Observar

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Cada noche, cuando todos se habían ido a dormir, él se escabullía de su cama y se adentraba en el bosque.

Todo con el fin de observar a aquella pareja que tanto había llamado su atención.

Sabía que estaba mal...

Pero jamás había visto nada así.

Su hermano no le permitía saber muchas cosas, sobre todo de sexo y algunos temas "prohibidos".

Y ahora gracias a Bilbo y las pláticas que habían tenido, se dio cuenta lo interesado que estaba en él.

No como algo romántico...pero había algo en Bilbo que le gustaba.

Esa libertad de pensamiento, y con su cuerpo.

Jamás había visto a alguien gemir así, y mucho menos imagino todas las posturas que el Hobbit y el rey practicaban.

Bilbo le había confesado todo lo que él y el rey hacían por las noches, y cuando le confeso que desearía verlo, su amigo sonrió y le indico a donde llevaría a Thorin esa noche.

Paso un rato pensando en si ir o no.

Pero al final de cuentas, decidió ir al encuentro.

Y lo que vio le dejo encantado, Bilbo estaba siendo sometido por el cuerpo de Thorin.

Podía ver el pene de su rey, penetrando a su mejor amigo.

Simplemente no podía dejar de ver, y mucho menos que su cuerpo reaccionara por todo ello.

Las primeras noches no se atrevió a tocarse, pero una noche vio a Bilbo tocarse para su rey, intentando imitar los movimientos de este.

Fue increíble, quizás por ser la primera vez, aunque eso no quitaba que las demás fueran menos satisfactorias.

Aun así, sabía que lo que hacía estaba mal.

Y que era posible que le descubrieran.

Pero de todos los enanos que habían podido hacerlo, tenía que ser el...

Dwalin, le miraba fijamente, quizás por la erección que tenía entre sus piernas, o quizás que el motivo era el Hobbit y el rey.

-buenas noches Ori...-dijo burlón.

Aquello le sentó fatal, el enano que le gustaba se estaba riendo de él.

Así que sin pensarlo salió corriendo.

Escucho los pasos de Dwalin tras de él, por lo que trepo a un árbol y se escondió.

Vio a Dwalin pasar a un lado del árbol, y pararse a unos metros.

Golpeo un árbol, y comenzó a mascullar cosas.

No podía escucharle bien, pero si entendió algo...

-bien hecho...eres un idiota-

Aquello le sorprendió.

Luego vio con sorpresa, como el enano se bajaba los pantalones, se sentaba y comenzaba a tocarse.

Hasta ahora solo había visto al enano bañándose, pero esto era totalmente diferente.

Dwalin era enorme, y bastante peludo, lo cual le parecía muy atractivo.

Sus gruñidos eran tan roncos, y podía notar la fuerza de sus manos.

La vista que tenía desde aquella rama era pésima, pero no por ello menos excitante.

Quería bajar y unirse al otro enano, pero también tenía miedo...

Qué tal si este le rechazaba.

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