°•|Extra II|•°

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—¿Estás seguro de eso? —comentó el chico de hebras mentas ojeando los bebés que cargaba el contrario, haciendo muecas de vez en cuando por las sacadas de lengüita que hacía la pequeña que él mismo cargaba en brazos

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—¿Estás seguro de eso? —comentó el chico de hebras mentas ojeando los bebés que cargaba el contrario, haciendo muecas de vez en cuando por las sacadas de lengüita que hacía la pequeña que él mismo cargaba en brazos.

El rubio asentía con frenesí reiteradas veces, manteniendo aquella gran y gigantesca sonrisa que nadie le podía quitar en su fisonomía. Simplemente estaba feliz de tener a sus dos mini JiMin en brazos, aunque claro, la pequeña Park ya no cabía en sus fornidos brazos por lo que YoonGi tuvo que hacer de cargador.

JiMin estaba que caía, no, JiMin ya había caído en el delirio por aquel nuevo sentimiento, joder que no era una jodida broma aquella anécdota que le contó su progenitora el día en que él nació, le relató todo y cada uno de los sentimientos tan fuertes que le invadieron con fiereza para cuando la mujer lo tuvo en brazos, sin escapársele cada detalle que él mismo se estaba haciendo lugar.

Nunca antes le había atacado una enorme intensidad de proteger algo suyo, sí, sabíamos que JiMin era un sobre protector de su T/N hasta la muerte, pero con sus hijos la cosa cambia. Se sentía entre la densidad de las nubes, sumergido bajo un regocijo de alto sosiego, ni él mismo sabía explicar con palabras lo que con hechos le gritaba al mundo sobre su felicidad de sentirse un padre, de ser un padre.

El padre de los hijos que tiene con la mujer que amó, literalmente, toda su vida y que aún ama y amará hasta que sus ojos vean por última vez su excitante y tierna belleza.

—Estoy seguro de tomar ese trabajo, además sabes que lo necesito, YoonGi-hyung —miró al mencionado con cierto recelo por cargar en sus blanquecinos brazos a su pequeña niña. Después de todo, lo de papá celoso es un cliché que jamás dejará de existir.

El peli-menta le miró con aburrimiento al entrar su entendimiento a su sistema, por lo que suspiró aburrido y expulsó con cierto sofoco— Dame a uno de tus insectos para que dejes de verme con esa cara de jodido papá celoso, maldito culo de melocotón mal jugado —ladró con el típico amor-odio que su sistema cargaba a flote, pues eso le hacía ser Min YoonGi.

JiMin jadeó en desaprobación, pues aquel sobrenombre que su mayor le soltó estaba quedando en el peligro de extinción hasta que se le ocurrió volver a traerle la vida. Sus pequeños pero gruesos belfos formaron un puchero tierno a pesar de tener un aspecto de macho alfa mandón pecho sin pelo ladrillo de pared estrecha y firme. El mayor negó ante el puchero que además de ser tierno, le hacía ver como un adorable bebé que fue hace años. El pequeño JiMin de hace muchas lunas atrás.

—Bien, entonces hablaré con mi jefe para que tengas el puesto asegurado —volvió a hablar cuando en sus brazos se posaba un pequeño azabache de mejillas regordetas y de piel más pálida que él mismo.— Éste niño está igual o incluso peor de feo que su estúpido padre —se burló una vez más de su menor mientras se entretenía jugando con las pequeñas manitas del adorable bebé.

El rubio volvió a suspirar, negando a sabiendas de que su hyung era así desde la cuna y jamás cambiaría— ¿Cuándo será la entrevista? —sí, pasando por alto decidió hacer el cuestionamiento sobre el nuevo trabajo que efectuaría.

°•|¿Y si me besas?|•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora