CAPÍTULO 10

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El duelo en todo el imperio se decretó una vez que la muerte del soberano fue confirmada por la casa Jeon. Supuso una pérdida muy grande para toda Kivara. El gran Haneul fue un monarca justo, que veló por la paz y la abundancia. Fue por ello que muchos habitantes le rindieron tributo por su dedicación y cuidados. Sin dudas, su reinado quedaría marcado en los futuros libros de historia como uno de los más prósperos y apacibles de todos los tiempos.

Muchos tenían esperanzas de que su sucesor al trono, el príncipe Jungkook, al ser entrenado por su padre, se volviera un fiel reflejo de ese carácter fuerte, sagaz y austero. Y él tenía todas las expectativas de Kivara puestas sobre sus hombros.

En el castillo de Giri, Jimin terminó accediendo al pedido de Taehyung, sin un por qué claro. Prometió acompañarlo a Armembrá y quedarse a vivir en la residencia Jeon hasta que cumpliera la mayoría de edad y completara su instrucción.

El estado anímico del peliceleste consiguió un equilibrio moderado después de escuchar eso.

Por una parte, la culpabilidad que sentía por no haber prestado la atención requerida a sus deberes reales, lo carcomía por dentro. Pensó que hubiera podido intercambiar unas últimas palabras con su progenitor. Pudo haberlo hecho sentir más acompañado y reconfortado ante la perspectiva de su muerte. Sólo deseó que, donde quiera que su alma esté, pudiera perdonarlo por ser tan codicioso por la atención de un chico rubio que, a sus ojos, tomó su corazón y estaba autorizado a hacer lo que quisiese con él.

Por el otro, saber que su ángel se hallaba en la misma sintonía, lo llenó de alegría. El pequeño se preocupó por su estado, fue a buscarlo, a consolarlo. Si no le interesase, lo hubiera ignorado, ya que no había una cercanía entre ellos. Eso sin contar que pudo tener la oportunidad de besarlo, de sentir más de cerca su calidez, de tenerlo entre sus brazos, tal como fantaseó días y noches. Se sintió increíble.

Jimin era irreal y etéreo, como el sueño más bonito que se pudiera tener. Tan palpable y vívido que sentía miedo de despertar y darse cuenta de que no fue más que una ilusión de su mente dormida. Quería tenerlo a salvo consigo. Por eso lanzó su ofrecimiento, sabiendo que el doncel aceptaría. No había nada ni nadie que lo uniera a Giri, y el peliceleste apostó a que conseguiría atarlo a él, a su corazón, a cada partícula de su ser. Jimin terminaría dependiendo tanto de su favor como él de su necesidad de admirarlo a diario.

Lucía tan frágil que se mostró dispuesto a cualquier cosa con tal de cuidarlo y protegerlo de todo mal. Para eso, era de vital importancia tenerlo cerca suyo y conseguir un aliado que pudiera mantener los ojos puestos en su ángel en cada ocasión que él no pudiera.

El día antes de que la comitiva del príncipe partiera con rumbo a Armembrá, el peliceleste acudió a Kim Seokjin, el instructor, la persona que más contacto y relación tuvo con el rubio desde su llegada a Giri. Lo convocó en el despacho que utilizó como estudio para pintar sus cuadros. Allí, le comunicó su ofrecimiento de sopetón:

-Señor Kim, me gustaría pedirle que considere la opción de dar continuidad a sus servicios como enseñante para el joven Park Jimin, en el palacio de Armembrá. Estoy más que dispuesto a compensarlo monetariamente por su traslado y le otorgaré todo lo que usted considere necesario, tanto para su comodidad como la de Jimin.

-Antes que nada, es señorito Kim, pequeña... eh... su Majestad –sonrió incómodo, conteniendo a duras penas la muletilla que utilizaba con su pupilo. –En segundo lugar, quisiera ofrecerle mis condolencias por...

-No se preocupe por ello, señorito Kim –Taehyung esbozó una sonrisa triste, intentando ocultar lo más que podía sus emociones. –Mi principal requerimiento es asegurarme de poder llevarlo a usted conmigo. Lo necesito para que le brinde un seguimiento especial a Jimin y se vuelva su sombra. Mi objetivo es que no esté solo en ningún momento, porque, con el pesar del mundo, lo llevaré al nido de víboras que constituye la corte y allí no serán tan benevolentes como aquí en Giri. ¿Me explico?

Kivara (Kookmin / Vmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora