3. Problemas

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Marco.

Me levanté de muy mal humor. No quería que nadie me dirigiera la palabra hoy. Tuve una pésima noche, no pude dormir ya que Mateo volvió a tener pesadillas y lo escuché lloriquear cada una hora.

Toda la noche estuve a su lado y él no quería que se lo contara a papá porque se iba a enojar por la película de terror que le prohibió ver. Le dije mil veces que no fuera a desobedecer porque las razones eran obvias.

Mi cabeza dolía a horrores. Apenas podía tener los ojos abiertos en un rato.

Cuando bajé a desayunar con los demás me mantuve callado y eso le pareció extraño a la mayoría. Tomé de la cocina una pastilla para el dolor.

- ¿Que tomas campeón? ¿Te duele la cabeza?. - quería responder de mala forma pero papá no tenía la culpa de nada.

- Desperté así, no te preocupes que con esto se me pasará.

- Si te sigues sintiendo mal me avisas. Cualquier cosa como fiebre o dolor muscular me lo tienes que decir. Con esto del virus son preocupantes cada uno de los síntomas, toma un poco de jugo de naranja que está recién exprimido.

- Si papá, gracias.- me dirigí a mi cuarto para descansar algo.

Ryan

Estoy harto.

Hace un rato atrás tenía mi partida en el PS4 de la sala de juegos y uno de mis hermanos tocó el control borrando todo lo que avancé. Les pregunté pero nadie dijo nada y ya me estoy enfadando.

- Hey Ryan ¿entendiste? - papá me explicaba una serie de cosas en la cocina y no le presté ni lo más mínimo de atención.

- Si, papá. - aún trato de descubrir quién fue el imbécil que lo borró.

- Está bien cariño, voy a salir a la tienda y ves lo que te dije. No se te puede pasar el tiempo, la olla no tiene que hervir demasiado.

Sin más se fue a comprar algunas cosas y me preocupé porque no tenía idea de lo que me dijo anteriormente pero supongo que no debió ser tan importante. Ya que la televisión me llamaba en ese minuto me senté en el sofá.

Pasó una media hora o un poco más y oí un ruido desde la cocina. Me apresure en llegar y frente a mis ojos estaba mi sentencia de muerte.

La olla se había caído al piso dejando todos los tallarines desparramados. Con los nervios de punta la tomé y me quemé toda la mano.

Tuve que soltarla provocando que cayera en el lavaplatos al lado de un vaso que explotó enseguida con el calor rompiéndose en mil pedacitos.

Las lágrimas se aproximaron en salir y justo la puerta principal se abrió.

Estaba frito.

Connor

- Chicos ya llegué. - grité al dejar las bolsas en el comedor.

Escuché unos sollozos provenientes de la cocina y corrí lo más rápido que pude mientras el miedo me invadía. Al ver a Ryan hecho un mar de lágrimas con la comida en el piso me preocupé de inmediato.

- ¿Cariño que pasó? ¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo? ¿Te quemaste? - no decía ninguna palabra. - Respira, tranquilo. - le demostraba como inhalar y exhalar pausadamente.

- Y-Yo no te escuché cuando me hablaste y quise venir a la c-cocina pero se cayó...- sus sollozos aumentaron. Lo abracé llevandolo al baño para lavarse la cara.

Pequeñas travesurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora