformar los y convertir los en magia. Merece la pena todo el esfuerzo que haces, así que respira tranquila, estas en casa.

Te quiero,

Carla"

Me llevé la carta al pecho y moví mis hombros, recibiendo la carta con un abrazo enorme y una fuerza rompedora para alegrar me el día. Sonreí toda la tarde-noche al recordar esos detalles que Carla tiene siempre conmigo. Estoy deseando verla.

Llevo desde bien temprano preparando la maleta para irme a Málaga. He metido algún que otro vestido más arreglado, por que tengo la intención de llevar a cenar a Carla. Por supuesto, no pueden faltar unos tacones y unas zapatillas de deporte cómodas, para poder ir a la montaña con los perros. El avión sale por la noche,bastante tarde.. Pero es la mejor opción, es la única forma de evitar las masas de gente demandando fotos, y la opción más viable para que los paparazzis no se dediquen a vender nuestra vida privada a nuestra costa. Pasé la mayor parte del día trabajando y después con amigas. Nos fuimos de tiendas, y me compré algún que otro modelito bastante provocador. De vuelta al coche, pasamos por una librería. Decidí entrar y dejar me llevar por la inercia de mis manos para escoger el libro que me llevaría a casa. Tras dar un par de vueltas, opté por comprar una guía de Nueva York. Llevo mucho tiempo dando le vueltas, y me muero de ganas de volver, pero esta vez acompañada. Tendré que hablar con Juana cuando llegué a Málaga para cuadrar su agenda y poder darle una sorpresa a Carla. Así fue como de manera espontanea se me ocurrió pasar tiempo con ella, en otra ciudad, una ciudad grande donde pasar desapercibidas, donde poder sentirnos libres lejos de los focos y las cámaras.

¡No puedo esperar a ver la cara que pone! -Pensé nerviosa-. Al cenar, pasé por casa a recoger la maleta y Patricia me llevó al aeropuerto.

-¡Que vaya bien amiga! Me tienes que traer algo de Nueva York..-Me dijo abrazada a mi-.

-Por supuesto que traeré algo. ¡No lo dudes! Sobre todo recuerda que es una sorpresa, que todavía no se cuando voy a poder dar decirse lo.. no te vayas de la lengua..-Le dije señalando le con el dedo indice de forma acusativo-.

-¡Soy una tumba! Va ves, que al final llegas tarde y tienes que facturar.. ¡Te quiero! Llámame cuando llegues.

-Lo haré ¡Te quiero amiga! Hablamos.. -Le dije besando le las mejillas.

Me despedí de ella y comencé a caminar hasta el mostrador de facturación. Pasé el control de seguridad y al entrar en el detector de metales, saltó la alarma.

-Por favor señora, quite sé todo el metal. -Decía un guardia con cara de pocos amigos-.

-No llevo nada metálico.. -Le dije tocando me los bolsillos.

-Pase otra vez..

Volví a pitar.

-Ponga se a un lado, y quite se los tacones. Ponga se descalza en esta maquina.

Hice todo lo que el agente me dijo, con mala cara, ya que sus formas no fueron las mas correctas. Me subí a una máquina que al parecer funcionaba como un escáner. Después de esa máquina, me hizo una prueba aleatoria de detección de drogas. Cogí mi bolso, y me fui con un agente a otro mostrador, puse casi todo lo que levaba dentro de una bandeja de plástico de color gris oscuro, y el agente con unos guantes, pasaba un papel sobre algunas de las cosas mas destacarles, en este caso, el móvil, la cartera y las llaves de casa.

-Este papel, cuando entre en contacto con la formula preparada de este tubo de aquí, nos dirá si ha entrado en contacto con drogas. Se hace de forma completamente aleatoria. -Añadió con un tono algo más risueño que el otro guardia-.

Cuestión de pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora