28. tormenta

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El sonido de la alarma hizo salir un quejido de mis labios, sonaba como si fuera en el primer piso... pero era tan escandalosa que interrumpía su preciado sueño. A veces odiaba ser de sueño tan ligero.

Al abrir mis ojos lo primero que vi fue una pared pintada de gris, las sabanas eran suaves y blancas como las nubes de esa mañana.

Mis manos se estiraron por instinto sonriendo por los recuerdos fe anoche.

Por la forma en que Jungkook dormitaba aferrado a mis caderas, con su mejilla aplastada en mi vientre, sus labios en un puchero y la punta de sus cabellos viéndose más rojizas que nunca bajo el sol.

— Koo... — mi voz salió un poco lastimada y supe que tal vez fui muy melódica. — agh, no te quiero despertar ahora, pero no puedo dormir con ese ruido.

Con mi dedo índice hice clic en la punta de su nariz y su ceño se entrecerró.

— ¿Hanie...?

— Si, soy yo... buenos días.

Abrió un ojo y luego lo cerro para abrir el otro, giro a verme, solo para volver a caer a su lugar abrazándose a mi cadera con más fuerza.

Era todo un malcriado.

— Koo... tengo que regresar a casa.

— Esta es tu casa ahora. — aún con ojos cerrados su voz salía muy profunda.

— Falta poco para que esta sea mi casa, si trabajo menos pasará más tiempo.

— Puedes trabajar aquí.

Era tan simple para él.

— ¿Crees que necesites más de mi...? Se honesto, podre quedarme el fin de semana si gustas.

No entendía mucho de la época fecunda, pero Jungkook era el rey del océano de Busan y recién formalizó una relación. Estos eran factores que influían en la resistencia a dejarme ir por unos días... aunque no sabía hasta qué punto él se aprovecharía de su situación.

— Te llevare al edificio luego por tus cosas, ahora solo descansa...

— Koo, no puedo dormir con ese ruido.

Él ni lo había sentido.

Resignado alejo sus brazos de mi cuerpo y yo me levante con una pequeña mueca. Mi cabello estaba un poco desaliñado y las puntas de mis dedos heladas, fue Jungkook al final el que me ayudo a sentarme en el borde.

— ¿Te duele demasiado? — con su cadera oculta entre las sabanas y ojos de ciervo atentos me preguntó.

— No, creo que es manejable.

— No te creo...

— ¿A-acaso no te gusto? — pregunte en un susurro mientras tomaba un jersey de Jungkook y me lo colocaba, no encontraba más prendas. — ¿es eso?

Jungkook me tomo del hombro dejándome de nuevo con la espalda entre las sabanas. Plantó un beso en mis labios.

— Soy el hombre más feliz del océano en este momento Hanie, no tienes idea.

Me bastó por ese momento. Su sonrisa era tan grande que me contagió toda la mañana.

Preparé el desayuno, tome mis ropas, organice la cocina e intente no pensar mucho en lo que había hecho. Oh, Hanam, crece un poco... acabas de acostarte con Jeon Jungkook. Nada extraño va a suceder ahora. Esto es lo que querías, lo que querían, ahora serán solo ustedes hasta el final.

— Koo, el desayuno. — atravesé de nuevo la puerta de la habitación solo para verlo en bóxer y frotando sus ojos. — ¿Siempre eres así de flojo?

𝕽𝖆𝖎𝖓 ♛ JJK¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora