Rutina diaria. (parte 2)

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No puedo creerlo estoy en el exterior, vulnerable a cualquier ataque.

—Oye espera un poco. Te falta la mascara. —dijo Nero mientras sacaba de su mochila una mascara antigás, una peluca blanca y un gorro. —La mascara y el gorro es para ti.

—Gracias —me puse la mascara, nunca imagine que me pondría una de estas de nuevo. La sensación oprimente se hizo presente apenas al ajuste a la medida de mi cabeza, hice lo mismo con el gorro —Me imagino que la peluca es tuya.

Cuando termino de ponerse la mascara puse especial atención a sus ojos, tengo curiosidad por saber como es que su ojo vuelve a la normalidad.  No pude apreciarlo muy bien por culpa de la mascara sin embargo pude notar que es un proceso rápido como si se esfumara la coloración amarilla y dejara visible el carmín natural de su ojo.

Me doy la vuelta para ver a los demás, ellos están haciendo lo mismo: preparándose. Aunque ya no puedo ver sus caras ya sea por lo mascara o porque está empezando a oscurecer, sé que sienten la misma inquietud.

—Mavira. —Nero me llamo.— Nuestro camino es por la ramificación 45-B, ¿Conoces esa calle?

—Sí. —En esa calle esta un centro comercial lo que significa personas y problemas. —¿No es peligroso?

­­—En realidad es más seguro de lo que parece. No te preocupes.— Nero empezó a caminar y como si mis pies tuvieran vida propia comenzaron a seguirlo. 

La cuidad tiene una calle principal y de ellas salen ramificaciones que pueden tener hasta tres pequeñas secciones, el número de ramificaciones es de 50, lo que se traduce como una cuidad mediana. Si mi casi nulo sentido de la orientación no me falla puedo decir que estamos en la ramificación 46-A, mi casa esta en la 25-C; bastante lejos.

Llevamos caminando alrededor de treinta minutos y el camino aun parece interminable, para mi suerte el clima es agradable, el aire se siente fresco en las palmas de mis manos y agita un poco el cabello que no cubre el gorro, hace un poco más llevadero el viaje. Me paro en seco en cuanto me doy cuenta de que el centro comercial esta frente a nosotros.

Las puertas automáticas se abren dejándome pasar a una cabina parecida a un elevador, pero mucho más grande que saca el aire del exterior y no dejar que el aire filtrado del centro comercial salga o más bien que el aire contaminado no entre. 

Es una edificación enorme, con paredes níveas que parecen brillar con luz propia. 

­­—Llegamos al centro comercial. ¿Qué dices, entramos?

—¡Estás loco hay mucha gente! —Nero hizo caso omiso de mis palabras y se metió al centro comercial, ¿¡qué le pasa?! —Bien supongo que hablabas en tercera persona.

Cuando la cabina me dejo pasar al centro comercial quedo pasmada por lo grande y diferente que es este lugar es casi como una cuidad a escala, las luces tienen una tonalidad azul pálida que se refleja en las paredes metálicas del lugar. La cantidad de tiendas departamentales que con seguridad rebasan las 200.

Rápidamente busco a Nero entre la multitud, no logro verlo todo está muy concurrido. Camino sin un curso, este lugar es tan grande que no dudo de la posibilidad de perderme si doy un paso en falso. Una persona de un aspecto poco común se acerca a mí, tiene un cubrebocas extraño y su piel es extremadamente blanca incluso la luz azul se refleja como si de las paredes se tratase. Extiende su mano y me entrega un volante, apenas lo tome el se aleja de la misma manera en que se acercó.

Bajo mi vista para leer el volante y dice:

¡Hoy es el gran día, usted podía ser elegido!

Tóxica (versión 2013)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora