Historias De Animales Para Mis Hijos

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Ukapi, el venado
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En marzo se queman los huatales para preparar la tierra que se siembra antes de que caigan las lluvias en mayo . Esto se llama roza. Nos tocó quemar la ladera de una colina . Para evitar que en fuego se riegue y se pase a las tierras vecinas , se encienden , al mismo tiempo ,los cuatro costados , de manera que las llamas se concentren en el centro del terreno . Precisamente en el centro de la ladera que nos tocó rozar , había un macizo de rocas y huatales . El fuego rodeo aquel pedazo y, de repente, vimos con sorpresa que de un rincón salió desesperada una venada con su cría. Con seguridad había esperado escondida ,

creyendo que el fuego se alejaría . La pobre no sabía que hacer y su cervatillo apenas podía seguirla . Ella vio un lugar donde las llamas eran menos altas y saltó. Pero el cervato metió la pezuñita entre dos rocas y se quedó trabado. La madre , del otro lado de la cortina de llamas , se quedó paralizada sin saber que hacer . Nosotros veíamos aquella escena también paralizados . Yo no pude más .
Me lance corriendo entre las llamas , agarre al cervatillo , lo cargue y juntos salimos del cerco de fuego. Me queme un poco el pelo y las pestañas , pero saque vivo al animalito. Cuando la venada me vio , se espanto y huyó hacia los huatales vecinos , corriendo despavorida . No sabíamos que hacer con el venadito porque calculabamos que si lo dejábamos solo , con serteza se perdería . No teníamos ninguna seguridad que la madre encontrará en medio de aquel fuego y en aquellan región había pumas y otros animales carniceros que podían matarlo . Decidimos llevarlo con nosotros a Mancotal. Construimos un cerco en la hortaliza con una malla de alambre de un gallinero viejo . Todos los días temprano le llevaba de comer . Al principio tenía miedo y no quería probar bocado . Pero , poco a poco , empezó a chupar un pedazo de trapo empapado en leche que le había preparado . Aprendió a hacerlo bien y así se alimento . Era todavía un cervatillo . Tenía la piel de color marrón claro con manchas blancas , porque los ciervos pequeños se distinguen de los adultos en que tienen manchitas blancas en la piel.

Cuando ya son grandes , las motas desaparecen y la piel se les vuelve de un color morrón oscuro suave . Según fue creciendo le fui variendo la comida : primero , lechugas tiernas y zanahorias ; después , maíz y sal . Paso el tiempo y ukapi (le pusimos ese nombre porque en alguna parte había leído que en África hay una especie de ciervos que se llaman así ), fue creciendo y creciendo . Me esperaba todas las mañanas, aunque siempre fue arisco . Se rascaba la cabeza contra los alambres del corral , porque al romperse la piel seca de estos animales , para dejar salir la cornamenta ,sienten picazón. Después de estar varios meses en la hortaliza , ukapi se convirtió en un joven venado muy hermoso y arisco . Se acercaba a la malla cuando me veía llegar pero se mantenía un poco alejado ,alerta y desconfiado . Éramos amigos pero de lejos . Se le formo la primera cornamenta y los grandes ojos se le pusieron de color avellana . Pasaron otros varios meses y una mañana brumosa , cuando le llevaba su porción de maíz y sal , me extraño no ver a ukapi en el cerco . Lo busque por todos lados , pero no te encontré . No estaba. Vi entonces que la alambrada estaba aplastada en una de sus esquinas : la que da al bosque cercano . Adivine lo que había pasado . Ukapi se había sentido ya venado hecho y derecho y un buen día decidió irse al bosque a vivir su vida de ciervo . Cómo era primavera posiblemente también había sentido la necesidad de una compañera y de la libertad . Me quedé mirando hacia el bosque y dije para mí : "!ciao ukapi; así se hace ! ¡Que ningún cerco te detenga en la búsqueda del amor y la libertad !".

Fin

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