O2

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A los 11 años.

Sí, lo sigo recordando.

Era un martes tan aburrido como las clases de lengua que dictaba la profesora Jung ese día.

El sol golpeaba en todo su esplendor al pueblo y el calor se sentía quemar en la piel, aún recuerdo la sensación.

Miraba aburrido la clase, curiosamente de esta no recuerdo casi nada ¿Gracioso no? La mayoría de mis recuerdos en el pueblo son solamente tú y yo juntos, nada más.

Recuerdo que me pateaste la silla y luego arrojaste una bola de papel a mi escritorio.

“Hyunjin me aburrí, juguemos a algo” así decía la nota y yo negué, devolviéndola.

Volviste a tirarla.

“No seas malo, juguemos o no te hablo más.”

Mirando a la profesora intenté responderte rápido. Recuerdo que te escribí “En receso jugamos, presta atención.”

Tiré la bola de papel hacia atrás con disimulo, pero lastimosamente la profesora nos descubrió.

Frustrado contigo salí del aula camino a dirección por la supuesta "travesura" en la que me habías metido, tú de lo más contento ibas saltando por los pasillos. Siempre fuiste tan risueño y despreocupado, esa despreocupación era de las pocas cosas que me molestaba de ti.

Eras un maldito loco que me tomó de la mano y desvió de mi camino a la dirección a otra parte.

Corrimos con nuestras manos juntas por toda la escuela hasta llegar a la parte trasera del jardín, junto al invernadero.

Estabas riendo como un maniático y yo no lo entendía.

“¿No me vas a decir gracias por sacarnos de esa aburrida clase?” Me miraste con esa sonrisa tan radiante que en medio de mi frustración solo me confundía.

“Jisung, teníamos que ir con el director. Si nos encuentran aquí tendremos más problemas.” Despreocupado te sentaste en el suelo con la espalda apoyada al invernadero y palmeaste a tu lado.

“Me gusta más estar contigo que dar clases”

Y con eso mi enojo se fue. Riendo me acerqué y me dejé caer a tu lado.

“A mi también me gusta estar contigo” Apoyando mi cabeza en tu hombro derecho observé el lugar donde estábamos, donde no llegaba casi el sol y pegaba una abrazadora sombra siendo entonces el que me transmitía tu compañía el único calor que sentía.

“¿Ya no estás enojado?” Negué y pregunté el porqué de tu duda. Me obligaste a separarme y a regañadientes lo hice.

No estoy enojado, Jisung” Te miré feo por desacomodarme y tú te reíste. A los segundos sentí la calidez de tus palmas en ambas de mis mejillas, las apretaste a tu gusto mientras reías.

“Pareces un pollito haciendo piquito” No podía quejarme, así que hice lo mismo y aprisioné tu rostro entre mis manos, volviste a apretar así que te imité. Entonces, habíamos empezado una ridícula guerra de apretujos de la que sólo la sombra fue testigo en merced de nuestra felicidad.

Éramos tan felices.

Entre risas volviste a hacerlo. Volviste a unir nuestros labios mientras tenías mi rostro apretujado y yo el tuyo. Pude detenerte, sí; pero sinceramente nunca supe por qué no lo hice.

O tal vez, siempre lo supe, pero nunca fui consciente de aquello.

“Por si acaso.”

Eras un maniático que me trajo mucho, gracias por tanto Jisung.

7 besos y un lamento ;; hhj+hjsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora