Nightmare [jjk]

Nightmare| Capítulo V

Había pasado una semana desde que Hyemin fue aceptada en la librería de los Park, y no podía dejar de agradecerle al cielo el haber puesto en su vida a Jimin. El chico no había hecho más que salvarla al ofrecerle el empleo, pues a pesar de que sus padres le mandaban dinero, la única verdad era que no le alcanzaba en lo absoluto así que el trabajo le había caído como anillo al dedo. Los horarios eran flexibles y la paga, exorbitante, era más de lo que alguna vez había imaginado.

Y aunque todo aquello sonaba excelente prefirió ocultarlo a sus padres, pues ellos se habían sacrificado demasiado para cubrir todos los gastos de su mudanza y la colegiatura para que Hyemin se concentrara únicamente en la escuela, pero a veces los docentes pedían material que se salía de su presupuesto y el tener que pedirles más dinero no era una opción, suficiente era que hayan tenido que sacrificar varias cosas para cubrir el pago del alquiler del departamento en el que vivía el último mes.

Así que calló que ahora trabaja de medio tiempo en una librería, al fin y al cabo era un secreto que no afectaría a nadie.
La pantalla de su móvil se encendió y el nombre de su (nuevo) amigo apareció en ella.

Hyemin
Odio mi risa, suele ser muy escandalosa.
(04:30 p.m)

Jungkook
Opino distinto, creo que tu risa es linda.
(04:30 p.m)

Rió al leer el mensaje que Jungkook le había enviado y amagó a escribirle, pero el tintineo de la campanilla que colgaba sobre la puerta le indicó que había ingresado un nuevo cliente y debía dejar las distracciones, alzó la mirada para encontrar a un chico de bonitos ojos entrar a la tienda.

—Bienvenido a la librería Park—su voz sonó incluso más fina de lo que era, probablemente porque se había impresionado con el físico del chico.
El asintió amable y se dirigió a la sección de romance.

O está enamorado o está buscando un regalo para alguien. Pensó.

Jungkook
Opino distinto, creo que tu risa es linda.
😄
(04:31 p.m)

Sonrió cuando su amigo le envió un emoji adicional a su mensaje y solo pudo pensar en cómo su amistad
había cambiado desde aquella cena espontánea.
Era increíble como tomó otro camino, uno más agradable y cálido, y sin darse cuenta ya se mensajeaban todos los días y pasaban la mayor parte de la clase de historia platicando sobre la última serie que habían visto.
En general su vida parecía haber tomado un curso tranquilo, de ensueño, pero de alguna forma algo la inquietaba, de un tiempo acá se había sentido observada y aunque se esforzaba por ignorarlo, lo cierto era que había perdido el sueño por eso, pero aún no se atrevía a expresar esos pensamientos en voz alta, porque eran eso, pensamientos, ideas en su cabeza que parecían reales, pero que desafortunadamente no tenía pruebas que confirmara sus sospechas, nada en concreto más que la corazonada.

Su celular comenzó a sonar y antes de siquiera poder ver quién le llamaba, el tintineo de la puerta sonó y un Jungkook entusiasmado apareció frente a ella con una sonrisa encantadora y un suntuoso ramo de flores amarillas.
Sacudió la cabeza, tratando de alejar la maraña de pensamientos que la ofuscaban y lo miró con una mezcla de ternura y extrañeza, y como si el chico hubiera leído su mente, comenzó a explicarse con timidez.

—Son para ti—sonrió tímido y extendió el ramo hacia ella—¡Feliz cumpleaños, Hye!

La chica abrió la boca, sorprendida por dos cosas, la primera, el haber olvidado su propio cumpleaños y la segunda, que Jungkook le había atinado a sus flores favoritas, rosas amarillas. Jamás le había ocurrido algo como olvidar su cumpleaños, pero lo dejó pasar porque había estado tan ocupada con su nuevo trabajo y tratando de ganarle al insomnio, que no podía culparse. Sonrió tímida ante la mirada de su amigo y aceptó el gran ramo.